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Patricia Rivadeneira a 30 años de la osada performance que enfureció a la Iglesia chilena

Por: Por Elisa Montesinos y Bastián Fernández. | Publicado: 26.02.2022
Patricia Rivadeneira a 30 años de la osada performance que enfureció a la Iglesia chilena Patricia Rivadeneira. | Foto: Cedida.
Este 27 de febrero se cumplen 30 años de la performance “Por la cruz y la bandera”, que Vicente Ruiz y Patricia Rivadeneira realizaron en el Museo de Bellas Artes remeciendo el pacato ambiente de la sociedad chilena postdictatorial. Lo calificaron como “pornoshow”, acto “grotesco” y “repudiable”. Todos lo recuerdan, pero pocos lo han visto. Es por esto que la plataforma de streaming Escenix lo pone a disposición del público.

“Terremoto por desfile porno”, “Barbaridad en el Bellas Artes”, fueron algunos de los titulares de los principales diarios, en uno incluso tapaban el cuerpo de la actriz Patricia Rivadeneira con la palabra censura.

Sin duda Chile no estaba preparado para aquello. 1992, recién saliendo de dictadura, la Iglesia Católica aún con todo el poder y una moral del siglo XIX.

Era el país de la “justicia en la medida de lo posible”, de la transición pactada, en el que aún no se reconocían los derechos de los pueblos indígenas.

Pero Vicente Ruiz, un audaz provocador que sabía mezclar el teatro, la danza y la performance, había remecido ya la escena nacional en los años 80 y en los 90 siguió en la misma senda.

Por la cruz y la bandera

27 de febrero de 1992, Museo Nacional de Bellas Artes. Vicente Ruiz y Patricia Rivadeneira habían sido invitados a participar de un desfile de modas que se desarrollaba en el museo vinculado con la temática del sida.

Vicente hacía ropa escultórica de piezas únicas, y entró por ahí. Era un grupo en el que iba él mismo, una novia y distintas personas con atuendos diseñados por él, además de un grupo de mapuches tocando kultrunes y con pancartas por el agua.

Foto: Cedida.

Todo un ritual que podría haber pasado en cualquier calle latinoamericana. Pero ocurría en un museo y participaba Patricia –en ese entonces ya conocida como rostro de cine y televisión– en andas, desnuda y crucificada, al ritmo de los kultrunes y usando la bandera chilena como tapabarros.

Acto psicomágico

Para Vicente Ruiz, volver a recordar este evento del que todos han oído, pero pocos realmente han visto, es como un cometa que pasa por segunda vez en su órbita.

“No siento que las cosas son solo una vez, la vida sigue dando oportunidades varias veces”, dice. Para conmemorar los 30 años del evento, decidieron liberar el video de su intervención en la plataforma Escenix, creada por Patricia Rivadeneira.

La performance en sí misma fue un acto psicomágico, como lo es ponerla a disposición nuevamente. En ese tiempo Vicente Ruiz quería sanar algo muy personal, pero terminó remeciendo la escena cultural, y evidenciando los fundamentos morales sobre los que se había establecido la sociedad postdictatorial.

Cuenta que “el personaje es la patria en tanto pueblo, ciudadanía. ¿Qué sentía aquella vez? Es difícil estando a tiempo real durante la ejecución de una performance pensar otra cosa que no sea el guion, sobre todo que por sus características no se ensaya ni va a volver a ocurrir… pero si busco una palabra es plenitud, la que produce estar en una obra de arte viva con personas participando desde su integridad y no desde la representación».

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Foto: Cedida.

Agrega que la presencia de los mapuche le otorgó un poder de ritual aún mayor a la performance. Algo que ha sido uno de los sellos de sus obras, las que siempre han estado llenas de verosimilitud y autenticidad.

Patricia recuerda que estaban muy contentos de trabajar por primera vez en el Museo Nacional de Bellas Artes, un lugar que tanto tiempo estuvo cerrado para su mundo durante la dictadura.

Cuenta que cuando bajó de la cruz se sintió sumamente serena y siendo parte de un rito sagrado.

“Me di cuenta de que estaba encarnando algo que era mucho más grande que yo, que mi cuerpo, y tenía que ver también con la libertad sagrada de las mujeres y su cuerpo”, señala.

Una mujer que baja desnuda de la cruz

La intervención no cayó nada bien en los medios. El trato a Patricia fue repulsivo y hoy sería inaceptable.

Esa imagen de una mujer que se baja de la cruz desnuda y se despoja de todo para cambiar los dogmas fue algo que incomodó y sacó ronchas.

Para la actriz esta intervención puso en jaque el machismo imperante. “Haber puesto ahí esa cruz con una mujer, y no un hombre, también estaba atacando o poniendo, al menos en duda, todo el sistema heteronormativo y binario del que hemos sido víctimas en Occidente durante siglos, siglos, y siglos”, afirma.

Participar en la intervención le trajo varios problemas: fue duramente criticada por los sectores conservadores y portadas de diario catalogaron su actuar como inaceptable.

Foto: Cedida.

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Cuenta que lo que más le dolió fue haber visto tanto machismo, misoginia, vulgaridad y una falta de sensibilidad, lo que la dejó helada y herida.

Señala que la obra ha tenido tanta repercusión porque puso en duda símbolos tan patriarcales y falocéntricos como la cruz.

“Lo mismo con la bandera. Una que no nos representa a todos más allá del patriotismo que de alguna forma es nuestro estandarte. Las banderas son un símbolo patriarcal, falocéntrico, chovinista, que no está en la línea de la colaboración”, dice.

Finalmente, cuenta que la performance llegó cuando la gente se cuestionaba el pensar de la Iglesia y decía: «estamos aquí y no somos pecadores, no somos una especie que deba ser castigada».

Este 27 de febrero se exhibirá Por La cruz y la bandera vía Escenix entre las 21.00 a las 00.00 hrs. Será una función única.

 

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Las imágenes de la performance fueron grabadas por Enzo Blondel, quien documentó gran parte del movimiento cultural under en Santiago de los 80, en el Trolley, el Garage Matucana y la obra de Vicente Ruiz.

Blondel ha creado con sus registros los Archivos DAC (Documentos Audiovisuales de Culto) en alianza con el Museo de la Memoria.

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