Concierto para piano y cacerolas: El regreso de Pachi Santibáñez

Ligada al movimiento estudiantil de los 80 y a su lucha por la recuperación de la democracia, la historia de la pianista María Paz Santibáñez habla de resistir y resiliencia. En 1987, poco antes de titularse como concertista en piano y mientras participaba en una de las protestas que exigían la salida de José Luis Federici como rector de la Universidad de Chile designado por Pinochet, un carabinero le disparó a corta distancia en la cabeza, sobreviviendo milagrosamente.  

Su titulación tuvo que postergarse hasta 1998. Un año después se traslada a Francia, donde el 2001 logra el Diploma de Ejecución en la Escuela Normal de Música de París, iniciando una exitosa carrera que la ha llevado a presentarse en decenas de ciudades por el mundo, a editar cuatro discos propios, además de desempeñarse como agregada cultural de Chile en Francia durante el segundo gobierno de Michelle Bachelet. Actualmente es profesora titular en el Conservatorio de París.  

Los ojos de Chile

–¿Cómo fue que la revuelta en Chile te inspiró para iniciar este proyecto musical y performático?

Luego de mi trabajo como agregada cultural yo había retomado mis clases en el Conservatorio en Francia, donde soy profesora titular. También estaba rearmando mi red para preparar lo que es mi vida de conciertos. Estaba en esto, cuando vino la revuelta en Chile. Este fue un momento muy importante en lo personal y en lo artístico. La verdad es que me tomó el alma, bajé de peso, en fin, no sé como explicarlo, pero en esos momentos sentía la necesidad de estar muy alerta y para mí era fundamental despertar la solidaridad internacional con todo lo que estaba pasando en Chile, con los ojos de Chile. Yo lo ejemplifico metafóricamente de esta forma. Entonces hice un llamado a compositores de distintos países a escribir piezas musicales en solidaridad con lo que se estaba viviendo en Chile.  

Solidaridad a través de la música

-¿Cuál fue la respuesta a ese llamado?

Sorprendente, respondieron de inmediato positivamente y varios me agradecieron la invitación. Por ejemplo, el compositor griego Nicolás Tzortzis, buscando en las noticias encontró el testimonio de una víctima y escribió la pieza para piano y cacerolas ‘Reportaje’ en la que yo toco el piano pero, en un contrapunto bastante contemporáneo, también una cacerola. Y en un determinado momento además tengo que empezar, en una tercera voz de contrapunto, a decir el testimonio de la víctima. 

La propuesta de la chilena María Paz Santibáñez cautivó a sus colegas de la música

Mi colega española Cristina Vilallonga escribió la pieza ‘Hierve la Noche’, a partir de la experiencia del largo toque de queda, impactante para ella. Héctor Parra, compositor hispano-catalán, se sumergió en la poesía mapuche y escribió la obra ‘Reñma’, que quiere decir “de frente” a partir de la obra poética de Leonel Lienlaf. Es una obra preciosa. Esteban Benzecry, argentino, me decía que estaban en Nueva York estrenando un concierto para piano y orquesta y que desde las bambalinas me estaba enviando su obra ‘Ojos’. Marco Pérez-Ramírez me envió ‘Marichiweu’, un homenaje a la primera línea. Luego mi compatriota Ramón Gorigoitía que vive en Alemania, mientras escribía una ópera, compuso ‘Contodosinopaké’, que lleva música electrónica. En fin, hay varios otros compositores y compositoras que hasta hoy siguen escribiendo. 

-¿Cómo surgió la idea de un proyecto para piano y cacerolas?

El proyecto nació a fines del 2019, en plena revuelta, y coincidió con el que yo estuviera participando en un chat donde había más de 250 cineastas y videastas. Ahí pude ver cómo colaboraban entre ellos, cómo registraban y cómo el documento se volvía algo tan importante. Y según me dijeron algunos de los integrantes de ese chat, me adoptaron porque yo era una de las pocas personas de la que, al momento en que fui agredida en dictadura, hubo un registro visual de los hechos. 

Al concebir el proyecto para piano y cacerolas yo pensé, bueno, esto tiene que ser para tocarlo en distintos escenarios llamando a la solidaridad con Chile. Así el proyecto estaba concebido con obras que se iban encadenando con proyección de videos de corte artístico o ilustrativos de la revuelta, pero sin imágenes violentas. Y la idea era también era que en esos conciertos hubiera un debate sobre música y resistencia. 

