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Rey Feliz, bloguero y novelista gay: «El amor cola es terriblemente tóxico»

Por: Christopher Jerez Pinto | Publicado: 16.07.2019
Rey Feliz, bloguero y novelista gay: «El amor cola es terriblemente tóxico» rey feliz (1) | Foto: Cristián Machuca / @noesmachuca
Hace unas semanas lanzó su primer libro, titulado «Cola Mala». Se trata de una entretenida novela que ya se perfila como todo un éxito. Egresado del Instituto Nacional, homosexual orgulloso y autor de atrevidos relatos, el Rey Feliz conversó con El Desconcierto sobre sus historias fletas en «el primer foco de luz de la nación», el machismo gay y el amor en tiempos de inmediatez y superficialidad.

A casi todas las librerías del país llegó a principios de julio «Cola Mala», la primera novela del bloguero Rey Feliz. ¿El resultado? Ejemplares agotados en varias de ellas, gracias a un público que se muestra ávido por consumir una obra que aborda de manera atrevida las historias homosexuales de su escritor.

Pero la historia de este blogger e incipiente novelista no comienza en las páginas de este lanzamiento. El nombre -o apodo- Rey Feliz, comenzó a sonar en 2016, cuando empezó a escribir sus peripecias en un blog de Tumblr. Rápidamente, los relatos del joven cobraron alta popularidad y llamaron la atención de la comunidad de gay, generando gran identificación en los adolescentes y jóvenes que lo leen hasta hoy.

Así como Hannah Montana, el Rey Feliz lidia a diario con su doble personalidad, asegurándose de que éstas no se crucen. Además de su trabajo formal como periodista, el blogger genera contenido para sus redes sociales y debe dar respuesta a sus más de 31 mil seguidores en Instagram.

Foto: Cristián Machuca / @noesmachuca

Ser cola en «el primer foco de luz de la nación»

Paradójicamente, el Rey Feliz creció en una familia altamente conservadora y se educó en un estricto liceo que promete educar hombres de excelencia. Por lo mismo, desde pequeño se desenvolvió en medio de la opresión y las burlas.

Su paso por el Instituto Nacional fue difícil. No lo oculta. Pero si algo puede agradecer de esa experiencia, es el «cuero de chancho» que desarrolló en respuesta a la hostilidad que enfrentó.

—¿Cómo fue ser gay en el Instituto Nacional?
—Cuando yo estuve ahí, para mí fue súper heavy, porque era un tiempo donde aún no se hablaba de bulllying. Nadie salía a la calle y decía «hola, soy cola». Apenas pisabas el Instituto Nacional, te enfrentabas a un discurso súper marcado de parte de profesores y autoridades: decían que era un colegio de hombres que le iban a devolver la luz a la nación, que iban a hacer crecer la ciudad, que teníamos que ser hombres de familia. Eso, igual se te va grabando, porque te lo dicen todos días. En cada formación en el patio, el rector te da el mismo speech. Entonces, al final igual te comprai el discurso y decís: «acá estamos los mejores de los mejores, acá vamos a ser todos presidentes de Chile». Y cuando comprai todo eso, este discurso heteronormativo, súper patriarcal, donde tenís que cumplir ciertos cánones, al final lo tomai como normal y te callai no más. No hablai de ser cola. Te hacís el hueón con eso

—Pero la gente igual se da cuenta cuando uno es cola…
—Me hueviaban caleta por puras tonteras. Por ejemplo, porque no decía garabatos o porque iba muy peinadito al colegio. Cuando mis compañeros veían porno hetero en el celular, a mi me daba cosa. Me preguntaban si era gay porque no veía porno y yo decía que obvio que no. Me molestaban por no jugar a la pelota, porque me vestía distinto. Tampoco puedes acusar, porque es peor. En mi caso, los profes empezaron a cachar que el curso me molestaba demasiado y llegó a un nivel brígido. Me tiraban escupos, me pegaban papes, me robaban cosas de la mochila, me rayaban los cuadernos y yo nunca fui de andar pegando combos, así que decía: «puta, filo».

—El IN es un liceo muy contestatario, ¿te movilizaste por alguna causa en ese tiempo?
—Estaba metido en la pastoral. Ese nivel (risas). Esa era mi movilización: la pastoral del Nacional.

Foto: David Gómez / @huasohipster

Masculinidades frágiles

Si bien la discriminación marcó toda la educación secundaria del Rey Feliz, con el tiempo aprendió a lidiar con ella. Ya en primero medio salió de clóset y comenzó a empoderarse. Cada vez que un compañero le decía «chupa el pico», el joven contestaba «te lo chupo y qué tanta hueá«.

El Rey recuerda que cuando iba en cuarto medio, la rivalidad interna en el curso era tanta, que se hicieron dos polerones. Uno lo vestían «las colas y los gayfriendly», mientras que el otro lo lucían «los flaites y los homofóbicos».

«La relación en el curso era insostenible. Una vez a las colas nos acusaron porque nos pusimos a bailar ‘Single Ladies’, de Beyoncé, en un recreo. Dijeron que les violentaba y que no los respetábamos. El hueveo y el acoso nunca se acaba. Lo que pasa es que tú aprendes a tener cuero de chancho. Yo tenía muchos compañeros supuestamente ‘heteros’, que pasaban con el pico parado al lado mío para hueviarme«, cuenta.

