Avisos Legales
Opinión

El Marco del abuso

Por: Jorge Brito Hasbún | Publicado: 08.08.2017
El Marco del abuso nelson | Foto: Agencia Uno
A 4 años de mi detención. A dos años del asesinato de Nelson Quichillao, el Marco del abuso se amplía, el de la impunidad crece. Los derechos humanos en democracia no pueden ser un libro de historia, sino que una pelea permanente por la dignidad de nuestra gente.

El Marco del abuso es grande. Se apellida Guerrero, como también impunidad. Se siente como un puñete que rompe el mentón, como una rodilla que asfixia contra el piso del bus policial, como una bala que mata a Quichillao, o como sus políticas de impunidad.

Cuando era niño, tuve un amigo que se llamaba Marco. No terminó el liceo, y como muchos otros del sector donde vivía, trabajaba el campo por jornal, y una que otra peguita por ahí.

No supe más de Marco, o algún otro Marco, sólo hasta hace 4 años.

Con este, no nos hicimos amigos. Fue un shock, un fantasma por dos años, y luego un imputado. Tenía su rostro grabado, sus ojos saltones, sus mejillas sobresalientes del casco, pero no podía imaginarlo en la calle, caminando, o encontrarlo en el supermercado. Lo vi por primera vez de civil, el martes 22 de septiembre del 2015 dentro del regimiento Maipo de Playa Ancha. Esta vez era un careo, entre él y yo. “Lamentablemente” las cámaras del bus policial tenían la memoria llena, y sólo tenía de pruebas mi constatación de lesiones, mis puntos en el rostro, mis contusiones en los genitales, mi operación a la columna, tu palabra y la mía. Tres horas nos tuvieron sentados a 20 centímetros de distancia, codo a codo respondiendo a sus preguntas. Dos funcionarios activos de Carabineros, la Fiscal Militar, Marco y yo. Entre dichos, y apretujones de mi estómago, sabía que a la salida me esperaban la Abogada voluntaria que me ha acompañado sin cobrarme un peso por cuatro años, mii madre, que viajaba para acompañarme, mi hermana, mis compañeros y compañeras de tantas peleas, y la Confederación de Trabajadores del Cobre, compañeros de Nelson Quichillao, asesinado por el mismo Marco.

Nelson no pudo pasar por un careo, ¿qué hubiera dicho Quichillao en ese momento?

Que se cruzaran las historias parece de novela. No fue la Justicia, sino que la prensa, un capítulo de Informe Especial de TVN, permitió que los denunciantes nos encontráramos, pues el responsable era el mismo.

¿Qué hace una institución ante estas denuncias? ¿Cuándo deja de ser un caso aislado? ¿Cuándo deja de ser solo de responsabilidad del imputado?

Escribí incansablemente a Diputados, nos reunimos con Ministerio de Defensa, del Interior, de ONGS y de Carabineros. Todos lo encuentran terrible, pero nadie hizo nada. A excepción de la misma institución de Carabineros, quienes en un comunicado oficial argumentaron que las lesiones (graves y acreditadas en el Servicio Médico Legal) se originaron producto de que perdí el equilibrio al subirme al bus policial.

El Sumario Administrativo concluyó desestimar las acusaciones. La Corte Marcial ha solicitado el cierre del caso en dos oportunidades. Marco fue ascendido de sargento segundo a sargento primero. Y hoy se mezcla con los funcionarios que sí son de vocación y le dan valor a nuestro país.

A 4 años de mi detención. A dos años del asesinato de Nelson Quichillao, el Marco del abuso se amplía, el de la impunidad crece. Los derechos humanos en democracia no pueden ser un libro de historia, sino que una pelea permanente por la dignidad de nuestra gente.

No hay Carabineros buenos. No hay Carabineros malos. Hay personas buenas, y otras que hacen el mal, sin importar el daño, sin importar las leyes, sin importar el sufrimiento o incluso la muerte.

He reflexionado mucho en hablar o no hacerlo. Me demoré un mes en decidir compartir esta reflexión. Cuesta ser parte de un todo, y abandonar lo individual. Pero no podemos obviar que detrás de cada frenteamplista, de cada militante o adherente, hay una historia, y que sin vestirnos con ropajes ajenos, hoy transitamos en un camino común.

Jorge Brito Hasbún