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Los incendios y el patrimonio que reciben a Boric en el “Bello Barrio”

Por: Rodrigo Hidalgo, escritor y periodista | Publicado: 25.02.2022
Los incendios y el patrimonio que reciben a Boric en el “Bello Barrio” Obreros trabajando en la casa de Boric. Foto: Rodrigo Hidalgo |
La decisión del presidente electo Gabriel Boric de vivir en el barrio Yungay de Santiago, generó un evidente impacto en este sector de la capital.

Al día siguiente de que se iniciaran los trabajos de remodelación en el inmueble de calle Huérfanos 2847, dos incendios en propiedades cercanas despertaron la reacción de los vecinos.

La concejala Rosario Carvajal, presidenta de la Asociación de Barrios y Zonas Patrimoniales, realizó el pasado martes 22 un recorrido histórico por algunos lugares emblemáticos, denunciando la impunidad en que operan las manos oscuras de los poderosos. 

Un vecino más

Y es que en el Barrio Yungay no son novedad los incendios en casas abandonadas, terrenos baldíos, o caserones antiguos en cuyas piezas viven familias de migrantes en franco hacinamiento. Sume como ingredientes la calle tomada por gentes sin hogar en carpas y el microtráfico de pasta base en el Parque Portales o la Plaza Brasil y tendrá todas las condiciones necesarias para que, oh, se produzcan incendios cotidianamente. Mismo caso que el de la ciudad de Valparaíso. ¿Quiénes son los únicos que sacan de esto alguna ventaja? Las inmobiliarias.

Rosario Carvajal en la parroquia San Saturnino

Rosario Carvajal en la parroquia San Saturnino. Foto: Rodrigo Hidalgo

Boric va a vivir como un vecino más las vicisitudes del Bello Barrio al que Redolés le canta. Se espera que haya por lo tanto un fortalecimiento del control y el orden, de la seguridad ciudadana. El vecindario agradece esa voluntad de cercanía. Es una población votante que difícilmente podríamos considerar de izquierda. Mire usted desde la dictadura al presente los alcaldes: Bombal, Ravinet, Lavín, Alcaíno, Zalaquett, y una excepcional Carolina Tohá tan repudiada como solitaria entre medio. La actual alcaldía en manos de Irací Hassler es una prueba de fuego para la izquierda, y la llegada de Boric a esta comuna resuena en la misma frecuencia, por simpatía. 

Caminando a La Moneda

Boric sabe que su gesto despierta también simpatía en comerciantes y locatarios, lo mismo que mujeres de tercera edad que esperan un mejor barrio en términos de seguridad antes que nada. Es por lo tanto muy simbólico el irse a vivir en un barrio patrimonial, como todo un político antiguo, para poder irse a pie a su trabajo en La Moneda. Porque hablando en serio: ¿cuál fue el último presidente del país que viviera en la comuna de Santiago? Jorge Alessandri Rodríguez, un hombre de derecha a quien sus adversarios llamaban “la Señora”, y que vivió en el céntrico Paseo Phillips con su grandanés legendario. 

Fachada casa que no fue de Boric

Fachada casa que no fue de Boric. Foto: Rodrigo Hidalgo

Lo cierto es que así como seguimos sin saber quién quemó el metro, los ciudadanos seguimos preguntándonos si el próximo mandatario tendrá las herramientas para poner coto al narcotráfico y a esa verdadera mafia de la calle en cuyas redes se imbrican las fuerzas policiales. Se sabe que por una caja de vino algunos drogadictos y parte del lumpen callejero son capaces de hacerle el favor a cualquier inmobiliaria y prender el fuego donde sea.

El exalcalde Felipe Alessandri supo de unos mamelucos blancos con bidones de parafina en algún establecimiento en toma, pero aunque todas esas comunidades escolares insistieron en que se trataba de personas ajenas a los liceos, que nada tenían que ver con los secundarios, el alcalde insistió en relacionarlos sin un procedimiento fidedigno para intentar de verdad identificarlos. Solo cabe aceptar que la inteligencia policial, como con los mentados incendios del metro, se revela sospechosamente ineficaz. 

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Así, junto con denunciar los últimos siniestros en el ahora barrio del presidente, la concejala, vecina y defensora del barrio Rosario Carvajal, invitó a una ruta patrimonial para repasar algunos de los hitos del vecindario el pasado martes 22 de febrero, y recorrió durante un par de horas junto a una veintena de personas, la Plaza Yungay y su entorno.

