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Natalia Piergentili y diferencia con el Frente Amplio: “Tenemos menos trauma y más oficio”

Por: Joaquín Castro Mauro | Publicado: 09.11.2022
Natalia Piergentili y diferencia con el Frente Amplio: “Tenemos menos trauma y más oficio” Natalia Piergentili |
En diálogo con El Desconcierto, la presidenta del PPD hace un llamado a discutir la reforma de pensiones sin «enamorarnos de nuestro propio proyecto». Además, insta a mantener la postura de un órgano 100% electo para el proceso constituyente, aunque las encuestas digan lo contrario. «Hay que actuar por convicciones, no con calculadora», enfatiza.

Luego de semanas de roces y declaraciones cruzadas, las fuerzas oficialistas asistieron al cónclave realizado en el palacio presidencial de Cerro Castillo el pasado domingo. El objetivo fue limar asperezas entre las coaliciones y confluir en torno a un relato conjunto que le permita al gobierno avanzar con el programa. 

Una de las participantes de la cita fue la presidenta del PPD, Natalia Piergentili Domenech (44), quien en entrevista con El Desconcierto repasa las principales conclusiones del encuentroy expresa que hay diferencias de enfoques entre las dos coaliciones.

A pesar de esto, señala, están comprometidos con el gobierno y admite que es cuestión de esperar para que la alianza se concrete: “Todo esto tomará tiempo, porque cuando uno hace uniones apresuradas, sólo por juntar siglas y por una unidad de corto plazo, no tiene base en el futuro”.

– ¿Se cierra la posibilidad a que las dos coaliciones se unan y formen una sola?

Yo creo que es prematuro hablar de una sola coalición, porque no sólo tiene que haber unidad de propósito, sino un proyecto y una proyección futura, que es algo que no hemos conversado. 

No es que no exista la posibilidad, pero no hemos iniciado una conversación, de modo que, para ser francos, es más apropiado hablar de una alianza, no solo para acompañar al gobierno, sino también para enfrentar de la manera más unida posible los desafíos electorales y ponernos de acuerdo en ciertos mínimos que van a contribuir a cómo se están implementando las reformas de gobierno, porque al no tener mayoría parlamentaria es complicado llevarlas a cabo.

– ¿Esta conversación se tuvo que tener antes?

Antes de la campaña por el plebiscito habíamos hecho este intento de tener reuniones regulares todos los meses, pero no se pudo dar. Estábamos en otra sintonía y además llevábamos muy poquito tiempo de gobierno. Entonces no había tanto que evaluar todavía, por ende, creo que es el tiempo que corresponde para este tipo de conversaciones.

¿Cuáles son las diferencias en los enfoques de cada coalición?

Nosotros venimos de una base política de otra trayectoria, en la que consideramos que los acuerdos son valiosos, no son un crimen. 

Además, la realidad del Parlamento nos da razón en que ese es el camino a seguir. Sería distinto si es que tuviéramos mayoría parlamentaria, porque ahí discutiríamos algunos aspectos formales de las reformas. Pero, cuando tienes que hablar con la oposición, recalcular la ruta es algo complejo.

En ese sentido, tenemos menos trauma y más oficio con eso, porque hemos sido gobierno. Hay que tener en consideración que el Frente Amplio es la primera vez que gobierna. Por lo tanto, asimilar la responsabilidad es difícil y es un golpe de realidad.

– ¿Diferencias de forma, pero no de fondo?

No tenemos muchas diferencias en cómo nos imaginamos Chile, pero creo que nuestras experiencias vitales hacen que actuemos distinto y, a propósito de cómo se dio nuestra relación antes del plebiscito, también hay que recomponer confianzas y derribar prejuicios para trabajar más.

Nosotros tenemos experiencia con la Nueva Mayoría que fue un intento de acuerdo amplio programático, pero que, al no tener una base más profunda de debate, terminó apurando al gobierno, con las vicisitudes que de eso derivaron. 

– ¿Cree que se esté viviendo un proceso parecido al que tuvo la Concertación durante sus primeros años?

Está la misma voluntad de hacer cosas juntos, porque entendemos que por separado no nos va a ir bien. Hacer una comparación entre estas dos coaliciones se puede hacer, sin embargo, hay que tener en consideración que la Concertación nace para derribar una dictadura donde habían muertos de por medio. 

A esto se suma el fracaso de los socialismos reales y una renovación de la mirada socialista, por lo tanto, fue una coalición que se fraguó en función de un objetivo tan importante, pero con enormes cicatrices, que impidieron poder hacer conversaciones y planteamientos más de futuro.

La situación actual es bastante distinta. No tenemos, gracias a Dios, muertos de por medio ni tenemos la derrota de un modelo de vida como fue el socialismo real. Pero, por lo mismo, tenemos que ser responsables en el sentido de tener toda la voluntad de trabajar juntos y de poner los intereses superiores del país por sobre nuestras identidades, pero hacerlo de tal manera que tenga una infraestructura que permita ofrecerle un futuro a Chile más allá de estos cuatro años. 