Estreno en París

-¿Cómo fue el estreno y recibimiento en París?

A raíz de la revuelta, habíamos creado el Colectivo Impacto, con Pamela Varela, Alvaro Bello, Armando Uribe y Carlos Araya y como colectivo nos conseguimos el Teatro de Chatelet de París, y organizamos un evento masivo de solidaridad con Chile. 

El evento lo dividimos por un lado en conciertos de música clásica y de jazz. Por el otro lado, hicimos proyección de videos, debates, presentaciones de música y artes visuales en resistencia, se pintó un mural y yo interpreté por primera vez el Concierto para Piano y Cacerolas. Participaron también coros, expositores y músicos franceses. Recibimos una cantidad impresionante de público y las autoridades que estaban presentes en la inauguración de la jornada se peleaban el micrófono, porque se dieron cuenta que había un movimiento gigantesco de solidaridad con Chile. Creo que logramos interpelar a la sociedad francesa.  

-Luego de esa primera experiencia, ¿cómo se va armando el proyecto Resistencia femenina?

Yo estaba partiendo a presentar el Concierto para Piano y Cacerolas a Londres, Noruega, España y Chile, pero a los pocos días llegó la pandemia y el confinamiento y me tuve que quedar en París. Pasaron un par de años casi y recién estoy viniendo a Chile con esta obra.  

En este tiempo, se fueron sumando nuevos movimientos y partes, pues al poco andar de la pandemia se fue desnudando la precariedad a nivel mundial y en el caso de los artistas, que somos resistentes por naturaleza, derechamente nos comenzaron a tratar como algo no esencial.  Sin embargo y esto lo sabemos todos, la gente pudo resistir mejor los confinamientos y encierros gracias a la música, al teatro, el cine y el consumo de productos culturales.  Pero sabemos que nos siguen considerando como no esenciales, junto a muchas otras áreas y profesiones. 

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Así es como en esto de seguir resistiendo, al proyecto se fueron sumando nuevos integrantes y se fue transformando en Resistencia femenina. Partí llamando a la compositora Valeria Valle para pedirle una obra que incluyera una parte performática o gestual inspirada en la performance de Lastesis, quienes nos dieron su apoyo y nació entonces la obra “Vendajes, el violador es… eras… eres”.  

También en ese momento invité a Glyslein Lefever, coreógrafa de la Comedia Francesa y a Lorena Zilleruelo, artista visual, para que hiciéramos juntas todo lo que es la proyección de videos. Glyslein también me dirige en la escena. Yo estoy siempre al piano, pero tu imaginarás que cuando estoy tocando una obra para piano y cacerolas donde tengo que poner la olla al lado, luego al otro costado o ponerla dentro del piano y además decir cosas, hay una dirección escénica y gestual que es muy bienvenida y que yo adoro. 

Frente cacerola

¿Cómo te has seguido nutriendo de lo que está pasando en Chile?

Durante todo este tiempo he participado activamente en el colectivo Frente cacerola, donde habemos militantes por la dignidad y por la justicia, que nos conocemos del movimiento estudiantil de los años 80 y que nos reencontramos a partir de la revuelta. Esto hacía que, como una de las artistas del grupo, amara más mis piezas para piano y cacerolas.  

De alguna forma también me siento embajadora de esa generación y ahora de este nuevo Chile. En el colectivo participamos personas de distintas áreas profesionales, con distintos horizontes y visiones políticas y que sin embargo estamos unidos en un punto en común, que es querer un Chile mejor. Ese Chile que hoy estamos viendo nacer y que nos llena de esperanzas.  Porque Chile hoy es una gran esperanza, de un tamaño increíble y emocionante. Ahora, cuando le escribo a mis amigos, lo primero que les pongo es Viva Chile! y cuando me despido de nuevo les escribo Viva Chile!.  Mi país hoy me provoca  una alegría y una emoción que me llena completamente.    

Las funciones de Resistencia femenina se realizarán en Santiago y Valparaíso.

• 29 y 30 de enero. Centro Cultural GAM, a las 20:30 horas. 
• 3 de febrero. Festival de Teatro de Recoleta,  Anfiteatro de la Biblioteca Pedro Lemebel, a las 20 horas.  
• 4 de febrero. Teatro Municipal de Valparaíso, a las 19 horas.