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Opinión

Generaciones y lucha por el poder político

Por: Raúl Zarzuri Cortés | Publicado: 24.02.2022
Generaciones y lucha por el poder político Marcha estudiantil en 2011 |
¿Qué caracteriza a la Generación que asumió el gobierno? La vocación de poder, cuestión que se plasmó en una planificación para la toma del poder, que tuvo sus frutos en las primeras candidaturas a diputados que llegaron a buen puerto, la conformación de partidos políticos y su participación en elecciones de variado tipo (presidenciales, alcaldes, concejales), donde han tenido una participación destacada en las últimas elecciones. Esto es lo que los distingue de generaciones anteriores: la de los 80 y 90.

Hace 21 años, a inicios del nuevo siglo, los/las jóvenes secundarios iniciaron un ciclo de movilizaciones que fue continuado por los/as jóvenes universitarios a lo largo de la segunda década de ese siglo. Su mayor logro, ¡y vaya logro!, fue instalar a un joven dirigente estudiantil en la primera magistratura nacional y a otros en ministerios de relevancia. Ese ciclo de movilizaciones permitió que los/las jóvenes pasarán a ser protagonistas de la política nacional y no ser meros actores secundarios, en muchos casos ninguneados por la política tradicional, pero también por los medios y el mundo adulto. Los convirtió en sujetos políticos que podían generar política, cuestión no menor con las caricaturas que circulaban. Por ejemplo, el “nihilismo juvenil” en política.

¿Qué caracteriza a la Generación que asumió el gobierno? LA VOCACIÓN DE PODER, que se plasmó en una planificación para la toma del poder, cuestión que tuvo sus frutos en las primeras candidaturas a diputados que llegaron a buen puerto, la conformación de partidos políticos y su participación en elecciones de variado tipo (presidenciales, alcaldes, concejales), donde han tenido una participación destacada en las últimas elecciones. Esto es lo que los distingue de generaciones anteriores: la de los 80 y 90.

Es claro que la búsqueda del poder no es para beneficio propio, sino para cambiar las situaciones de desigualdad e inequidad que viven vastos sectores de nuestro país, cuestiones que fueron detectadas a partir de los diagnósticos realizados en las primeras movilizaciones de jóvenes estudiantes secundarios y que fueron retomados por los/las jóvenes universitarios, profundizados y potenciados a través de grandes movilizaciones y que se constituyeron en la base del programa de gobierno que los llevó al poder.

Pero ¿qué ocurrió con las dos generaciones anteriores y especialmente la generación emblemática, la de los 80? Esta Generación identificó un problema: la dictadura militar y sus terribles consecuencias. Por lo tanto, se abocó a luchar contra ella para restaurar la democracia, cuestión que logró a un gran costo. Pero el problema que tuvo fue que no se preocupó por el poder. Se estaba luchando para sacar la dictadura. Sin embargo, la generación desalojada por la dictadura militar por el Golpe militar (la de los años 60 y 70, la vieja política) continuó pensando cómo recuperar ese poder.

Cuando “la dictadura es desalojada” por la llamada vía institucional, el poder es traspasado a las viejas generaciones previas al Golpe militar. Así, la generación de los 80 queda descolocada porque nunca se vio a sí misma disputando el poder y, como generación estudiantil, tuvo que transitar por las veredas de ese poder antiguo y ocupar sólo lugares secundarios, salvo algunas contadas excepciones, o irse al “exilio político” y, algo no menor, recomponer sus vidas producto de la alta energía ocupada para sacar la dictadura.

Sin embargo, hay una pregunta que se debe plantear: ¿fue una Generación que no quiso dar la pelea para generar espacios propios de poder y, si es así, habría que ver por qué; o sencillamente no pudieron porque la vieja guardia fue demasiado fuerte o son ambas cosas? Lo que queda claro es que se instalaron en esos espacios para colaborar en su administración. Algunos pensando que ya les llegaría la hora, cuestión que nunca ocurrió. Así pasaron 30 años y una generación emblemática pasó sin pena ni gloria por los gobiernos de la Concertación y la Nueva Mayoría. El llamado recambio en la política tuvo que seguir esperando.

Sobre la Generación del 90 puedo señalar que tengo una discusión con un compañero de ruta, porque creo que no es necesariamente una generación. Al parecer fue una “generación” que detectó un problema: la falta de espacios de poder para las generaciones jóvenes en política, pero que no quiso romper con la vieja política, sino que “se acomodó” –al contrario de la Generación de los 80– dentro de ella para ver si desde dentro podía generar espacios de poder, pero no tanto para producir grandes cambios, sino para ganar espacios en la administración de ese viejo poder. Eso es lo que intentó y tuvo un estrepitoso fracaso.  Y nuevamente el llamado recambio en la política tuvo que seguir esperando.

Hubo que esperar 21 años para que ese recambio se iniciara. Hoy, con el triunfo de Gabriel Boric, se ha iniciado ese recambio y estamos asistiendo al fin de un ciclo político y al inicio de otro de la mano de una nueva generación, cosa que las otras dos generaciones no pudieron realizar. La Generación que conducirá el país en los próximos años se fraguó en la lucha estudiantil y tiene como base una lealtad generacional, que se manifiesta en la primera línea del nuevo gobierno y en muchos de los otros nuevos cargos. Así, si bien hay “lealtades partidarias”, lo que hasta ahora se ha impuesto es precisamente esa lealtad generacional.

Hace 20 años atrás, nadie pensó que el ciclo de movilizaciones que comenzaba a originarse iba a cuajar en un proyecto político generacional que tomaría el poder. Nada mal para quienes fueron estigmatizados como desafectados o no estar ni ahí con la política y que los ha convertido en la Generación política más exitosa en nuestra historia.

 

Raúl Zarzuri Cortés
Director de la carrera de Sociología de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano.