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CRÍTICA| Luchas fratricidas, escasez de agua, climas extremos: El feminismo posapocalíptico de Octavia E. Butler

Por: Darwin Caris, crítico y librero | Publicado: 16.03.2021
CRÍTICA| Luchas fratricidas, escasez de agua, climas extremos: El feminismo posapocalíptico de Octavia E. Butler Octavia E. Butler |
El desgarro de una sociedad, las tensiones entre familias y vecinos, comunidades todas asediadas por llamas que arrasan barrios y suburbios de Estados Unidos, pero que podría ser cualquier territorio en la geopolítica globalizada de estos siglos críticos, es la presentación de «Parábola del sembrador», novela de la estadounidense Octavia E. Butler, referente del llamado ‘feminismo negro’.

La emblemática novela de la autora estadounidense Octavia E. Butler es un ejercicio distópico brutal en el que, para nuestros pesares, la escenificación catastrofista pensada para un futuro cercano se reactualiza en un presente en el que, a la luz de la lectura, ni metáforas ni alegorías pueden dar cuenta de un mundo que se presenta en progresiva destrucción.

Agregar a los méritos de este trabajo narrativo la traducción, la primera al castellano y realizada por Virginia Gutiérrez, que permite reconocernos en una lectura donde vocablos y giros idiomáticos otorgan una continuidad asegurada, alejando así el castellano ibérico que para muchos lectores es un ruido constante al momento de consumir literatura proveniente de las casas editoras hispanas.

La autora, en un ejercicio de narraciones realistas (pese al rótulo de Butler como referencia del ‘afrofuturismo’) se aleja de la ciencia ficción a medida que asistimos al viaje que emprende Lauren, la joven protagonista que sufre de ‘hiperempatía’, participando de los dolores de quienes la rodean.

Esta adolescente inusual, de tintes intelectuales y filosóficos, pretende además llevar a cabo un salvataje a través del desarrollo de un sistema de creencias, especie de religión llamada Semilla Terrestre. Ocupando el registro escritural de un diario de vida y con paratextos que sitúan el desarrollo temporal de tales registros, el volumen se inicia en 2024 y culmina en un 2027 repleto de luchas fratricidas, escasez de agua, climas extremos, especies en extinción… ¿parece algo conocido, no? Este sometimiento de la humanidad ‘futura-presente’ a las exploraciones de la autora redundan en los nudos que amarran toda esta experiencia de lectura: la tríada clase-sexo-poder.

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Las disputas raciales, económicas y culturales son una constante en el viaje de Lauren y de quienes va encontrando a su paso, desplazados que inician la travesía a algún lugar, a algún pozo húmedo, a algún atisbo de sombra que crezca en las yermas tierras norteamericanas.

Esta novela reactualiza cuestiones míticas propias de la literatura clásica como el viaje de un héroe, esta vez de la mano de una mujer adolescente que se perfila como profética líder de una comunidad que vaga por un territorio desfigurado por el cuasi fin de la humanidad. Al leer Parábola del sembrador se recuerda La carretera de Cormac McCarthy, donde también el territorio norteamericano es una inmensidad quemada en el que llueve cenizas. Ahí, un padre y su hijo cruzan a pie las tierras devastadas en un peregrinaje hacia el sur. Es interesante que autores estadounidenses sometan su suelo natal a esta escenificación del desplazamiento posapocalíptico, dando cuenta de las barbaridades de la sociedad industrial en sus afanes predatorios para con la naturaleza.

Leer esta producción editorial en momentos en que sobrevivimos las olas pandémicas por COVID-19 es mirar un espejo que desde mucho antes venía mostrando el reflejo de un futuro problemático.

En sus páginas no está solo la consecuencia de un capitalismo predador, sino ese “divide y reinarás” que parece introducirse en toda relación humana sometiéndola a la sospecha. Si hoy asistimos al consejo de distanciarnos físicamente para escapar de un contagio, en los personajes de Butler la sospecha constante se instala como norma social de sobrevivencia.

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“Es una locura vivir así, sospechando de viejos indefensos. Absurdo. Pero necesitamos nuestra paranoia para seguir vivos”. Es precisamente ese “seguir vivos” el don más preciado que Lauren y la comunidad que va armando persiguen, ni más ni menos. Estos desplazados, enfrentando a su paso el desmoronamiento de un país, metáfora de las posibilidades de un colapso global, van encontrando en las palabras de Semilla Terrestreel sistema de creencias de Lauren– un consuelo y una posibilidad de contar con otro como relectura de un nuevo gregarismo.

“Contamos nuestros recuerdos y citamos pasajes de la Biblia, versos de Semilla Terrestre y pedazos de canciones y poemas favoritos de los vivos o de los muertos. Luego enterramos a nuestros muertos y plantamos robles. Después, nos sentamos juntos y hablamos y comimos y decidimos llamar a este lugar Bellota”.

Ahí está una nota de esperanza. ¿En la narración oral? ¿En la humanidad? ¿Tan solo en la palabra como conducción de sentido y pertenencia? Parábola del sembrador puede ser una novela distópica en lo formal, pero es de un realismo visceral si nos asomamos a la realidad objetiva que se extiende a solo metros de nuestras cabezas. Su lectura es un ejercicio de contingencia y los párrafos finales hacen un llamado para volver a creer en la palabra como posibilidad de salvación.

Parábola del sembrador

Octavia. E. Butler

Ediciones Overol, 2019.

368 páginas

Precio: $13.500

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