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Opinión

«Call me by your name»: Una nueva declaración de amor al cine

Por: Jaime Coloma | Publicado: 15.02.2018
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Debo decir que la película es una invitación íntima a observar de manera muy privada el mundo adolescente, con sus contradicciones, búsquedas, reflexiones y frustraciones de manera tal que permite establecerse en un registro narrativo sutil y envolvente

Siempre he creído que el rito cinematográfico exige una suerte de disposición consciente respecto a cómo nos enfrentamos a un filme. Hay una suerte de entrega mental y espiritual para poder disfrutar y acceder a esa narración espacio temporal a la que invita el cine. “Call me by your name” es, sin duda, una de las más bellas invitaciones a las que he asistido este último tiempo, quizás por eso llamo tanto mi atención que en una función exclusiva para la prensa varios de los “comentaristas” y/o “críticos” prefirieran contestar sus WhatsApp o ver su celular que, justamente y como digo unas líneas atrás, asistieran a una experiencia cinematográfica bella, sutil, sin aspavientos y fuertemente contestataria de manera casi imperceptible.

La cinta podría calificarse como naturalista por esencia, entendiendo el naturalismo como esa corriente que busca en su narrativa contar un momento de la vida de alguien acercando así dicha puesta en escena lo más posible a la realidad.

Efectivamente creo que la propuesta se suscribe en un relato realista y romántico al mismo tiempo. Las imágenes se suceden de manera fluida en una historia absolutamente posible donde nace el amor entre dos jóvenes , un amor sin mayores aspavientos ni dinámicas dramáticas más allá de como ocurre el amor, la nostalgia y el devenir de la vida. Actuaciones sólidas van estableciendo una fluidez a la que se asiste como espectador donde llega un momento en que no nos damos cuenta y ya somos parte de esa historia que relata un momento de vida, un momento sin duda importante, significativo y muy definitorio, pero que carece de efectos. Quizás es, justamente, esto mismo que menciono como si se tratara de una carencia es su gran atributo ya que asistimos a una pieza cinematográfica que se sostiene no en efectos especiales ni en impactos estéticos. Por el contrario, se trata de una historia de amor normal, bella, bien relatada, que fluye de forma sostenida y consistente durante todo el tiempo que dura la cinta.

Puede ser que el elemento disruptivo sea que la historia de amor se dé entre dos hombres, un joven de 17 años y un hombre entre los 25 y los 30 años en la década de los ’80 (1983, para ser más exactos). Esto puede resultar cuestionable más aún si pensamos en como hoy en día existen tantos cambios respecto a la conciencia sobre abusos sexuales. Sin embargo, como ya he planteado, el filme no va por ese rumbo y tampoco es que justifique el estupro o algo así, es simplemente una situación que ocurre, que se sostiene en un amor sin aspavientos, normal y de mutuo consentimiento, cuya narración nos invita a ser voyeristas de un momento en la historia personal de dos sujetos que se encuentran, donde la idea del romance se establece desde ahí, simplemente desde el amor. Esto que planteo es lo controversial de la propuesta cinematográfica, ya que plantea una relación homosexual sin ningún tipo de cuestionamientos ni juicios morales y, como personalmente creo debiera ser, algo absolutamente natural. De hecho no es tema ni él tema de ésta producción que abarca a varios países en su realización y, evidentemente, éste no ser tema es lo que la hace mucho más revolucionaria pues te obliga a querer y aceptar sin ningún tipo de prejuicio el romance propuesto.

Debo decir que “Call me by your name” es una invitación íntima a observar de manera muy privada el mundo adolescente, con sus contradicciones, búsquedas, reflexiones y frustraciones de manera tal que permite establecerse en un registro narrativo sutil y envolvente. Es una preciosa historia que va más allá de la genitalidad de sus protagonistas y que exige por parte del espectador una actitud reflexiva, pausada, tolerante e inclusiva.

Jaime Coloma