Enfoque de género en las caletas pesqueras

Hace algunas semanas se buscó caricaturizar el anuncio de nuestro Presidente Gabriel Boric sobre la construcción y habilitación de 12 caletas pesqueras artesanales que contarán con enfoque de género: una inversión de más de 17 mil millones de pesos para caletas que contarán con aspectos tan fundamentales como baños y vestidores para mujeres, sala cuna, galpones para rederas y encarnadoras, mesones para fileteadoras, entre otros.

Hablamos de una infraestructura que genera un avance histórico en las condiciones de las miles de mujeres que trabajan en la pesca y actividades conexas, y que en el caso de nuestra región de Coquimbo considera la Caleta Las Conchas de la comuna de Los Vilos.

Dicho anuncio, más allá de la controversia de esos días, sirvió para tomar consciencia de la magnitud del desafío que tenemos por delante y que avances en materia de género deben hacerse desde todos los frentes, y por eso ya con marzo a la vuelta de la esquina y el comienzo de un nuevo periodo legislativo, no está de más recordar aspectos del proyecto de Nueva Ley de Pesca que contribuyen a esa tarea y que tendrán que estar sobre la mesa cuando se retome su discusión.

Uno de los objetivos de la ley es promover la equidad de género en el sector pesquero, entendida como el reconocimiento de las diferencias y necesidades específicas de las mujeres y los hombres, y la garantía de sus derechos, oportunidades y beneficios en condiciones de igualdad.

El proyecto releva las actividades conexas en un párrafo especial dentro del régimen de pesca artesanal, estableciendo que el reconocimiento, protección y fomento a dichas actividades, y que asimismo toda política, plan o programa deberá considerar el ejercicio de las actividades conexas, su arraigo territorial y enfoque de género.

Porque hablar de actividades conexas es hablar de oficios tradicionales y ancestrales, como encarnadoras, charqueadoras, ahumadoras, tejedoras de red, carpacheras, desconchadoras, entre otras. También hablar de más de 25 mil mujeres trabajadoras del mar, que han visto cómo las barreras de acceso que de por sí enfrenta la pesca artesanal se acrecientan dramáticamente cuando hablamos de mujeres.

Y es que ese rol de quienes desarrollan dichas actividades resulta fundamental en la diversidad productiva que ofrecen las caletas de nuestro país. El rol de las mujeres en cada una de las caletas artesanales de nuestro país no se resume a esa caricatura lamentable que se pretendió instalar, sino más bien a un pilar tradicional que lamentablemente hasta hoy no ha contado con condiciones mínimas y que reconozcan su valor y promuevan su subsistencia.

Hoy gracias al anuncio del Presidente Boric y también al proyecto de nueva ley de pesca, quienes por generaciones han trabajado en nuestras costas contarán con baños, con espacios de cuidado para sus hijas e hijos –una barrera de entrada enorme especialmente en caletas artesanales situadas en pequeñas localidades– y también con espacios seguros de higiene, de producción y de servicios que aumentan el valor turístico, comercial y productivo de las caletas pesqueras de nuestro país.

Valorar el rol vital de las mujeres en el sector pesquero también considera visualizarlas en la dimensión que merecen, e impulsar cambios como que en materia de registro pesquero artesanal se consideren criterios para disminuir las brechas de género en su conformación. O que, en materia de reglamento de áreas de manejo y explotación de recursos bentónicos, se contemple la elaboración de un plan de erradicación de toda forma de discriminación y violencia con motivo de género, el que deberá establecer, a lo menos, un protocolo con enfoque de género con criterios de equidad, no discriminación, participación y promoción de igualdad de derechos y oportunidades. Asimismo, con mirada paritaria, se plantea que la composición de los Comités propenderá a ser equitativa en la distribución de las y los integrantes de cada género.

Hoy, para miles de mujeres del mar de nuestro país el reconocimiento de su labor no es esa falsa caricatura, sino la respuesta a urgencias y necesidades que han tenido durante generaciones y que finalmente se concretan en una mejora sustantiva en su calidad de vida.