Avisos Legales
Opinión

La responsabilidad será de las élites

Por: Mariano Andrade | Publicado: 29.11.2023
La responsabilidad será de las élites Imagen referencial | Agencia Uno
Sistematizando las respuestas se encontraron varios aspectos en común, siendo el primero: “la inseguridad y fragilidad de los proyectos de vida”. La gente siente temor a perder el trabajo, a pensionarse, a tener un problema de salud, a que sus hijos no tengan una buena educación. Con cualquier problema de éstos, la vida se les desmorona. Sienten que es muy fácil perder lo que han conseguido, es decir, el modelo no les da seguridad.

Ninguna sociedad puede prosperar sin paz, sin justicia, sin certidumbre sobre el futuro, sin la seguridad de que el mañana será mejor.

Hice un poco de política ficción: me imaginé dos países, Israel y Palestina, con fronteras seguras y bien definidas, con colaboración para el desarrollo industrial y agrícola, con buenas escuelas y universidades, ¿Estaría pasando lo que hoy vemos con horror, pena y resignación?, por supuesto que no.

La guerra y la barbarie se alimentan de la inequidad, de la injusticia e impunidad, del negar al otro las posibilidades de crecimiento y arrinconarlo en la marginalidad a través de la fuerza. Esto sólo fomenta el resentimiento y la violencia. La represión no es sinónimo de seguridad, al contrario.

Jesús nos enseñó hace dos mil años: “Guarda tu espada. Los que usan la espada morirán a espada”. Y es lo que está sucediendo desde hace 75 años en Israel, donde nadie puede dormir tranquilo.

En contrapunto, terminada la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos, en vez de tomar un camino de castigo y venganza hacia los vencidos, adoptó la vía contraria y apoyó con generosidad la reconstrucción y recuperación económica, activando el Plan Marshall, en Europa y Asia, con una millonaria inyección de dólares, asistencia técnica y capacitación para promover la modernización e industrialización de los países derrotados. Y desde entonces, han tenido paz y han crecido con prosperidad.

Quizás estos ejemplos debieran servirnos en Chile, en octubre de 2019 hubo un estallido social que no llegó de la nada. El 25 de octubre de ese año salieron a protestar a las calles cerca de 3 millones de ciudadanos en todo el país, sólo en Santiago fueron más de 1,2 millones, y no es que esa cantidad de gente se pegara en la cabeza y de pronto decidiera salir a protestar. Salieron porque estaban hartos de su situación socio económica, y anhelaban un cambio.

Se han realizado cientos de estudios, investigaciones y encuestas para intentar comprender qué sucedió ese octubre de 2019. Hay un trabajo muy completo e interesante de las Universidades Católica y de Chile llamado “Tenemos que hablar de Chile” que entrevistó a más de 100 mil personas, reuniendo más de 3.500 horas de registro. Sistematizando las respuestas se encontraron varios aspectos en común, siendo el primero: “la inseguridad y fragilidad de los proyectos de vida”. La gente siente temor a perder el trabajo, a pensionarse, a tener un problema de salud, a que sus hijos no tengan una buena educación. Con cualquier problema de éstos, la vida se les desmorona. Sienten que es muy fácil perder lo que han conseguido, es decir, el modelo no les da seguridad.

Y tienen razón, las cifras de nuestro país son alarmantes:

·      El 1% más rico posee el 49,6% de la riqueza del país.

·      Casi el 30% de las personas en edad de trabajar tiene un trabajo informal y precario.

·      El 50% de las personas con trabajo estable, gana hasta $ 502.604

·      Sólo el 2,4% gana desde $ 3.000.000 hacia arriba.

·      La tasa de reemplazo promedio de las pensiones es 24%, es decir, el pensionado recibe el 24% del sueldo que solía tener. Sin PGU la pensión promedio es de $82.555.

·      Hay un sistema de salud para ricos y otro para pobres. El 17,2% de la población tiene seguros privados de salud, mientras el 77,8% se atiende en el servicio de salud público.

·      Y en educación, sólo el 36% de los colegios son públicos y gratuitos, el resto son privados y pagados.

·      El primer quintil de los hogares ingresa más de lo que gasta, los otros cuatro quintiles no llegan a fin de mes, se tienen que endeudar.

Estas preocupantes cifras explican claramente porque nuestra sociedad se siente frágil y temerosa ante su futuro y desgraciadamente la élite política del país, que pareciera que vive en un mundo paralelo, nos ofrece en estos momentos una propuesta de nueva Constitución que solidifica y robustece el modelo que nos ha traído a estos peligrosos resultados. O sea, la solución para ellos, es más de lo mismo.

En esta situación es muy fácil, y no sería nada de sorprendente, que aparezca un populista que nos ofrezca la milagrosa solución, o como muy bien le llamó el Papa Francisco, el Flautista de Hamelin, que prometa seguridad, creación de empleos, buenas pensiones, etc. Y tampoco sería sorprendente que la ciudadanía lo eligiera. Cuando llega un populista al poder es un fracaso de las élites, política y económica, pues no han sabido dirigir a su país.

El populista por lo general es mesiánico, impredecible, narciso, grandilocuente, egoísta y orgulloso. Ama el poder y le es muy difícil dejarlo. No acepta que lo contradigan u opinen diferente. Y puede ser de cualquier signo, en Venezuela eligieron a Chávez y en Argentina a Milei.

Cuando las élites, política y económica, no cumplen con su deber de dirigir a su país por un buen camino, no escuchan a su sociedad, le dan la espalda, es cuando fracasan y pavimentan el camino al populista, o Flautista de Hamelin, que siempre está al acecho.

¿Qué quieren los chilenos?, quieren trabajar en paz y con sueldos dignos, una salud buena y asequible, una educación de calidad para sus hijos y unas pensiones decentes para vivir tranquilos cuando llegue el final de la vida. No es tan difícil ni tan lejano, estoy seguro que si nuestras élites, política y económica, hacen su trabajo con responsabilidad y compromiso, lo pueden conseguir, y viviremos en un Chile más seguro, próspero y feliz.

Mariano Andrade
Guionista, director y productor de cine. Docente de Cine y Audiovisual.