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Opinión

Vestido para matar

Por: Cristián Pérez | Publicado: 29.06.2023
Vestido para matar General Carlos Prats, ministro José Tohá y Pinochet, de combate |
¿Qué explicación existe para que, entre los generales, Pinochet haya sido el único que se vistió de esa forma? Es posible sostener que se engalanó con uniforme de guerra ya que sabía con anterioridad del Golpe a través del capitán de blindados, Claudio Lobos, su exoficial de órdenes en el Estado Mayor General del Ejército, quien había participado en el almuerzo del jueves 28 en el Blindado N° 2 donde se tomó la decisión de materializar el complot.

Hace medio siglo, la mañana del viernes 29 de junio de 1973, antes de ser removido en su cargo, el teniente coronel Roberto Souper, comandante del Batallón Blindado N°2, con tanques ligeros M-41 de fabricación norteamericana, con varios camiones con más de 80 soldados y algunos jeeps, salió del cuartel avanzando por Avenida Santa Rosa hacia el centro cívico del país.

Sus objetivos eran dos: liberar al capitán Sergio Rocha, que se encontraba detenido en el Ministerio de Defensa, porque la inteligencia militar lo había descubierto en maniobras conspirativas; y atacar La Moneda para deponer al Gobierno constitucional. Los blindados rodearon el Ministerio y la casa de gobierno, y dos minutos antes de las 9 abrieron fuego de ametralladoras contra la sede del poder ejecutivo.

Desde el interior la Guardia de Carabineros, dirigida por el teniente Pérez, respondió el fuego generalizándose un tiroteo que provocó 22 víctimas fatales, entre militares y civiles, y decenas de heridos.

Hoy se cumple medio siglo de aquel fracasado intento de golpe de Estado en el que participaron militares del Batallón Blindado N° 2, encabezados por Roberto Souper, y civiles del Frente Nacionalista Patria y Libertad (FNPL), grupo guerrillero de extrema derecha dirigido por el abogado Pablo Rodríguez Grez.

Los paramilitares al comprender su derrota se refugiaron en la Embajada de Ecuador para escapar de la justicia. Lo más probable es, como señala en sus memorias el general Carlos Prats, que en el complot estuvieran comprometidos oficiales y parte de otras unidades del Ejército, que por motivos desconocidos no salieron a la calle a manifestarse.

Ese día es recordado por dos hechos. La actuación del general Carlos Prats, comandante en jefe del Ejército, acompañado solo por el subdirector de la Escuela de Suboficiales, teniente coronel Osvaldo Hernández, el capitán Roger Vergara, y el sargento Omar Vergara. Prats, en plena Alameda, se va deteniendo frente a cada tanque para, sin derramar sangre, obligarlos a rendirse y volver a su cuartel.

Todos obedecen, menos el blindado a cargo del teniente Mario Garay, quien con la ametralladora apunta al general. Entonces, el mayor Osvaldo Zavala, ayudante de Prats, salta por atrás al vehículo y con su pistola de servicio encañona al oficial rebelde obligándolo a rendirse con lo que se da por terminado el complot. El otro acontecimiento que marcó ese día fue el asesinato del camarógrafo argentino Leonardo Henrichsen, mientras filmaba a los militares sublevados, quienes le dispararon quedando, para siempre, grabada su propia muerte.

Ese día hubo otro hecho desconcertante, y que hasta hoy ha pasado casi desapercibido. En una fotografía el general Augusto Pinochet, en ese momento, Jefe del Estado Mayor General del Ejército, aparece al lado del ministro de Defensa, José Tohá, de Carlos Prats y otro general.

A diferencia de los generales que salen en la instantánea que lucen su uniforme de diario, Pinochet con sus característicos lentes oscuros lleva uniforme de batalla, parka abierta, casco de guerra abrochado a la barbilla, fusil colgando del hombro derecho y binoculares en su pecho. Él se ha presentado a la batalla al frente del Regimiento Buin por el ala norte de La Moneda vestido para matar.

¿Qué explicación existe para que, entre los generales, Pinochet haya sido el único que se vistió de esa forma? Es posible sostener que se engalanó con uniforme de guerra ya que sabía con anterioridad del golpe a través del capitán de blindados, Claudio Lobos, su exoficial de órdenes en el Estado Mayor General del Ejército, quien había participado en el almuerzo del jueves 28 en el Blindado N° 2 donde se tomó la decisión de materializar el complot.

Vestido así le mostraba al Gobierno que era un leal y, además, el más decidido general dispuesto a utilizar la fuerza contra los golpistas. Conociendo su actuación desde el 11 de septiembre de ese mismo año, lo más probable es que su intención haya sido estar muy atento por si la balanza se inclinaba hacia los rebeldes, para desplazar a Prats, encabezar el Golpe y deponer a Allende.

La única certeza es que aquella mañana de fines de junio de 1973, hace ya medio siglo, en la que golpistas del Batallón Blindado N° 2, comandados por el teniente coronel Roberto Souper, en concomitancia con dirigentes de Patria y Libertad, atacaron La Moneda y el Ministerio de Defensa, asesinando a 22 personas y dejando heridas a muchas más, el general Augusto Pinochet, como un adelanto de lo que vendría meses después, apareció en la escena vestido para matar.

Cristián Pérez
Historiador de la UDP