Para llegar a buen puerto, unidad de los actores sociales

La justa lucha que los profesores han llevado adelante por largo tiempo y que han sintetizado en cinco puntos, la llamada “agenda corta”, ve durante estas semanas uno de sus puntos más álgidos. Cruzada por “telefonazos” desde el Ministerio de Educación, una crítica a la representatividad de la dirigencia de Jaime Gajardo, la escasa cobertura comunicacional de los medios de comunicación tradicionales, la respuesta desde el PC, que además de blindar a sus cuadros, entiende a la movilización como uno de los tantos productos del “anticomunismo”, y una nueva propuesta desde el Ministerio al finalizar la semana, el escenario se nubla bastante por lo que se hace necesario pensar en cómo despejar estos elementos para proyectar un proceso donde el apoyo desde el mundo estudiantil trascienda las declaraciones y se transforme en acción.

Los cinco puntos que los profesores plantean, descongelamiento del ingreso mínimo docente que no se ha modificado desde el 2010, fin al agobio laboral docente que obliga a los profesores a llevarse “tarea para la casa”, pago de la deuda histórica, bono de incentivo al retiro y titularidad para los y las docentes a contrata, son sin duda consecuencia del abandono de la educación a las leyes del mercado, donde los docentes son explotados en esta carrera por captar matrículas y subvenciones a toda costa. Esto nos obliga una vez más a entender que la lucha por desmercantilizar la educación y recuperarla como derecho social no es sólo una consigna, ¿existe una real solución a las demandas de las y los docentes en un sistema educativo como el actual? ¿Soluciona la simple inyección de fondos las condiciones de explotación a las que están sometidos las y los docentes? La respuesta es no, mientras las municipalidades cierren y fusionen colegios bajo criterios de comparación de gastos e ingresos, mientras el SIMCE siga siendo la herramienta para determinar la calidad de la educación, mientras el lucro pueda seguir existiendo vía arriendo de inmuebles, las condiciones en las que se enseña seguirán bajo amenaza. Se requiere de una reforma integral para transformar el sistema completo, la respuesta es que nuestra lucha es la misma.

Por tanto, resulta clave proyectar esta lucha de las y los docentes hacia la concreción de una reforma educacional como la que el movimiento social dibujó, como la que a Chile se le prometió, con una amplia participación social. Considerando el escenario actual, donde el gobierno parece cada vez menos interesado en oír al movimiento social, dando paso a la vieja política de gobernar sin representar intereses sociales relevantes, con acciones como presionar a la comisión de educación del Senado para acelerar el despacho de los proyectos de fin a la selección, lucro y copago para que estos sean aprobados durante enero, los actores de la educación que abogamos por la transformación de esta, nos enfrentamos a una tarea compleja.

Desde ya y en miras del 2015, es necesario rearticular la unidad programática amplia que caracterizó la movilización del 2011. Las demandas sectoriales de profesores, secundarios, universitarios de instituciones tradicionales y privadas, tienen su punto de encuentro en el anhelo de desmantelar el modelo educacional pinochetista y concertacionista que ampara al lucro y lo pone como motor de la educación, para reemplazarlo por uno que permita la educación pública, gratuita, de calidad que garantice este derecho para todas y todos, otorgando condiciones dignas para quienes decidieron dedicar su vida a la enseñanza. Los estudiantes de Chile están con sus profesores, ¡arriba profes de Chile!