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Feminismo y belleza diversa: la dignidad y el placer de los cuerpos

Por: Erika Silva Urbano | Publicado: 10.03.2023
Feminismo y belleza diversa: la dignidad y el placer de los cuerpos | La Belleza Diversa
Resulta imposible tener un desarrollo pleno de la sexualidad si la mujer no ama su cuerpo, si no se siente sujeta de derecho y si el Estado no toma medidas que instalen en el escenario público que el placer no es un anhelo suntuario.

En abril la escritora feminista venezolana Esther Pineda, doctora en Ciencias Sociales, especializada en estudios de belleza y discriminación de los cuerpos de la mujer, visitará Chile. Uno de sus libros, Bellas para morir, destaca por sus análisis de la industria de la belleza a lo largo de la historia.

Para la autora, la sociedad patriarcal utiliza diferentes medios para garantizar el poder de los hombres sobre las mujeres, uno de ellos es el establecimiento de estereotipos de belleza que definen con precisión los bordes de lo que es ser una mujer bella.

Este catálogo de requisitos para ser bella (joven, delgada, de piel clara, pelo liso, alta, cara sonriente, nariz perfilada, etc.) se instala socialmente como un garante de derechos y también como un pase expedito a la felicidad.

Las bellas tienen mejores posibilidades de acceder a un buen trabajo, son mejor recibidas a la hora de hacer un trámite o querer conseguir algo, pero por sobre todo las bellas son, en teoría, mejor amadas.

Esa construcción social genera grandes réditos a la industria de la belleza, pues sin la sensación de vacío o de tener un cuerpo que siempre debe algo, no se activaría la necesidad de consumo de maquillaje, ropa, tratamientos para adelgazar, tinturas de pelo, operaciones estéticas, blanqueadores de piel, ropa interior reductora, crema, entre otros.

La industria de la belleza prospera, y siempre lo hará con mayor fuerza, mientras una mujer menos ame su cuerpo. Se naturaliza entonces el absurdo clivaje entre el “me acepto” o “no me acepto”, cuando lo natural debiera ser simplemente ser.

Los indicadores de salud mental de las mujeres ya eran preocupantes antes de la pandemia. Después de esta, los indicadores volvieron a alertar. Entre los datos más importantes está el aumento de la depresión de un 24% a 38% entre el 2019 y el 2021, con la sintomatología depresiva más presente en mujeres con un 40% (32% hombres). Así lo señala el Centro UC de Encuestas y Estudios Longitudinales UC y ACHS 2021.

Una parte importante de los factores que deterioran la salud mental de las mujeres son fruto de las creencias que sostienen el sistema patriarcal, lo que incide en el desarrollo pleno de la sexualidad. La OMS señala que el desarrollo pleno de la sexualidad, a lo largo de toda la vida, es un factor determinante en la salud mental de la población, en particular de las mujeres. “Urge trabajar en la educación de lo que significa la vejez para no ser edadistas, a la vez que desarrollar políticas integrales para la salud física y mental de este grupo a través de la importancia de socializar”.

Resulta imposible tener un desarrollo pleno de la sexualidad si la mujer no ama su cuerpo, si no se siente sujeta de derecho y si el Estado no toma medidas que instalen en el escenario público que el placer no es un anhelo suntuario. En tal sentido, los cuerpos y las imágenes que vemos en la escena pública deben ser un espejo de las formas que habitualmente vemos en la vida real. Se debe naturalizar que los cuerpos envejecen y ese tránsito compartido deja huellas en la piel.

Iniciativas como La Rebelión de los Cuerpos o la Belleza Diversa buscan remecer a los tomadores de decisiones para generar acciones que logren activar acciones concretas que permitan a las mujeres reconciliarse con su imagen, con su cuerpo, con su vida y con su sexualidad, terminando con las tensiones de responder a los estereotipos impuestos.

Ser bella entonces no puede ser sino habitarse con placer en el propio cuerpo y quien se habita con placer tiene mejores posibilidades de tener, a su vez, una vida sexual plena, lo cual si es uno de los factores determinante de una buena salud mental.

Hablar de belleza, placer y salud mental es hablar de política, pues la forma en que las mujeres definen y sitúan su protagonismo bajo estas coordenadas, describen sistemas de poder patriarcal.

Lograr que las mujeres se sientan bellas es una lucha cultural, probablemente una de las más difíciles que se debe dar.

Erika Silva Urbano
Magíster en Gobierno y Gerencia Pública. Docente de Salud y Sociedad de la Escuela de Medicina de la Universidad de Valparaíso y de la Academia Latinoamericana de Inclusión.