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Conflicto macrozona sur: Analizando la territorialidad como raíz del problema

Por: Álvaro Zavaleta Sahr | Publicado: 23.02.2024
Conflicto macrozona sur: Analizando la territorialidad como raíz del problema Imagen referencial | AGENCIAUNO
El entregar territorios podrá ser complicado, pero involucra no solo subsanar una deuda histórica que posee el Estado chileno con el pueblo Mapuche, sino permitir el desarrollo de este pueblo, los territorios cercanos a estos y el por fin solucionar un conflicto  el que actualmente está generando una militarización enorme, violencia, pobreza y daño medioambiental.

Actualmente en Chile observamos cómo el conflicto de la macrozona sur se mantiene latente, existiendo múltiples problemáticas presentes dentro de este. Dentro de los múltiples ejes que posee el conflicto está la pobreza, la violencia, la falta de accesos a servicios básicos, entre otros. Pero las demandas territoriales que realiza el pueblo Mapuche, constituyen la piedra angular del conflicto y el fondo del problema.

La territorialidad dentro del conflicto es importante debido a la forma en que se gestionó el conflicto en sus inicios, siendo el pueblo Mapuche el cual pierde territorio de forma ilegal. Resumamos la historia. Primero los españoles lucharon intermitentemente con los Mapuche, hasta que fueron expulsados del territorio, siendo la guerra de Curalaba en 1598 la victoria más importante, estableciendo como frontera el río Bío Bío, y por lo tanto, empezando un periodo de mayor autonomía para el pueblo Mapuche.

Pasando los años, los españoles nunca quebraron la frontera, celebrándose parlamentos y tratados (los cuales el Estado chileno también realizó después de la independencia), pero el primero que quebró la relación de forma unilateral fue el Estado chileno, quien traspasó las fronteras a través de la Ocupación de la Araucanía, la cual partió en 1861 al empezar a conquistar los territorios más allá del Bío Bío y establecer fuertes a lo largo del territorio.

Durante los años venideros y debido a la urgencia de ocupar el territorio, se empiezan a establecer colonos, arrebatando los terrenos a la fuerza y de forma ilegal a diversas comunidades. Esto se puede ver en diversos documentos.

Alguien quien lo expone de forma clara es Martín Correa, en su libro “El Despojo”, y aunque otros historiadores muestran esto, acá lo especial es que Correa exhibe múltiples documentos que demuestran cómo, a través de diversas maniobras ilegales y con complicidad de autoridades locales, se les arrebata los territorios a los Mapuche y se les reconocen territorios minúsculos en comparación a los originales.

Este arrebato original establece una ilegitimidad que todavía permanece en la memoria de las comunidades, quienes exigen de vuelta sus territorios. La alta importancia que posee el territorio para el conflicto debe llamarnos, entre otras cosas, a evaluar lo realizado por los gobiernos hasta ahora, y a sopesar las ventajas y desventajas que resultan de entregar territorios a pueblos indígenas.

Partamos por lo primero, hasta ahora (especialmente desde la transición a la democracia), lo hecho por los diferentes gobiernos se concentra mayoritariamente en dos políticas generales; subsanar la pobreza de la región; y acciones represivas bajo las fuerzas del orden. Esto se basa en que durante los últimos años y bajo el diagnóstico de muchas autoridades, se afirma que la raíz del conflicto se debe al atraso de la Región de La Araucanía específicamente con respecto a otras regiones, lo cual para ellos es solucionable a través de inversiones económicas y represión policial de la violencia.

Obviamente algo de esto es verídico, factores como la alta pobreza multidimensional o el bajo acceso a servicios básicos son realmente hechos evidentes en varias comunas de la macrozona sur. Sin embargo, posee diversas fallas este planteamiento, ya que se equivoca al afirmar que la mayor clave es sólo la Región de la Araucanía, existiendo conflictos también en otras regiones del sur. Lo importante es la demanda en sí detrás.

Pero la principal critica es que esos factores no explican la totalidad de casos, como cuando vemos las diferencias que existen entre sectores con menores y mayores recursos, donde en diversas situaciones el conflicto está igual de presente, no variando significativamente según nivel de pobreza, ni falta de servicios básicos.

El factor que sí predomina en los sectores donde existe conflicto es la existencia de territorios que se demandan históricamente por el pueblo Mapuche. Esto se puede ver en los lugares donde el conflicto es más fuerte, Ercilla, Lumaco, Victoria, Alto Biobío, entre otros.