Placas en casa de Ignacio Domeyko

Placas en casa de Ignacio Domeyko. Foto: Rodrigo Hidalgo

Además de la propia plaza y su iglesia, la parroquia de San Saturnino, se visitó la casa del polaco Ignacio Domeyko, un inmigrante ilustre en una época en que los migrantes eran bienvenidos, y algunas arterias de notable belleza arquitectónica como son los pasajes Lucrecia Valdés y Adriana Cousiño, que honran la memoria de estas mujeres empoderadas como figuras junto a sus influyentes maridos, precursoras del feminismo, y cuya máxima expresión es la esquina de la familia de la emblemática abogada Elena Caffarena, en Cueto y Compañía. 

Aquí nadie discrimina a los obreros porque todos somos obreros

Aunque acaso más emblemática finalmente sea la coincidencia de un mismo escultor para dos estatuas. El barrio Yungay, se sabe, es un barrio que fue fundado con ordenanza municipal y todo, es un barrio que hincha el pecho, con abolengo. Es Yungay, la batalla en que se consolida la Independencia chilena, y en cuya plaza se mandó a erigir una estatua que honrase a los soldados desconocidos de aquella gesta. El escultor a cargo, Virginio Arias, es el mismo que hizo la estatua ecuestre de Baquedano en la ex Plaza Italia.

Monumento al roto chileno

Monumento al roto chileno. Foto: Rodrigo Hidalgo

El Monumento al roto chileno, lejos de ser vandalizado, es querido y adornado por los vecinos e incluso por los marginales que duermen en la plaza. Ha tenido pañuelo verde, bandera mapuche y polera LGBT+. En nada se parece a un roto chileno, ni menos a un guerrero de la independencia. La pose más bien nos evoca a la de un campesino francés. Pero nadie ha pedido que lo remuevan, que se lo lleven. Todo lo contrario de la humillada figura del general Baquedano.

También hubo por cierto tiempo para detenerse en otros lugares comerciales clásicos y turísticos, como la Peluquería Francesa, o la propia casa del presidente electo y algunas de las que pudieron ser pero no fueron.

Peluquería francesa

Peluquería francesa. Foto: Rodrigo Hidalgo

La concejala Rosario Carvajal y la junta de vecinos del barrio realizan una labor constante, no solo a través de rutas o recorridos que narran la historia o preservan la memoria, sino a través también de los talleres de restauración de la Escuela Fermín Vivaceta, por ejemplo, para el mantenimiento de casas de adobe. De modo que no quisiera finalizar estas palabras sin citar algunos fragmentos del poema “Bello Barrio”, de Mauricio Redolés, vecino histórico de Yungay que ha plasmado como nadie su ethos:

Descubrí un bello barrio en Santiago de Chile

Aquí nadie discrimina a los negros porque todos somos negros. Aquí nadie discrimina a los obreros porque todos somos obreros. Aquí nadie discrimina a las mujeres porque todos somos mujeres. Aquí nadie discrimina a los chicanos porque todos somos chicanos. Aquí nadie discrimina a los comunistas porque todos somos comunistas. Aquí nadie discrimina a los chilenos porque todos somos chilenos. Aquí nadie discrimina a los cabros chicos porque todos somos cabros chicos. Aquí nadie discrimina a los rockeros porque todos somos rockeros. Aquí nadie discrimina a los punkys porque todos somos punkys. Aquí nadie discrimina a los mapuches porque todos somos mapuches. Aquí nadie discrimina a los hindúes porque todos somos hindúes. Ven a vivir esta fragilidad peligrosa de corromperse.


Bello barrio bello barrio bello barrio bellobarrio bello, en que los cines dan las películas del guatón Ruiz y la música de Los Jaivas no ha sido destruida a hachazos. Bello barrio con B larga y A corta, en que el proyecto cultural no ha sido culeado ni tampoco nos borraron los murales que anuncian la venida del afamado grupo chicano de rock Los Lobos, y la migración de viejos chipriotas y hermanas negras traen la comida y la música que nadie les pisoteará. Porque aquí nadie discrimina a los chipriotas porque todos somos chipriotas. Y en donde tú vas con tu sueño y la ternura viva en los labios. Porque aquí nadie discrimina a los que van con su sueño y su ternura viva en los labios.

 

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