Lagos Weber, uno de los parlamentarios que han alentado la aprobación del TPP-11 | Foto: Agencia UNO
Descartando que el Ejecutivo esté buscando dilatar la entrada en vigencia del acuerdo, la canciller Antonia Urrejola anunció que se estableció un plazo para disponer de las cartas laterales, «precisamente porque hay ciertos resquemores de que esta sería una estrategia para demorar la promulgación del tratado».
La ministra de Relaciones Exteriores, Antonia Urrejola, anunció este jueves que el gobierno se dio como plazo «hasta fin de año» para negociar los acuerdos laterales -las llamadas side letters- del Acuerdo Transpacífico, conocido como TPP-11, antes de ratificar el texto y permitir su promulgación y entrada en vigencia.
“Estamos poniendo toda la prioridad y la urgencia para lograr el máximo de side letters posibles (con los otros 10 países miembros del tratado), pero también he conversado esta semana con el Presidente y nos hemos dado un plazo hasta fin de año”, detalló la canciller a la prensa.
La noticia fue recibida positivamente por el senador PPD Ricardo Lagos Weber, uno de los parlamentarios que han alentado la aprobación del tratado. A su juicio, “la ratificación de los plazos del TPP por parte del gobierno son buenas noticias para dar certezas y buenas señales a la inversión”.
En esa línea, Lagos Weber agregó que, a su juicio, “se despeja el camino, se establecen los dos meses que, algunos considerábamos razonables de dar como plazo, y tenemos la certeza al menos, de la decisión política que ha tomado el gobierno y que el CPTPP sea una realidad a fin de año».
Ante los cuestionamientos de algunos parlamentarios de oposición respecto de que detrás de este proceso está la dilación de la entrada en vigencia del texto de parte del Ejecutivo, la canciller Urrejola respondió que el plazo acordado «es precisamente porque hay ciertos resquemores de que esta sería una estrategia para demorar la promulgación del tratado, y ese no es el objetivo”.
Este miércoles el presidente Gabriel Boric, insistió que «respetará la voluntad expresada en el Congreso», que la semana pasada aprobó el acuerdo.
«Respetamos la voluntad expresada en el Congreso. Más allá de que yo voté en contra (cuando era diputado) y tuvimos reparos, la conversación se ha actualizado, el escenario ha cambiado», reconoció el mandatario.
Considerado el tercer acuerdo comercial más grande del mundo, el TPP-11 busca eliminar o reducir barreras arancelarias en 11 países miembros (Australia, Brunéi, Canadá, Chile, Malasia, México, Japón, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam) y abarca un mercado de casi 500 millones de personas, lo que representa el 13% del PIB mundial.
El tratado sustituyó al original TPP, en el que estaba Estados Unidos hasta que el expresidente Donald Trump anunció su retirada al poco de tomar posesión en 2017.
Quienes lo defienden relevan que abre la puerta a la exportación sin aranceles de más de 3.000 «líneas arancelarias» (subproductos) y que generará ingresos anuales para Chile de 1.200 millones de dólares.
Para sus detractores, el tratado atenta contra la soberanía económica de los países y otorga a las trasnacionales derechos a demandar a los Estados en instancias arbitrales internacionales.
La discusión, de hecho, estuvo marcada por la controversia y, de hecho desde sectores oficialistas han evidenciado su oposición al tratado, precisamente por el mecanismo de resolución de conflictos, del cual el gobierno está negociando eximirse antes de promulgarlo.
Incluso este miércoles, diputados del oficialismo e independientes impulsaron un requerimiento ante el Tribunal Constitucional (TC) para “invalidar” el proceso de tramitación del tratado internacional en el Congreso.
En caso de que el TC validara el requerimiento, el proceso de aprobación del TPP-11 en el Poder Legislativo quedaría anulado.
Por su parte, desde el Ejecutivo ha puesto en duda que los parlamentarios estén dentro del plazo que establece la instancia para presentar un requerimiento.
