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Josecarlo Henríquez, escritor: «Lemebel sucumbió, como muchas, al aplauso de la burguesía»

Por: Leonardo González, escritor y dramaturgo | Publicado: 24.06.2021
Josecarlo Henríquez, escritor: «Lemebel sucumbió, como muchas, al aplauso de la burguesía» Josecarlo |
Josecarlo Henríquez es un trabajador sexual y escritor, en diciembre del presente año estará lanzando su nuevo libro «Teoría Puta» bajo el sello Logo Kuir. En este entrevista, habla de sus experiencias en el rubro, de íconos queer, el academicismo del conocimiento y mucho más.

Josecarlo toma whisky y, aunque dice que no fumará más que uno, al día siguiente solo quedará un Kent en la cajetilla. «Para ningún trabajador sexual chileno la pandemia es indiferente. Hemos sabido reinventarnos, vender packs, atender por videollamada», cuenta Henríquez, que en su vida se ha llamado de muchas maneras: Borja, Camilo, Renata y ha sabido escapar ante las amenazas de peligro.

Josecarlo es un sobreviviente, le gusta andar con esos polerones negros con capucha. En ellos pasa desapercibido, como un duende oscuro que se cuela en la vastedad. Estuvimos una noche conversando de su último libro, Teoría Puta, que saldrá en diciembre de 2021, bajo el sello Logo Kuir, creado en colaboración con el diseñador gráfico, Gabriel Aguayo.

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Josecarlo

-¿Cómo definirías la palabra patriarcado, muy presente en tu libro inédito Teoría Puta?

Quitándole el género al patriarcado, se trata de un régimen y ordenamiento sociosexual, principalmente verticalista y donde los cuerpos que se acomodan a un régimen social que es la familia. La cultura gay es muy patriarcal, por ejemplo.

Muchas feministas abolicionistas del trabajo sexual acusan que este mismo solo reproduce y fortalece más el patriarcado, refiriéndose ellas seguramente al patriarcado de Abraham y Jacob. Pero hoy en día el patriarcado es un régimen político que tiene que ver con una clase de hombre: millonario, militar y de primer mundo. Aún así, es como una ilusión.

Yo no soy un docto del feminismo, pero, por lo poco que sé, también por intuición, imagino que hoy en día el patriarcado es la porfía y el bagaje de pensar que la sociedad tiene que estar ordenada como en algún momento ciertos hombres la ordenaron, vertical como un falo, donde todo cuerpo que se salga del ordenamiento binario queda afuera.

El relato oral de trabajadoras sexuales (sin estudios literarios)

-¿Cómo se puede luchar contra las hegemonías que todavía persisten e invaden nuestras libertades?

La Iglesia es una potencia política en debacle pero que sigue siendo importante. El Estado está hecho por empresarios. Todavía no se han muerto las generaciones de políticos cristianos que le chuparon las botas a Pinochet. Tanto por voluntad de ellos y de la Iglesia se creó un poder conservador. Lo único que queda es resistir. No creo en la revolución sino en la resistencia micropolítica (dejar la cagá, revueltas, destapes porno). Con paciencia e insistencia la Iglesia perderá poder. En hora buena se viene una nueva Constitución que no está representando a los más cristianos y poderosos.

Teoría Puta saldrá por la editorial Logo Kuir. Cuéntanos un poco cómo surgió el proyecto.

Logo Kuir es una insistencia mía en colaboración con amigues para publicar a travestis y prostitutas que las editoriales tradicionales no publicarían. Amigas escritoras que están fascinadas con el fanzine, pero que yo pensé que merecían un libro. Logo Kuir juega con las formalidades del libro objeto, pero con contenidos que evocan el relato oral de trabajadoras sexuales (sin estudios literarios) y crean una experiencia para poner en papel aquellas historias que de los contrario se podrían perder en la cuneta.

Chuparlo con cuidado con la gonorrea

-Hablas de Hija de Perra en tu libro

Sí. Cuando murió muchas activistas subieron sus fotos valorándola. Cuando Hija de Perra estaba viva, la trataban de frívola, que era puro show. Sin embargo, ella propuso la interrupción del relato biográfico. Típico del periodista que quiere saber cuál es el hombre detrás del maquillaje. Ella nunca permitió ese cliché. Ella no es mujer ni hombre. Es un monstruo.

Hija de Perra no es una víctima del VIH. Ella se entregó a la muerte. Su legado es: Haz con tu cuerpo lo que quieras hasta el punto incluso de morir de sobredosis. Disfruta de tu sexualidad al máximo, hasta incluso salirte de los genitales. Ella hacía talleres de todo. Chuparlo con cuidado con la gonorrea.

Ella informaba con humor y sin terrorismo. Si te preocupa no contagiarte de nada, corchetéate el condón. Yo creo que los cabros de 20 años le van a hacer justicia al legado, porque lo que hoy parece legado es una interpretación. Se la suaviza y se la encasilla como una víctima del VIH.