Los objetivos del gobierno a corto plazo

– El enfoque del gobierno estará centrado en la reforma de pensiones, salud y el sistema nacional de cuidados. ¿Con quiénes debe tener conversaciones para un pacto de apoyo a estos proyectos?

Nuestro foco final es entregarle mayores pensiones a actuales y futuros jubilados, reparar la simetría con las mujeres y demás. Creemos que la derecha puede estar en la misma línea. Donde creo que va a haber diferencias es en el mecanismo, cuánto del 6% va a capitalización individual y cómo será la administración, en el caso de la reforma de pensiones.

– ¿Hay margen para negociar? 

Podemos pactar con quienes quieran. Debemos abrir  la discusión y no enamorarnos de nuestro propio proyecto, porque eso impide avanzar y sería complicado explicarle a los chilenos, que están esperando hace años una reforma de pensiones, que no quisimos hablar con los demás porque no les gustó nuestro proyecto.

Entonces, creo que la obligación ética es tan grande que tenemos que conversar con todos los que estén disponibles. Por eso a mí me gustaría que hubiera un cambio de tono en cómo hemos visto a los actores políticos los últimos días. La reforma de pensiones recién entró ayer, son 400 páginas, así que me imagino que habrá muchas dudas, pero ya algunos salieron a clavar banderas sobre ciertos temas.

Eso está mal, porque me parece que Chile merece una discusión más profunda, menos dogmática y menos mediática. Concentrémonos en trabajar en el proyecto y discutiendo por cierto las legítimas diferencias. 

Creo que a veces falta dentro del actual Gobierno considerar eso. No obstante, esta reforma está encabezada por los top one del gabinete, o sea, la ministra Jara, el ministro Marcel y la ministra Uriarte, por lo tanto, no creo que a ese elenco le vaya a faltar voluntad de diálogo.

– Carolina Tohá cumplió dos meses en el cargo y su rol ha sido valorado por el Presidente. ¿Cómo evalúa su desempeño en ese periodo?

La ministra Tohá tiene una tremenda experiencia política y una gran trayectoria en su desempeño profesional. Porque aquí no es sólo ser hábil políticamente, sino entender el Estado. 

Además, ella tiene la capacidad de hacer un puente virtuoso entre generaciones. Esto debido a que tiene un sentido de pensamiento estratégico que le permite tener claridad del propósito y tener la capacidad de gestión para aterrizar las ideas. 

En estos meses, ha demostrado tener la prestancia política para ejercer el cargo, porque uno tiene que apropiarse de ellos. El solo hecho de tener un cargo no te da liderazgo. Eso te da un respaldo, pero si tú no tienes la capacidad de usarlo en función de los objetivos, no tiene mucho sentido. 

Acuerdo a última hora en la cámara 

– La victoria de Vlado Mirosevic en la Cámara de Diputados fue un punto importante para el gobierno. ¿En qué momento surgió levantar su nombre?

Para nosotros siempre fue importante perseverar en el acuerdo inicial de la Cámara y Vlado tenía la presidencia unos periodos más adelante. De modo que no es que su nombre haya salido del sombrero el mago, sino que ya era un nombre del Socialismo Democrático para presidir la Cámara. 

– La situación se resolvió en un par de días, cónclave de por medio. ¿Pensaron en que llegarían a buen puerto?

Esto no fue tratado en el cónclave. Sin embargo, era una posibilidad que perdiéramos. Pero habían dos cosas que eran importantes para nosotros: Que no sé quebrarán la relación de las dos coaliciones de gobierno y obtener la presidencia de la Cámara. Y cumplimos ambos objetivos.

Si hubiese salido Calisto, por ejemplo, con votos del Socialismo Democrático habíamos resquebrajado nuestra alianza y eso hubiese sido un golpe muy importante. 

En caso que hubiese ganado la oposición y nosotros hubiésemos votado todos ordenados por nuestro candidato, aunque era derrota, habíamos salido unidos y fortalecidos. Por lo tanto, creo que que salimos airosos y que cumplimos ambos objetivos.

– ¿En qué términos está la relación del oficialismo con la DC y el PDG? ¿Los ven como socios legislativos o hay dudas?

Es súper importante sincerar que este es un acuerdo administrativo, no es un acuerdo ni programático ni político. Aquí ciertas fuerzas se ponen de acuerdo para ver quién preside la Cámara, quien integra comisiones y cómo vamos a trabajar, de modo que nunca hemos tenido esos votos en el bolsillo. Por eso es tan importante poner los intereses superiores de la ciudadanía por encima los proyectos y trabajarlos en su mérito. 

Me imagino que cada proceso, con este Parlamento tan fragmentado, nos obliga a tener esa metodología en todos los proyectos. Pero ello no repercute más allá de lo que pueda pasar en adelante con los proyectos. 

