Letras

PERFIL| Berta Concha: Los dones de una mujer sin límites

Por: Viviana Azócar Mendoza, periodista y gestora cultural | Publicado: 15.11.2021
PERFIL| Berta Concha: Los dones de una mujer sin límites Archivo de la Cámara del Libro |
“Se me ha desarrollado tanto el ojo, que puedo hacer el diagnóstico por el iris, por la vidriera, por las mesas, por el aire de una librería”. Fue la primera frase que evocó al abrir la puerta de su oficina ubicada en Avenida Italia. Berta Concha es una protagonista indiscutible y una voz fundamental para retratar desde la experiencia cómo es el oficio de una librera. Una mujer multifacética, que ha desarrollado el rol de la edición, la escritura y la distribución de libros por más de 50 años.

Emana experiencia, garbo, historia y una memoria eterna de vida alrededor de los libros. Berta tiene una melena negra, siempre lleva colgando un collar que combina con su manta que la cubre en invierno y verano, como si fuera parte de un atuendo sin estación. Los surcos de los años atraviesan su rostro como una leyenda. Su aroma es dulce, siempre con los labios pintados y bastante coquetería.

Todos los días se la pueda encontrar en esa casa antigua en la que habita, donde tiene su oficina, su historia y sus libros, y que ella ha vuelto un hogar. En ese lugar convive con otros, gente del mundo del libro que consideran a Berta parte del paisaje urbano de Barrio Italia. “Es muy común verla salir muy temprano de casa, con su manojo de llaves, con dirección a la bodega de Liberalia, o saliendo en su auto a alguna reunión. Conoce a todos en la cuadra, saluda con cordialidad y verdadero interés”, así la describe Pablo Álvarez, editor de Ekaré sur, editorial y librería infantil que se ubica justo al lado de la oficina de Berta, a quienes intencionalmente, los eligió para que fueran integrantes de su cofradía.

La casa de Mariano Latorre

Berta es amante de la literatura infantil. Dentro de tantos otros amores que ha descubierto con los años en el mundo de libro. Sin embargo aquí, en el silencio de la pomposidad de ferias y eventos públicos, ha logrado escribir y publicar libros dirigidos a los más pequeños. Curioso, si pensamos que decidió no ser madre, o no pudo –nadie lo sabe con precisión– ya que desafortunadamente la vida siempre la alejó de ese sueño, estando más cerca de la tristeza y el dolor al perder a su primer marido en un accidente de avión. Él era un diplomático boliviano, quien encontró la muerte de golpe, dejando una herida profunda en Berta. Como buena luchadora, mujer alegre, sociable e inspiradora, salió adelante. Volvió a casarse, pero los hijos no fueron parte del paso por esta existencia. 

Dentro de sus cualidades, es poseedora de una memoria infalible y está preocupada de todos los detalles de la esquina de Avenida Italia con Colo-Colo. Es impresionante su energía y vitalidad, su agudeza intelectual y su capacidad de gestión. Dirige Liberalia como la matriarca de un familión. Sus múltiples capacidades la han hecho formar su pequeño imperio en el barrio, donde edita, distribuye, vende, administra y gestiona, y no bastando con eso, hace algunos años tiene un café que llamó Club Bolonia, en honor a la feria del libro infantil que se realiza en aquella ciudad. Lo entrega a concesión, pero está preocupada de todo. De qué café se sirve, qué pan ofrecen, hasta el último detalle. “Yo he estado en reuniones con ella y han venido para que pruebe los tipos de panes. En todo; en el último detalle ella siempre está. No trabaja de lunes a viernes, trabaja de lunes a lunes. Esa es su jornada laboral, y a toda hora”, señala la periodista Vivian Lavín.

Estercita, como la llama Berta, es otra de las personas claves que habita la casona esquina del barrio y que se cruzó en su vida en el año 2001 cuando volvió a Chile. Ya había montado Liberalia, pero tenía pocos colaboradores. Por circunstancias de la vida y gracias al instinto sabio que ha utilizado durante su existencia, no dudó en ofrecerle a Estercita, quien ya a esas alturas se había convertido en su contadora, la posibilidad de tomar un riesgo juntas, gatillado por la situación simultánea que les sucedía a ambas: tener que decidir qué hacer con las empresas debido a su rápido crecimiento. “Nos compramos una casa en Ñuñoa que había pertenecido al escritor Mariano Latorre, eran palabras mayores para mí, pero hicimos todas las gestiones y lo conseguimos. Hoy después de veinte años seguimos trabajando juntas, creo que nos transmitimos tranquilidad, honestidad, seguridad y por sobre todo, un gran respeto”, dice Ester Valenzuela, contadora de Liberalia Ediciones.

Viejas vitrinas de libros

Cuando Berta se dispone a la conversación, los temas deambulan entre el trabajo, historias, anécdotas, las preguntas de la entrevista, busca algo en los cajones y vuelve al trabajo, y así navega con libertad por diversos recovecos de la vida. Conjuga muy bien ambos mundos instalados en su ADN. Su oficina está llena de libros en viejas vitrinas restauradas que interactúan con ella. Si está con alguien, seguro se parará a buscar algún libro. Así lo hizo cuando por motivos de la entrevista sobre el rol de los libreros, se levantó a tomar cinco libros que estaban con sus respectivos plásticos, se los quitó y me los entregó, porque estaba segura me serían de suma utilidad. Es innegable su empatía y cercanía, además de su vasto conocimiento vivido en carne y hueso en los ecosistemas del libro de Chile y el extranjero.