-En tu casa tienes libros de Paul Preciado, Pedro Lemebel, Ranciere. El peligro con Lemebel ha sido su manoseo hasta más no poder, dejando a veces de lado su escritura y performance. ¿Qué peligro ves en el uso de esa figura para instalar ciertos temas?

Creo que Lemebel está mucho más en ventaja que Hija de Perra. La literatura es siempre mejor recibida que el escándalo de la bohemia, como si en la noche no hubiera inteligencia. El arte, las ideas, no terminan con el punto final del autor.

Lemebel sucumbió como muchas al aplauso de la burguesía en su totalidad. Ahí tenís que bancártela nomás. Si tuviste amigas cuicas que adoraste, si no solo te relacionaste con Gladys Marín; si una cuica hizo un documental sobre ti, tenís que bancártela. Todos sabían que él usaba esas amistades de forma instrumental.

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Lemebel tuvo muchas amigas de la burguesía. Es como decir que Jesús pertenece solo a los pobres, mentira. Lo importante de Lemebel es que no desaparezca. Que siga apareciendo.

Lo importante, por ejemplo, de su libro Loco Afán, es que ahí hay una geneaología. Hay memoria viva. Son hermosas las manos de una maga que hace de las sidosas, de la suciedad, de la mala víctima, literatura y con humor. Apoyo que haya un registro de eso. Lemebel era un cronista, lo más cercano a un historiador. Pero los historiadores no se habrían detenido en la carne. Él no te hablaba de la prevención del VIH, sino de la vida encarnada.

-En tu libro se relaciona trabajo sexual y brujería. En tu experiencia, ¿cuál crees que es el lugar de esto hoy en el trabajo sexual?

El trabajo sexual siempre ha estado ligado con la brujería. Hoy resulta inverosímil, porque no se percibe el poder que tiene el sexo. Cosa rara porque por algo sigue siendo tan perseguido.

En la Antigüedad las prostitutas eran creadoras de conocimiento, eran grandes filósofas, alquimistas, porque también en esa época, no cristiana, había más libertad de conexiones con otros entes. No había una doctrina. Pero no sé tanto. La historia que nos pasaron en el colegio es limitada.

La prostitución y brujería van de la mano, la prostitución es autonomía, conocimiento, y el conocimiento te permite manipular la realidad, incluso crear realidades. La prostitución da un poder que tiene que ver con la brujería, ser una maga, creadora de ficciones, es decir, realidades, porque ficción no es sinónimo de mentira.

El poder del sexo

-Hace once años eres prostituto, ¿qué has aprendido del conocimiento empírico en tu trabajo? Ese del que habla Iván Monalisa Ojeda en algunas entrevistas cuando dice que las trabajadoras sexuales manejan un conocimiento empírico que se da en la intimidad de los cuerpos desnudos.

A muchos académicos les debe babear el hocico pensar cuáles son estos conocimientos empíricos de los que tú hablas. A ver, mira: así se organizan las putas. O: yo aprendí un poco de periodismo porque tuve muchos clientes periodistas. Pero no. Te hablo del conocimiento personal. Tú trabajas reconociendo la sexualidad del cliente, en destruir la idea patriarcal de cómo debe ser su sexualidad y eso lo afecta a él y a ti también un poco, no tanto. Una como puta quiere tener contento al cliente para que suelte las lucas, pero al intervenir al cliente, tomas el poder foucaultiano que está en todos lados, que no tiene que ser definido y eso es interesante. Muchas colegas por el maltrato de la vida que han tenido no valoran su pensar. Muchas dicen: “las weás que te digo”. Cuando no son weás.

-En Teoría Puta hay un concepto bastante tuyo. La narcosexualidad. La reivindicación y/o validación de la relación entre lo narco y la sexualidad dentro del trabajo sexual. ¿Cómo lo abordas en tu libro?

Yo empatizo con ciertas agrupaciones que intentan higienizar la prostitución, separándola de la droga y de las infecciones. No todas están ligadas de por sí al bajo mundo. Pero muchas están aliadas a los narcos, a los lanzas. Ambas, narcos y putas somos traficantes de placeres. Ahora lo de la narcosexualidad es singular mío.

Prefiero hablar de mi experiencia. Tanto como prostituto como fuera del trabajo ligado a la narcosexualidad. Somos una sociedad drogadicta. Cuerpos ligados a un sexo mediado por una sustancia narcótica. Algunos dirán: “es que eres tan adicto que no eres capaz de tener sexo sin una sustancia”. Una cosa que me gusta mucho a mí es darle plaza literaria a lo que está sucediendo en el cyberpueblo de la promiscuidad gay. Por suerte ahí no todas son fundación Iguales y quieren casarse.

A mí me toca la narcosexualidad porque me gusta drogarme y eso liga con mi lujuria.

 

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