Patria es humanidad: Septiembre mes de intensificación de los suicidios

Quiero que hablemos de aquellos que ya no están. De quienes decidieron dar un paso al costado, que decidieron no seguir. Quiero que hablemos de la soledad en la que muchas personas sucumben para no volver a abrir los ojos. De las familias que quedan devastadas por perder a uno de sus hijos. De las personas que quisieron quedarse cuidando, dando esperanza, a aquellas personas que quisieron estar y no pudieron, porque debían trabajar porque la pega es primero, por qué quien entiende que un hijo o una hija quiera suicidarse. A todas esas personas quiero decirles una sola cosa: Quédate.

La salud mental es una cuestión fundamental de nuestro bienestar, pero lamentablemente en Chile, esta área aún enfrenta grandes desafíos que requieren de respuestas multiescalares y multidimensionales, de un diseño institucional que sujete, hable y convoque a quienes sentí-piensan no tener un lugar en el mundo, y toman la opción de dejarnos.

Septiembre, mes de la patria y la primavera, etapa del año en la cual las tasas de suicidio aumentan. Lo anterior, según diversos especialistas, sería un fenómeno vinculado con los cambios en el clima que alteran los biorritmos del organismo produciendo más serotonina a nivel cerebral como efecto de la exposición al sol, aumentando de forma significativa nuestros niveles energéticos, y produciendo un “desajuste” respecto de quienes padecen depresión y aumentan su percepción de soledad y aislamiento con ello.

Lorena Ceballos, psicóloga, en un reciente reportaje sobre el tema señaló que “al llegar la primavera, la mayoría mejoramos nuestro estado de ánimo, se reactiva la vida social, se anuncian las Fiestas Patrias. Todos parecen motivados, pero no quienes se sienten mal emocionalmente. Su entorno trata de convencerle, generando presión e impotencia. Aumentan los sentimientos de inadecuación personal y la falta de comprensión del contexto agudiza los sentimientos de soledad con lo que crece la angustia y la desesperanza y, en algunos casos, los pensamientos de atentar contra la vida propia”.

En los últimos años, en nuestro país, existe un aumento significativo de los problemas de salud mental, lo que ha generado preocupación y la necesidad de abordar esta problemática de manera integral y urgente. Múltiples investigaciones señalan que el “paisaje cultural” en el cual se despliega nuestra vida emocional interviene de forma nodal: la inseguridad, la situación de las economías familiares, la pobreza de tiempo, la segregación social y la desigualdad operan en las tasas de desesperación existentes detrás de la decisión de terminar con la vida. Las mismas también señalan que la disponibilidad de herramientas diversas desde lo público son fundamentales. La atención psicológica por una parte, y el apoyo en políticas de Estado, de acompañamiento y prevención.

La comprensión psicosocial del fenómeno es el fundamento del por qué legislar sobre la materia, es relevante. Si no fuera por la muerte no haría falta organizarnos en instituciones que trascienden la finitud de nuestras vidas, si no fuera por la muerte no haría falta la política. Cuando alguien decide convocarla como solución a sus problemas ha fracasado la política. Somos frágiles y necesitamos del escudo protector de la comunidad.

A partir de ese diagnostico, durante el mes de agosto presenté en el Congreso Nacional el Proyecto de Ley Quédate, junto a la Diputada Helia Molina y a la Plataforma Sindicalismo con Nosotras, en la moción se busca habilitar un permiso laboral para acompañamiento a personas en riesgo de suicidio. Cuando alguien se encuentra en una situación tan extrema necesita que todo se pare un poco para poder acompañarla en esos momentos. Y es cierto, ahí tiene que estar el sistema de salud, y claramente valoramos el esfuerzo del ejecutivo en esta dirección. Pero además, hace falta que también podamos garantizar el acompañamiento que se requiere y que se presta por parte del entorno más cercano, el de los familiares y cercanos significativos.

La propuesta, que se encuentra en plena tramitación, busca aportar en dejar atrás el estigma y falta de conciencia que enfrenta la salud mental, necesitamos más derechos y garantías, para mostrar con hechos a la ciudadanía que siempre existirá una mano tendida para cuando alguien requiera levantarse. La política es una medicina amarga que muchas veces se descubre tarde, pero es necesaria.

Según los datos de la Organización Panamericana de la Salud, cada año, más de 700.000 personas se quitan la vida tras numerosos intentos de suicidio. Esto corresponde a una muerte cada 40 segundos. Se estima que la tasa de suicidio tuvo un incremento en un 17% en las ultimas dos décadas en América Latina. Es sumamente relevante dejar atrás el silencio de una realidad que causa en nuestro país la muerte de más de 1600 personas cada año y que va en aumento entre la población más joven. Hoy por hoy, hay más suicidios que homicidios.

Que el mes de la patria nos haga comprender que la patria es humanidad, que la patria es ese lugar común y afectivo en el cual sentirnos cuidados y cuidadas, que la patria son derechos y garantías sociales, instituciones abiertas y transparentes, y no una plataforma para promover discursos de odio. Patria será esa sensación de orgullo cuando podamos contar a nuestros familiares y amigos que, en los momentos más difíciles, siempre existió un abrazo para enfrentar la soledad no deseada.

Excluir no es patriotismo, porque la patria es la gente. La patria es avanzar en respuestas para que te quedes con nosotras y nosotros, porque el futuro será mejor. En definitiva, no es una persona la que es derrotada cuando toma por opción el suicidio. Es la sociedad la que fracasa cuando los vínculos no nos sostienen. Fortalecer esos vínculos es un asunto de Estado. Quédate.