¿Se dirige América Latina hacia autocracias estilo «Bukele» tras crisis en Ecuador?

«Así es la televisión en vivo«, se suele decir muchas veces por los exabruptos que suceden en directo. Aunque lo ocurrido ayer en Ecuador lleva la frase más allá. Las imágenes de un presentador de televisión  siendo encañonado con una escopeta por un miembro de una banda criminal para que luego otro le deposite una bomba de fabricación artesanal en la solapa dieron rápidamente la vuelta al mundo.

No solamente por su crudeza y la demostración de poder de las bandas criminales al tomar una estación televisiva en pleno centro de Guayaquil, el epicentro de la crisis de seguridad, sino que también por ver al comunicador pedir entre amenazas de los antisociales que el Presidente Noboa termine con las medidas anti organizaciones criminales.

Luego de esto, el comandante del comando conjunto de las Fuerzas Armadas de Ecuador transmitió un mensaje la noche del martes junto a la ministra de Gobierno y del Interior, el ministro de Defensa y el director de la Policía Nacional, en el que señalaba que una veintena de bandas criminales “habían pasado a ser un objetivo militar”.

Una declaración que ya preocupa a los organismos internacionales.

“Seguimos con inmensa preocupación los graves hechos de violencia cometidos por bandas delincuenciales», aseguró Juanita Goebertus, directora de la división de las Américas de Human Rights Watch (HRW). Aunque “La decisión de caracterizar un contexto como conflicto armado interno debe ser siempre técnica y basada en el derecho internacional humanitario. De lo contrario, se ponen en riesgo los derechos de la ciudadanía”, advirtió.

«Método Bukele»

Medida quizás tardía ante la penetración de las organizaciones criminales en la sociedad ecuatoriana.

Un poder desatado que se contrasta con las imágenes de El Salvador, comando por el Presidente Nayib Bukele (42), que ha controlado a las bandas, en particular a Las Maras, con mano de hierro sin cuestionamientos propios en torno a los encarcelamientos masivos y a las acusaciones de violaciones sistemáticas de Derechos Humanos al interior de las cárceles.

Es precisamente ahí, en los centros penitenciarios, en los que se incubó el desastre que el mundo vio en vivo desde Ecuador.

Cárceles tomadas por las organizaciones criminales donde el Estado de derecho no puede penetrar. Ante esto, el Presidente Daniel Noboa (36), de orientación neoliberal, anunció el Plan Fénix, del que apenas se tienen detalles, pero en el cual ya resuena el nombre Presidente salvadoreño.

En este contexto, el «método Bukele» parece de exportación. Para el analista internacional Gilberto Aranda «empieza a incrementarse en los ciudadanos la búsqueda de un sheriff que pueda restituir el orden a cualquier precio» en Ecuador. «¿El problema? La erosión de la convivencia democrática«, agrega.

«La gente puede estar en algún momento determinada a votar por un tipo de liderazgo como el del Presidente Bukele, aun cuando sus libertades sean recortadas, aun cuando signifique que todos los beneficios de una sociedad democrática sean disminuidos. Y eso tiene que ver con el hartazgo con la crisis de seguridad, donde las élites políticas tienen gran parte de responsabilidad», asegura Aranda.

Crisis de seguridad en Chile

Una crisis de seguridad que también impacta en Chile en distintas formas. Aumento de crímenes violentos y tasa de homicidios, que aunque aún entre las más bajas de la región, impacta por la ferocidad de los asesinatos.

Frente a esto han aparecido tipos de liderazgo que intentan erigirse en la opinión pública en torno a la seguridad.

Rodolfo Carter en La Florida es ejemplo de ello, con los derrumbes de las casas narco y constantes apariciones en medios de comunicación, en particular en matinales para comentar la contingencia más allá de las vicisitudes de la comuna de la cual es alcalde.

Para la Doctora en Comunicación y académica de la UCN, Francis Espinoza, el «método Bukele» ha impactado a «nivel interno, a falta de un liderazgo nacional en ese estilo, en algunos municipios que han ido adoptando ese tipo de liderazgo político».

Aunque «la estrategia de “mano dura” es cortoplacista, va generando modelos de erosión democrática porque en este caso el liderazgo se construye adquiriendo más poder vía normas y decretos», dice mientras advierte que esta vía ignora temas como la «educación, que a largo plazo puede ser efectivo contra la delincuencia», agrega.

Un tipo de liderazgo que debería «aparecer fuertemente en las próximas elecciones municipales«, asegura frente al escenario nacional y regional de crisis de seguridad y al año electoral 2024 que se avecina para elegir 345 alcaldes y 2.252 concejales, pero también 16 gobernadores y 302 consejeros regionales.