Por lo mismo, el conflicto no cesará hasta que se resuelva el problema de la territorialidad. Esto puede constituir un problema para las políticas que han realizado los últimos gobiernos, y también para el actual, ya que está buscando resolver el conflicto a través del “Plan Buen Vivir”, el cual tiene tres ejes; seguridad; diálogo político; e inversiones. Factores que apuntan nuevamente a lo mismo, exceptuando los discursos que apuntaban a un mayor apoyo a las demandas por territorio, no se ha realizado mayores esfuerzos en ese aspecto, todavía no existiendo siquiera un catastro de las tierras realmente demandas.

Con esto no quiero decir que la inversión, ni la seguridad, ni el diálogo no sirva en estas regiones, vaya que sí sirven. Pero el entender que estos serían la solución del conflicto está equivocado, el único camino a seguir es solucionar el problema territorial. Y ya pensando en la solución a este conflicto de tierras, tendríamos que ver qué tan beneficioso o no sería el entregar mayores tierras al pueblo Mapuche.

Partamos con las mayores desventajas

Primero, tendría que existir una negociación con los habitantes y empresas de los actuales territorios demandados, necesitando una compensación económica y un diálogo importante para llegar a acuerdos.

Segundo, varios de estos habitantes o empresas que ocupan los territorios podrían negarse, por lo que en varios casos tendría que realizarse entregas de territorios más unilaterales, lo cual conllevaría críticas y reclamos de ciertos sectores.

Tercero, involucraría conseguir una voluntad política que actualmente no está presente, por lo que se tendría que convencer a varios sectores políticos que detentan el poder, algo que implicaría esfuerzos de la sociedad civil y aquellos representantes políticos involucrados.

Cuarto, se tendrían que realizar campañas informativas acerca de la importancia de la entrega de territorio, abarcando la contextualización necesaria de cómo se arrebataron estos territorios, ya que justamente son historias poco conocidas, para lo importantes que fueron en la fundación del Chile como lo conocemos. El involucrar a la ciudadanía es vital, la desinformación, el racismo y la rabia pueden ser detonadores de violencia política, debemos informar eficientemente los aspectos positivos que brinda estas medidas.

Obviamente estas no son todas las complicaciones, el conflicto es multidimensional, por lo que involucra diversas problemáticas, pero estas cuatro abarcan las más importantes.

Ahora veamos los beneficios

Primero, esto permitiría una tregua con grupos más radicalizados (los cuales son los menos), descongestionando en parte las demandas y la tensión presente en la macrozona, incluso permitiendo una mayor desmilitarización, debido a la menor sensación de conflicto que podría existir en esos territorios.

Segundo, sería una forma de que las comunidades recuperen sectores habitables y dignos de trabajar, ya que los territorios que les fueron entregados son justamente aquellos que sobran, con terrenos poco fértiles, cercanos a montañas y aislados de otros sectores con servicios básicos. Esto les permitiría crecer y subsanar el actual estado de subdesarrollo en el que muchas comunidades están, permitiendo un desarrollo de las diversas regiones involucradas.

Tercero, sería una gran oportunidad para proteger el medioambiente, ya que los sectores donde habitan los pueblos indígenas exhiben ecosistemas más saludables (constatado por diversos organismos internacionales), lo cual es lo opuesto a lo que sucede con las empresas presentes en los territorios, quienes muchas veces involucran conflictos socioambientales en sus terrenos (para ver más sobre estos conflictos recomiendo el mapa de conflictos socioambientales del INDH).

Cuarto, nos permitiría cambiar el actual paradigma militar que impera sobre las políticas públicas relacionadas al conflicto, donde la represión ha sido la principal arma, ya habiendo demostrado que no contribuye a la solución a largo plazo. Con la entrega de territorios avanzamos hacia un ciclo de mayores acuerdos, considerando que hasta ahora el Estado de Chile siempre ha impuesto sus condiciones y beneficios.

Para resumir un poco, obviamente las decisiones que permitan avanzar en el conflicto no serán fáciles, el entregar territorios antiguos a comunidades Mapuche posee grandes problemas, pero sin esta entrega el conflicto puede seguir durante muchísimos años.

La otra posibilidad es mantener los territorios como están, mantener la represión a las comunidades e intentar mejorar su pobreza económica actual, lo cual, en lo práctico, resulta en un abandono de varias comunidades, ya después de varios años de democracia hemos visto en que así ha sucedido. Una posibilidad que claramente involucraría mayores conflictos.

El entregar territorios podrá ser complicado, pero involucra no solo subsanar una deuda histórica que posee el Estado chileno con el pueblo Mapuche, sino permitir el desarrollo de este pueblo, los territorios cercanos a estos y el por fin solucionar un conflicto  el que actualmente está generando una militarización enorme, violencia, pobreza y daño medioambiental.

Álvaro Zavaleta Sahr
Cientista político.