El primer país que visitó tras el exilio fue México, y pese a que fue una salida dolorosa, ella transformó todo en una oportunidad. “Me cuenta que los mexicanos la acogieron bien, y son buenos para tomar desayuno, bastante contundentes y equivalen para nosotros a un almuerzo. Y Ahí estaba Berta nuevamente, recibiendo a los nuevos amigos  que llegaban a tomar desayuno para luego pasar a la conversación, al trabajo y las conexiones”, comenta Vivian.

Dentro de todo tuvo suerte. Allí pudo tener acceso a una escuela inicial sobre el mundo del libro con el editor, académico y químico mexicano de origen argentino, Arlando Orfilia, director por muchos años del Fondo de Cultura Económica (FCE) y de su filial en Argentina. Paralelamente empezó a desarrollar una pasión particular en la escritura de décimas –ya ejercitada en su infancia– sin imaginar que luego se volvería una máquina de producirlas y, que diariamente hasta la actualidad, sonarían en la radio Universidad de Chile en la voz de Pedro Sánchez. 

Los diarios, radios, pantallas

dan cuenta de portonazos, de asaltos, robos, balazos

Cada día, nunca fallan.

Más, escándalos que estallan

Silentes, cual evasión,

Con tufo a condonación

De impuestos, multas o penas

No ensucian corbata buena

Ni enlodan reputación.

De los detalles al ecosistema del libro

Reconoce haber sido afortunada en su infancia. Se educó en el Colegio Alemán y, desde pequeña, sus padres le tenían un profesor de lenguaje para que la acompañara en sus tránsitos lectores. Cree que el hecho de haber tenido otra vertiente cultural como la nórdica –haciendo alusión a  Alemania– sirvió para entender las cosas y la educación desde otro paradigma. Había una formación racional importante, no solamente el encantamiento de mi propia lengua sino también la organización de las ideas”, explica Berta.

En su oficina, sus compañeros y compañeras de trabajo llevan años con ella. Se nota en el ambiente la complicidad, el cariño y afecto entre los compromisos laborales. Mientras conversamos sobre el ecosistema del libro, sigue preocupada de los detalles. Toma el teléfono y llama a la recepción para avisar que no la interrumpan, que está entretenida hablando de libros y de su vida; pide que nos traigan un rico café y algo dulce para amenizar el momento. Me pregunta si fumo, y respondo que sí. Se para, abre un cajón, asoma en el escritorio un cenicero para continuar con la entrevista y me invita a sentirme en casa.

El conocimiento es su fuente de energía. Estudió Derecho y Estética en la Universidad Católica porque siempre le interesaron variados saberes. Estética para aprender de arte y el hecho cultural del ser humano. Y Derecho, porque la ayudaría a centrarse, a focalizarse en lo principal y saber con exactitud qué es lo sustantivo de las cosas y qué es lo adjetivo, cual es la excepción de la excepción. Al conversar con ella se nota que es una gran enciclopedia, pero no es apabullante. Amante del estudio de colores, los saberes los lleva al lenguaje. Escribió libros al respecto en su estadía por Estados Unidos cuando instaló su librería en Washington, y también cuando cruzó el atlántico para vivir en Barcelona. 

En los pasillos de FIL Guadalajara

Berta es agradable, amistosa y buena amiga, conoce gente en el mundo entero que la valora por su profesionalismo y amistad profunda. Vivian recuerda cuando visitó la FIL Guadalajara por primera vez, impulsada por Berta, ya que le dijo que era clave para entender el panorama editorial. “Pasearse con la Berta en una feria del libro en Guadalajara es impactante, en los pasillos la gente se acerca a saludarla de los pabellones internacionales, los alemanes, los argentinos, mexicanos, uruguayos, ecuatorianos. La gente la reconoce y la saluda con un cariño que me llama mucho la atención. De cómo ella despierta tanta amistad, tanta bonhomía en las personas”.

Madrugar es otra de sus pasiones, se despierta a las cinco y media de la mañana para escuchar la radio. Le gusta informarse, leer la prensa y saber qué pasa con el mundo antes de que todos inicien el día. Como ritual sagrado, espera sus décimas que se reproducen en la radio Universidad de Chile. Ese amor por el medio radial lo adoptó desde pequeña, al igual que el ejercicio de las décimas en su suelo natal en la comuna de Cobquecura, región de Ñuble.

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Y como buena gozadora de la vida, de los vínculos, los amigos y amigas, y el disfrute incesante de los momentos, su entorno siente que su vida es atractiva y la definen como “un imán con las personas”. “Ella siempre va a tener invitaciones, invitados, siempre está rodeada de personas y de una agenda extensa de trabajo y amistad”, señala Pablo Álvarez.

Y si los rituales, disciplina y dones del relacionamiento son parte de su esencia, hay otro que cumple sagradamente en simultáneo mientras escucha la radio, que es hablar telefónicamente con su mejor amiga, María. Ella vive en Barcelona, y mientras en Chile son las cinco y media de la mañana, ya es pasado el mediodía en Europa lo que le permite una cotidiana conversación con su socia de Liberalia. Pese a tener un océano completo que las distancia, ellas lo cruzan diariamente para soñar sobre libros, proyectos y reencuentros. 

Cuando finalmente, luego de tres horas de conversación nuestra entrevista culmina, te das cuenta que ha pasado el tiempo sin ser consciente de eso, y que los años, la simpatía y la experiencia de Berta que todos aplauden, es cierta. 

Este perfil fue producido en el Diplomado de Periodismo Cultural, Crítica y Edición de Libros del Instituto de la Comunicación e Imagen, Universidad de Chile
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