Semáforo o cajas de descanso: Sistemas recomendados por experto para usar celular en clase

Actualmente se tramita en la Comisión de Educación una serie de proyectos de ley refundidos, de origen en mociones, que regulan el uso de teléfonos celulares y otros dispositivos móviles en establecimientos de enseñanza básica y media. Una inquietud para padres y madres que muchas veces ven a sus hijos abstraídos en estos aparatos tecnológicos y se preguntan sobre las implicancias de su uso prolongado.

Sin ir más lejos, en Chile, el Colegio San Ignacio El Bosque anunció la prohibición de su uso por sus estudiantes el año pasado, mientras que en países en Nueva Zelanda, Francia, Italia o China el uso de celulares en colegios sencillamente está normado y/o prohibido.

Frente a la problemática, Patricio Cabello, investigador del CIAE UCh, primero precisa que no hay una relación causal directa entre el uso excesivo del celular y el bajo rendimiento académico y, segundo, aclara que el rendimiento responde a múltiples factores y que la evidencia no apoya la idea de que un mayor uso de celulares conlleve a notas más bajas.

Incluso, circula «la hipótesis, de la prueba de PISA, que decía que era claro que a medida que se incrementa el uso, hasta un uso moderado, los estudiantes que tienen mayor frecuencia de datos muestran un alza en las mediciones de matemática«, agrega.

Distracción

A su vez, Cristian Prado Medel académico de la carrera de Pedagogía en Educación Básica de la Universidad Finis Terrae, compara los celulares con otras tecnologías como las tablets y computadores, destacando su multifuncionalidad y portabilidad, por lo que pueden ser herramientas útiles para el aprendizaje. Aunque subraya la importancia de trabajar en el lapso de atención sostenida durante la infancia y adolescencia, un aspecto crucial para el desarrollo educativo.

«El lapso de atención sostenida varía mucho con la edad (no existen consensos sobre cuánto tiempo debería sostener la atención, por ejemplo, un niño o un adolescente). Pero en lo que sí hay consenso es que, en la infancia y adolescencia, trabajar ese tiempo de atención plena es primordial. Y en ese sentido (lo multitask), el celular puede ser un muy potente distractor para cualquier proceso de aprendizaje inicial», asegura Prado Medel.

Porque, de esta forma, «el problema entonces no es el celular en sí mismo en cuanto herramienta para el aprendizaje, sino que son las otras distracciones que potencialmente podrían desviar la atención de los estudiantes al encender sus celulares», agrega.

Herramienta educativa potente

En tanto, Ignacio Figueroa, académico de la Facultad de Educación de la Universidad Diego Portales (UDP), sostiene que los celulares pueden convertirse en una “herramienta educativa muy potente” si se utilizan adecuadamente. De esta forma, subraya la necesidad de que el docente sea un mediador de aprendizajes, guiando a los estudiantes en el uso de aplicaciones y recursos móviles.

De esta forma, «con una buena guía, el estudiantado puede acceder más efectivamente a la información promoviendo la Participación Activa a través de aplicaciones y plataformas educativas, motivando a los estudiantes a involucrarse en el aprendizaje. Es así que con esta mediación los y las estudiantes pueden adquirir fluidez en el manejo de la tecnología y herramientas digitales, preparándolos para un futuro en un mundo digitalizado, pero sin dejar de lado la interacción humana y la sensibilidad social«, asegura.

Además, Figueroa aboga por un currículum que promueva la responsabilidad digital y prácticas de autorregulación, como sistemas de semáforo o cajas de descanso para almacenar los dispositivos.

Conexión humana

Es así que cuando los celulares se utilizan de manera adecuada y bajo supervisión, pueden enriquecer el proceso educativo. Sin embargo, también enfatizan la necesidad de mantener la conexión humana y la interacción cara a cara como pilares de una educación de calidad. Por lo que un enfoque equilibrado que integre la tecnología en el aula sin descuidar el desarrollo de habilidades sociales y la responsabilidad digital.

De esta forma la perspectiva de los expertos sugiere que, más allá de las prohibiciones, es esencial enseñar y guiar a los estudiantes en el uso consciente y productivo de la tecnología, preparándolos para un futuro digitalizado mientras se preserva la esencia de la interacción humana y la sensibilidad social.

Directrices Mineduc

Las directrices actuales del Ministerio de Educación sugieren adaptar el uso de dispositivos tecnológicos a la edad de los estudiantes para maximizar los beneficios educativos y minimizar los riesgos: Para niños de 0 a 6 años, se desaconseja promover activamente el uso de celulares y otros dispositivos digitales.

En caso de ser necesarios, deben ser utilizados bajo la supervisión de un adulto, en momentos específicos y con rutinas definidas para su uso y posterior desconexión.

Para niños de 6 a 12 años, se alienta la incorporación de tecnologías digitales en la educación, incluyendo celulares. Estos deben ser integrados como cualquier otro material didáctico, con normativas y protocolos establecidos. Es crucial educar sobre los peligros potenciales y asegurar que el uso sea siempre supervisado por un adulto.

Para adolescentes de 12 a 18 años, se sigue recomendando el uso pedagógico de la tecnología, con un enfoque más elaborado. Este grupo etario puede beneficiarse de una exploración más profunda de la crítica de contenido, consideraciones éticas y aplicaciones creativas de la tecnología. Se debe supervisar su uso, pero también fomentar la autonomía dentro de un marco de confianza mutua.