CRÍTICA| Otra ronda: Borrachos y felices

La película danesa ganadora del Óscar a mejor largometraje internacional en 2021 desenmascara una falsa idea de bienestar en el país nórdico, y nos muestra la vida tal cual es.

Antes del inicio de la pandemia del Covid-19, a fines de 2019, una investigación hecha en 193 países por la Universidad de Pittsburght (Estados Unidos) posicionaba a Dinamarca como uno de los cinco países del mundo donde más se consume alcohol.   

Un experimento entre cuatro profesores 

Unos meses después, en septiembre de 2020, se estrenaba en el mismo país la película Otra ronda (en danés Druk), en la que un grupo de cuatro profesores desmotivados lleva al límite un experimento basado en la idea del psiquiatra noruego Finn Skàrderud, que postula que tener un contenido de alcohol en la sangre de 0.05 grados te hace más creativo, valiente e iluminado.

Aunque pareciera ser una película que habla del consumo de alcohol como método para hacer más llevadera la docencia en estos tiempos, el filme se sustenta más en lograr dar sentido a una vida que lo ha perdido casi por completo.

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¿Cómo se vive en Dinamarca?

¿Qué vida es la que se está llevando en Dinamarca? ¿Qué problemas sufren sus habitantes a nivel educacional, familiar o social? La presión, la infelicidad, la pérdida de sentido y el nivel de consumo de alcohol en la juventud mostrado en la película reflejan que el Informe Mundial de la Felicidad publicado por la ONU se cae en una ilusión: Al parecer Dinamarca no es uno de los 10 países más felices del mundo. 

Llega a causar gracia que en el mismo ranking Chile se corone segundo en Latinoamérica, y que, en cuanto al consumo de alcohol, esté tercero en la región.

¿Será un must en estos índices que a más consumo de alcohol más felicidad? A mí me parece al menos que dos coincidencias parecen ser mucho cuando de aspectos tan cruciales se habla.

Más borrachos: Más felices

Mientras más borrachos más felices pareciera ser la conclusión más obvia tras relacionar estos resultados, y ahí la película funciona como una excelente crítica, y también como un notable desenmascaramiento a la ilusión de bienestar.

Y es que el filme muestra que a veces el alcohol es la única manera de evadir la tristeza, y que, incluso, podría ser el secreto para ser un mejor profesor. Los estudiantes de Martin, de hecho, se ven notablemente más motivados cuando él realiza las clases bajo sus efectos.

Tomando escondidos en los rincones de la escuela, a punto de ser sorprendidos por la directora del establecimiento, el relato llega a su punto más álgido cuando los cuatro amigos llevan al extremo la teoría del consumo, y, claro, los problemas sociales como consecuencia de esto se dejan notar: Martin se separa de Anika, Nikolaj tiene problemas con su esposa y Tommy se ahoga en el mar.

Dado esto, solo resta pensar que los pocos momentos de bienestar finalmente fueron ilusorios, y solo un pretexto para seguir consumiendo.

What a life

Al final, no hay una respuesta clara a cómo ser felices, o cómo ser valientes, o tener un sentido para existir, y ahí la canción principal de la película, “What a life” de Scarlet Pleasure sepulta los clichés de qué es la felicidad, revelando finalmente que pensar en emborracharse para ser más feliz, o quedarse en la sobriedad y ser eternamente infeliz no vale la pena, si finalmente lo que valdrá será si podremos decir, o no, “qué vida”, antes de dejar este mundo.

Ficha técnica: 

Otra ronda (Druk), 2020. Director: Thomas Vinterberg. País: Dinamarca. Duración 115 minutos. Elenco: Mads Mikkelsen, Magnus Millang, Thomas Bo Larsen, Lars Ranthe, Maria Bonnevie.

¡Revisa el trailer acá!