machi francisca linconao | Machi Francisca Linconao
En un video grabado desde Bolivia, donde viajó para descansar, la machi Francisca Linconao se refirió con detalle a lo que ha vivido en estos años producto del caso Luchinsger Mackay, resaltando como fue el polémico allanamiento en su casa -declarado irregular por el tribunal que la absolvió- y porqué ella cree que desde que le ganó una demanda a Emilio Taladriz que entró en el ojo de la justicia.
Cuando llegó al aeropuerto de Santiago con intención de abordar un vuelo a Bolivia, la policía, la Fiscalía y la prensa se alertaron inmediatamente. Se habló de escape, de fuga e incluso el fiscal nacional se refirió a una solicitud de extradición.
Pero la machi Francisca Linconao no tiene ninguna orden de detención en su contra ni ninguna prohibición para salir del país. En febrero se realizará una vez más el juicio por la muerte de los Luchsinger Mackay, caso por el que Linconao ya ha sido absuelta en dos oportunidades.
«Yo vine aquí a descansar, porque quedé agotada de andar viajando todos los días al juicio. Nada de andar escapando y esas cosas, yo voy a estar ese día cuando empiece el juicio y voy a estar todos los días», dijo la machi en un video grabado en su estadía en Bolivia, de donde ya regresó a su hogar en la comuna de Padre de las Casas.
En el registro, la machi se refiere ampliamente al caso Luchsinger Mackay y repasa con detalle todo lo que le ha tocado vivir en los últimos años.
«Yo soy inocente de lo que pasó con los Luchsinger Mackay, yo no tengo nada que ver con esa muerte, soy una machi, planté mi rehue en mi lof, donde vivo, mi casa, me dieron el don de sanación, de ayudar a la gente, no para meterme en problemas», aseguró.
Linconao fija en el 2008 el año en que su nombre quedó en la mira de la justicia: «Yo demandé a un latifundista llamado Alejandro Taladriz por un cerro en que él volteó todos los árboles nativos, los árboles medicinales de donde yo sacaba los remedios. Quisieron hacerlo desparecer y plantar pinos y eucaliptos. Fue doloroso, porque yo tengo contacto con la naturaleza, con el cerro, con las aguas, me sentí mal como machi. Lo demandé y fue a favor mío, me dieron la razón, porque él no podía hacer eso, no podía terminar con los remedios medicinales habiendo machis y mapuche al lado».
Hoy, el cerro Rehue, colindante con la comunidad de la machi, la Pedro Linconao II, está protegido gracias a un recurso en la justicia. «Yo gané ese juicio con el convenio 169 de la OIT, por eso los latifundistas están enojados conmigo porque fui la primera machi que sacó eso para ganar un juicio. Todos los ricos están enojados conmigo», afirmó.
El 169 de la OIT, aplicado en Chile desde ese mismo 2008, obliga a los Estados a proteger los derechos de los pueblos indígenas y garantizar su integridad.
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Emilio Taladriz, actual presidente de la Multigremial de La Araucanía
El 4 de enero, un día después de la muerte de los Luchsinger Mackay, la casa de la machi fue allanada por Carabineros.
Linconao asegura que cerca de 40 oficiales llegaron a su hogar. En un principio, nadie le decía nada. «Entraron a mi casa, sin dar explicación, sin orden en sus manos. Nosotras vivimos solas desde que soy machi, con mi hermana, mi sobrina y mi nieta. Llegaron a allanar con armas en alto, dispuestos a disparar», afirma.
«Un carabinero se puso de frente a mi, en mi rehue, me apuntó para dispararme. Le dije ‘¿por qué viene así, por qué quiere dispararme, qué están haciendo?’. No dijeron nada. Le dije que si querían matarme que lo hicieran, porque ellos están acostumbrados a matar a mapuche», agrega.
La machi, entonces, pasa a relatar paso a paso el procedimiento. Dice que rompieron las puertas para entrar a la cocina y a las habitaciones, donde encontraron una televisión y un cuaderno nuevo. «Lo había comprado hace dos días y tenia el número de teléfono del alcalde de la municipalidad, y otros tres números. Lo tomaron, decían ‘mira el cuaderno’, y se lo llevaron».
