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La salida del Dr. Mañalich: un caso para educación cívica

Por: Álvaro Pavez Jorquera | Publicado: 17.06.2020
La salida del Dr. Mañalich: un caso para educación cívica Jaime Mañalich | Agencia Uno
En una decisión acertada, desde mi punto de vista, el Presidente Piñera sacó al Dr. Mañalich de su gabinete porque con el paso de las semanas quedó en evidencia la manipulación de la información. No digo que el ahora ex ministro haya sido quien personal y deliberadamente manipuló las cifras, pero es evidente que la información que durante semanas se nos entregó, a diario, no se correspondía con la realidad.

Quienes defienden al Dr. Mañalich dicen que la política es sucia y culpan a la oposición y a la izquierda de haber propiciado su salida, con el único afán de obtener una pequeña victoria política. Dicen que la pandemia no es su culpa, y que al ahora ex ministro estaba haciendo lo mejor que podía.

Lo que esas mismas personas probablemente olvidan, es que la decisión de quién entra o sale del gabinete es una atribución exclusiva del Presidente de la República y, por lo tanto, la salida en este caso de Dr. Mañalich no puede ser atribuida a ningún sector político, ni mucho menos a la oposición.

En una decisión acertada, desde mi punto de vista, el Presidente Piñera sacó al Dr. Mañalich de su gabinete porque con el paso de las semanas quedó en evidencia la manipulación de la información. No digo que el ahora ex ministro haya sido quien personal y deliberadamente manipuló las cifras, pero es evidente que la información que durante semanas se nos entregó, a diario, no se correspondía con la realidad.

Hace unos años, cuando no cuadraron las cifras de fallecidos en el SENAME, hubo un escándalo nacional y se crucificó a la Ministra de Justicia por haber entregado las malas cifras, quien finalmente, y al igual que el Dr. Mañalich ahora, terminó fuera del gabinete.

Se supone que existen metodologías y consensos de la ciencia médica que permiten obtener cierta información, como la cantidad de personas que mueren por COVID-19, o por VIH, por ejemplo. Sabemos que las personas con VIH no mueren por el virus como causa inmediata, sino por cualquier otra enfermedad; sin embargo, sabemos que la causa de muerte consignada en éstos casos, aunque sea mediata, es VIH, pues esa constatación es la que permite construir bases de datos, y al final del día contar con información precisa para poder adoptar políticas públicas sobre ese virus.

¿Es razonable que en pleno siglo XXI se nos diga que no había una metodología o un protocolo claro de cómo se debe consignar la causa de muerte de los pacientes fallecidos en casos de virus que no son la causa inmediata de la muerte? ¿Es aceptable que una semana se cuenten los muertos según las certificaciones médicas, y a la semana siguiente se cuenten según las inscripciones en el Registro Civil, y viceversa?

Los ministros de Estado son personas que habitualmente dominan con alto nivel de experiencia y/o profesionalismo una determinada área del conocimiento, a lo que se agregan ciertas características personales que les permiten liderar esas áreas.

Hace unos meses, el ex ministro de Defensa, Francisco Vidal (PPD), declaraba públicamente que, al no saber de esos temas médicos, descansaba y confiaba en el Dr. Mañalich, en una actitud de respeto republicano total.

La salida del Dr. Mañalich no se debe a la sucia política de una oposición o una izquierda que habría pedido su cabeza para ganar un punto político. La salida del Dr. Mañalich se debe a lo que el mismo ex ministro señaló al decir que se requiere un nuevo liderazgo. Ser líder en el Ministerio de Salud implica conocer los protocolos y metodologías y cómo se debe entregar la información, pues nadie podría responsabilizar a un ministro o a un gobierno por los contagios, pero sí se les puede y ellos deben responder por las decisiones de política pública que adoptan, y con mayor razón si las decisiones han sido mal adoptadas porque la información que ellos mismos deben conocer está mala.

Álvaro Pavez Jorquera