—¿Has hecho el catastro de cuántos siguen siendo hetero?
—(Risas) Yo me agarré a caleta. Nos escondíamos a pseudo-tirar, porque los hueones todavía no sabían meterla bien. Luego, volvíamos a la sala y seguían puteándome por maricón. Ese es el típico machito chilensis que tiene miedo de asumirse y sigue atado a todos los cánones patriarcales.

—Como cuando los hetero con copete se ponen ‘heterocuriosos’…
—Eso es demasiado real. Los hueones copeteados típico que te piden que les des la pasada. Te insisten. Tu les preguntai si están seguros y obvio que quieren. Les pasa porque están muy metidos dentro de los estereotipos que impone la sociedad.

—¿Tú te consideras un hombre deconstruido?
—No, yo creo que eso es una lucha constante del día a día. O sea, si un tipo me dice, «hola, soy aliado feminista…», no le compro nada su hueveo. Anda a pintarte las uñas vos sola, hueona. Yo estoy súper construido aún. Mi paso por el Nacional me metió ene cosas en la cabeza y trato de pelear contra eso a diario. Me criaron así. Me hubiese encantado que me mandaran a una escuela de puros maricones en Suiza, pero fue lo que me tocó. Por eso ahora lucho todos los días con esa idea de que tengo que ser el mejor.

Foto: Carlos P. Cárcamo / @mitt.o

Machismo gay™

Aunque suene sorpresivo, al Rey Feliz le cargan los ambientes gay, precisamente por el machismo y la discriminación que tiene lugar en la comunidad. «El mundo cola es súper oscuro. Me ha tocado vivirlo en carne propia. He conocido varias realidades y ahí me he dado cuenta de que hay muchas cosas muy feas», cuenta el blogger.

«Por ejemplo, hay una discriminación brutal hacia los chicos de apariencia más femenina. Existen grupos de homosexuales que te dicen que si no tienes buen cuerpo, si no tienes una apariencia viril, mejor no les hables. La discriminación a las pasivas es otro tema. Te dicen que si te sacai las cejas, eres flaite. Y tantas otras cosas», relata el Rey.

—Como figura pública y referente para muchos colas, ¿tratas de hacer algo para revertir esa violencia?
—Trato de hacerlo cuando puedo, pero no considero que sea mi deber. Me pregunto quién soy yo. Cuando me emputezco y ya no aguanto más, digo las cosas. Como cuando Karol Dance se metió en la marcha cola, y estaba lleno de camiones con publicidad, y los colas lo avalaban. Ahí yo digo, miren un poco más allá de lo que están haciendo. No ven que son estrategias de marketing, propias del capitalismo. Hay muchas colas que no se cuestionan nada y es como «pucha, amiga».

—Hablando de cuestionarse las cosas, en tu libro reconoces varias conductas riesgosas en lo sexual, como tirar sin condón. ¿Qué sacas en limpio de eso?
—Creo que es pura falta de educación sexual. La crisis de la educación pública es real. Desde hace años las autoridades han hecho vista gorda a eso y han implementado reformas de mierda que no han solucionado nada. No cuesta nada hablar de sexo homosexual en una clase de biología. Hablar de VIH, pero hacerlo bien. ¿Se transmite si yo lamo el poto de alguien con VIH? ¿Cuáles son los efectos de la triterapia? No me enseñaron a reconocer una gonorrea. No me dijeron que me podía pegar el virus del papiloma humano en el recto. Esas hueás a mi no me las enseñaron en el colegio.

Foto: Cristián Machuca / @noesmachuca

El amor en tiempos de Grindr

Al momento de escribir, el Rey Feliz sincera que se le hace más fácil entrar en su estado creativo cuando lo poseen sentimientos «darks» (tristes). «Me gusta estar deprimido, porque así puedo crear más cosas», comenta el blogger, revelando que incluso ha alargado dramas amorosos para escribir mejores historias.

De esta forma, el monarca fleto reconoce que no siempre está feliz -como indica su apodo- y que muchas veces son sus intensas relaciones sexo-afectivas las que más afectan su integridad emocional.

—¿Cómo definirías el amor en el mundo cola?
—El amor cola es terriblemente tóxico. Pésimo. Pero creo que tiene una explicación. El amor para la gente LGBTIQ+ es difícil por el contexto patriarcal de nuestra sociedad. Para uno es casi imposible experimentar el amor como una persona hetero. Desde que eres chico y te gustaba una persona del mismo sexo, y tus papás te decían que eso estaba mal. Desde pendejo ya te empezai a paquear por muchas cosas. Cuando ya decides que te gusta la pichula, no puedes salir a la calle a coquetear, porque te atrapas y de repente es peligroso. Entonces qué hago, Internet, Grindr, y ¿qué es lo que viene con eso? La inmediatez y instantaneidad. Y los colas nos acostumbramos brígidamente a eso. Es muy difícil para nosotros reconocer nuestras emociones y sentimientos. Nos hacemos mil preguntas que los heteros no se hacen, porque nos criaron distintos. El amor es más difícil porque no sabemos reconocernos como individuos que sienten, que tienen derechos y que son igual de respetables. Venimos con todos esos atrapes.

—En el libro los defines como Encuentros Sexuales Fortuitos para suplir vacíos existenciales…
—Yo creo que a todos les ha pasado. Nos desarrollamos psicológicamente desde la pre pubertad, llenos de puteadas. Por falta de educación, porque en el colegio nunca me enseñaron que dos hombres también podían tener relaciones sexuales, de partida. Cabros, infórmense. Busquen información confiable y vayan al doctor si es posible. Pregunten todas esas cosas de las que no se habla.

Editorial Planeta
222 páginas
Precio: $11.000

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