Cuando llegaron a una vieja ruca que tiene la machi, donde suele hacer un fogón para hervir sus remedios. «Mi hermana fue con ellos, pero no la dejaron pasar. Un carabinero de civil la atajo ahí, andaban con cuatro mochilas al hombro, con ropa de civil. Entró uno con mochila, dejó cerrada la puerta y no la dejó pasar. Estuvieron un buen rato y en la ruca no había nada. Ellos hicieron el montaje, seguramente andaban trayendo los fierritos», afirma.
Momento en que un carabinero de civil ingresa con una mochila a la ruca de la machi, rodeado de otros funcionarios policiales, también de civil
En ese lugar, los carabineros encontraron un arma hechiza y una serie de panfletos, que fueron utilizados como prueba del involucramiento de la machi en el caso Luchsinger. En el juicio que fue recientemente anulado, el tribunal acreditó que el allanamiento completo fue irregular y que vulneró los derechos de la familia Linconao al haber carabineros de civil que impidieron la entrada de Juana Linconao.
Los jueces que absolvieron a los comuneros dijeron también que nada justificaba el allanamiento en casa de la machi. Tanto policías como fiscales argumentaron que la ruta de escape de quienes atacaron el fundo Luchsinger llegaban hasta ahí, pero en el juicio se comprobó que en verdad las huellas estaban a 1 kilómetro de la casa de la machi. Y en esa trayecto, habían otros hogares que no fueron allanados, por lo que no se explicaba por qué se decide ir donde Linconao.
Después, la machi relató que una vez en la comisaría, los carabineros la desvistieron y le quitaron el paño que ocupa en cabeza.
8 meses duró el primer juicio que enfrentó la machi por el arma hechiza encontrada en su casa. Salió absuelta. Después, volvió a ser detenido el 30 de marzo de 2016. Pasó 10 meses en prisión preventiva, entró y salió de la cárcel por cambios en las medidas cautelares y aguantó un juicio de dos meses para ser nuevamente absuelta.
La machi también tuvo palabras para José Peralino Huinca, el co imputado que, según la Fiscalía, confesó el crimen e involucró al resto de los comuneros. El problema es que no existe grabación alguna de esa declaración y la prueba fue ingresada al juicio a través de dos policías que fueron «testigos de oídas». Se trata de dos oficiales de la PDI a los que Peralino después acusaría de torturarlo y amenazarlo para dar ese falso testimonio.
Además, reveló que el 30 de marzo, día del control de detención de 11 imputados, los pusieron a todos en una fila, antes de entrar a la sala. La machi los vio a todos y conocía solo a uno. Eso sí, faltaba José Peralino. «El abogado de la defensoría dijo: ‘¿Dónde está José Manuel Peralino Huinca?’. ‘Tiene que estar aquí’, dijeron los de la PDI, pero seguía en la celda, no lo querían sacar», dice la machi.
«Uno de las PDI estaba con el rostro cubierto y le dije, ¿por qué se tapa la cara? Entonces se escondió en la oficina, cerró la puerta y le dije que si estaba José Peralino, que salga. A los 25 minutos lo sacaron y lo tenían amarrado de las manos, estaba herido y lo llevaron a tribunales. A él lo obligaron a firmar unos papeles después de amenazarlo de muerte, de torturarlo. Le dijeron que si no firmaba lo iban encerrar, a matar a sus hermanos su polola. El cabro no es normal, psiológicamente no está bien, lo sé porque lo conozco de chico», agregó Linconao.
El testimonio de Peralino, del cual se retracto ese mismo 30 de marzo en el control de detención, fue desacreditado por los jueces que absolvieron a los once comuneros, recordando que no es posible condenar a una persona sobre la base exclusiva del testimonio de un co-imputado. Y ninguna de las pruebas presentadas en el juicio tenían coincidencia con lo declarado por el joven comunero.
«Estamos cansados de la justicia chilena, porque para los mapuche no hay justicia. Para los ricos, los latifundistas, sí hay», aseguró la machi.
Linconao finalizó enviando un mensaje de agradecimiento a todas las personas que la han ayudado y de todos los países que realizaron marchas y visibilizaron su caso. «Lo agradezco y les pido que me sigan apoyando», finalizó la machi, resaltando que se volverá a presentar, todos los días, en el nuevo juicio que comenzará el 26 de febrero.
