Mientras trabaja en una ciudad convulsionada por la ira popular ante el abandono de las autoridades, Diego debe sufrir el agotamiento de su madre, paramédico de urgencias en un hospital público, y la distancia forzosa de su pequeña hija, que vive con Susana, su expareja.
Ser repartidor de delivery es una actividad compleja y muy riesgosa en esas condiciones, como quedó de manifiesto al finalizar el episodio anterior, en que debe auxiliar a un anciano que se desploma en sus brazos al recibir un pedido.
[Te puede interesar]: Diciembre ya está aquí, primer episodio de “¡¡CERRADOS!!”, la novela gráfica sobre la pandemia
¿Se habrá contagiado Diego? Entérate en el siguiente episodio.