«No podemos pasar de este mes sin acuerdo constituyente»

– Luego de dos meses de negociaciones para el proceso constituyente. ¿Cuáles son sus conclusiones hasta el momento? ¿Se ha avanzado más lento de lo presupuestado?

Creo que todos los procesos políticos toman lo que tienen que tomar. Aunque eso no significa que nos podamos demorar la vida entera, hay un sentido de urgencia. No podemos pasar de este mes sin acuerdo, porque de eso depende también cómo proyectemos una elección de convencionales el próximo año y que tengamos en la brevedad una nueva Constitución.

– ¿No cree que se esté demorando demasiado?

Hay voluntad de los dos sectores que están en esta negociación, yo no tengo por qué dudarlo y no voy a caer en el juego de cargar contra la oposición, porque nosotros también hemos tenido problemas al interior de las dos coaliciones para ponernos de acuerdo y hemos pedido más tiempo a la derecha. 

Aquí han habido ralentizaciones por varias razones, porque nos ha costado llegar a acuerdo en ciertos puntos y hemos tenido que replegarnos para volver a ponernos de acuerdo. Así también le ocurrió la derecha. Por eso, lo importante es decir que los dos sectores tienen voluntad y el compromiso firme de ofrecer un mecanismo que permita una nueva Constitución para Chile. 

Sabemos que estamos con la soga al cuello y que tenemos que terminar máximo en noviembre porque es una deuda con el país, porque mucha gente votó rechazo con la esperanza de un nuevo proceso con distintas bases y formas más acotadas, menos maximalistas. Yo diría que este viernes de nuevo vamos a trabajar en una jornada que esperamos sea maratónica. 

– Ustedes como oficialismo ya presentaron una propuesta de mecanismo. ¿Siguen teniendo esa posición o ha cambiado algo con el correr de las reuniones?

Nosotros hemos presentado una propuesta concreta que contempla todo el mecanismo. Ahora queda ver si cuaja o no cuaja y también hay que desmentir notas de prensa que dicen que el Socialismo Democrático está reculando en la opción de una Convención 100% electa por miedo a perder la elección de integrantes, esto es falso. Tenemos compromiso total con ello, no estamos mirando la calculadora.  

– Varios sondeos adelantan que los partidos impugnadores del proceso constituyente tendrían buenos resultados, como Republicanos y el PDG. ¿Es una posibilidad que tienen en mente si proponen un mecanismo 100% elegido?

Hay que actuar por convicciones, no con calculadora. Hoy día, cuando tenemos voto obligatorio, nuestra tarea como partidos políticos es darle una oferta programática al país que conquiste voluntades y corazones.

Si yo me quedo sentado en mi casa pensando que me van a ganar, lo más probable es que así sea, pero no puedo salir a la cancha pensando que voy a perder el partido aunque sea un equipo que suena mejor. 

Hay que estar disponible a dar un debate de altura con propuestas que se hagan cargo de todo lo que hemos hemos podido levantar. Si nos vamos a acomplejados, o con la calculadora en la mano, yo por lo menos como presidenta del PPD no estoy disponible a transar en mis convicciones porque una encuestadora dice que a lo mejor me va mal. 

– ¿El Acuerdo está antes del 15 de noviembre?

Es complicado, pero haremos todos los esfuerzos posibles. Lo que veo como una tontería es que alguien diga que dilatar cualquier mes le parece bueno.

Esos gustitos se los dan los que de verdad siguen en una burbuja o se juntan tanto entre ellos que no son capaces de darse cuenta de que la realidad es distinta y demanda cosas distintas de alturas distintas.

Yo espero tener un buen acuerdo pronto el 15 de noviembre, el 16, etcétera y ojalá hubiera podido ser en octubre.

– Respecto a una futura elección de convencionales habría la posibilidad de que vayan en coalición con el Frente Amplio o irían en una lista aparte ustedes? 

No lo tengo claro, hay voces que abogan por uno por lo otro, pero por una más bien por un tema táctico, o sea, yo creo que ojalá tengamos un proyecto constitucional lo más común posible.

La idea no es pelearnos entre nosotros, pero sí creo que puede ser buena idea ir por separado porque nosotros ocupamos un espacio político distinto dentro de la centro izquierda con el Frente Amplio. Somos casas pareadas, entonces hoy día, que tenemos a los Amarillos y Demócratas que quieren disputar un espacio más cerca de mi casa, a lo mejor es razonable que yo me quedé en mi casa peleando mi espacio.

Lo importante es que tengamos ciertos mínimos comunes de definiciones para una Constitución y la táctica podrá ser diversa y esto hay que trabajarlo con la suficiente madurez para que el día mañana, si vamos separados, no seamos competidores. Yo no quiero competir con el colega de Convergencia, que está en la lista de al lado. Quiero disputarle el voto a los Amarillos, a los Demócrata y al PDG, que es un vaivén populista que a veces va para allá y a veces viene para acá.

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