Avisos Legales
Opinión

¿Quién dijo que la farándula está muriendo?

Por: Jaime Coloma | Publicado: 13.10.2017
¿Quién dijo que la farándula está muriendo? |
Ya no necesitamos de modelos discotequeras que rodean a insignes futbolistas, tenemos políticos, actores sociales y muchos, pero muchos comunicadores que, a pesar de renegar de ella, darían una parte de su cuerpo para seguir siendo arte y parte de éste ni tan nuevo constructo social.

Han sido días aciagos los que siguieron el partido contra Brasil el pasado martes 10 de octubre. La población chilena está en una gran mayoría triste y hasta desconcertada (escuchaba a un compañero de entrenamiento decir que había quedado en una situación límbica, como en blanco porque para él el fútbol es algo muy serio), los matinales no hablaron de la marraqueta crujiente, ni de la mantequilla sabrosa o el café/té más dulce. Por el contrario, abocaron sus fuerzas a tratar de entender que había pasado, la respuesta la dio una bomba personal que hablaba de conductas privadas de alguno de los futbolistas en una red social (cada día menos privada y más pública).

En Instagram una airada esposa del capitán de la selección hacía sus descargos contra la derrota y dejaba entrever toda la emocionalidad de un pueblo, que cada día más acostumbrado al espectáculo/farándula disfrutaba con ésta nueva rencilla que justificaba mágicamente un mal desempeño en la cancha del balón pie. Saltaron a la palestra conductas poco deportivas y adicciones nunca tratadas y siempre silenciadas gracias a los triunfos de la Roja. Un clásico ya de nuestra sociedad, si eres aparentemente exitoso y tu cuenta corriente es abultada, da lo mismo cómo te comportes o cáles sean tus carencias emocionales, total, eres completamente funcional al sistema y eso es lo que vale. El deporte/espectáculo que es el futbol hoy en día se vio entrampado en una maraña farandulera de aquellas que ya se había manifestado un poco, gracias al mal desempeño de otro futbolista producto de su nueva relación con una actriz y modelo muy rubia, “cuica”, que lo hacía desconcentrarse generando variados memes y airados comentarios de los hinchas, incluyendo entre éstos a periodistas y comunicadores por supuesto.

Por otra parte, la política se juega su poca credibilidad en dimes y diretes sobre quien lo ha hecho mejor en sus respectivos gobiernos. Michelle Bachelet tiene ahora un nuevo punto en contra producto de una posverdad desarrollada en el matinal “Hola Chile”, donde dieron larga tribuna a un molesto panelista que decía que ella debía justificar el abultado costo de los pasajes con que había llegado a ver a la selección chilena a Brasil (M$35.000), hecho que demás está decir se construye desde tribunas cahuineras en las redes sociales, cuna de cuánta posverdad (mentiras que apelan a la sensibilidad del receptor y que funcionan en la ley del: “miente miente que algo queda”), existe. Sin embargo, un matinal hace eco de ella y la transforma en noticia digna de discutir, avalar y reflexionar.

Pero esa es nuestra televisión abierta, que también se nutre faranduleramente del mundillo político, ya es consabido que la ex panelista del programa de Canal 13 “En buen chileno”, Pilar Molina, hizo más de una vez gala de su tribuna para lanzar rumorcillos de pasillo y generar chismes que prendían fuego de manera instantánea. Resulta fácil cuando la presidenta y uno de los candidatos se tranzan en discusiones como a quien quiere más la patria -o “matria”, como tan poco asertivamente dijo alguna vez una actriz en un discurso triunfalista-, como si fueran los otrora niños de un comercial de manjar que peleaban el cariño de su madre. Más allá de estas carencias afectivas de nuestros líderes, seguimos poniendo el énfasis comunicacional en la anécdota y de ideas, programas y propuestas, poco y nada. Sé que existen, pero la televisión está para otra cosa. «Para entretener», me dijo una vez un alto ejecutivo de un canal, pasando por alto el rol que tiene un medio de comunicación de masas como lo es éste y su consabida importancia a la hora de establecer identidad en una sociedad tan permeable a discursos de éste tipo.

Sí, somos y hemos construido una sociedad del espectáculo, más bien una sociedad de la farándula, donde las mentiras reinan, algunos periodistas y comunicadores son jueces y más importantes que la información que entregan y los relatos que se esparcen como reguero de pólvora son aquellos que ojala sólo se establezcan en torno a la emocionalidad bien a flor de piel de un receptor ávido de chismes y relatos que sostiene en torno a ideas y sentires propios.

¿Quién dijo que la farándula está muriendo? Está más viva que nunca y la televisión, al igual que varios otros medios de comunicación, es su reino indiscutido. Sus súbditos se han ampliado y ya no necesitamos de modelos discotequeras que rodean a insignes futbolistas, tenemos políticos, actores sociales y muchos, pero muchos comunicadores que, a pesar de renegar de ella, darían una parte de su cuerpo para seguir siendo arte y parte de éste ni tan nuevo constructo social.

Jaime Coloma