FOTORREPORTAJE| No todo es 10%: vivir en la calle en tiempos de pandemia

Militares y carabineros se observan en muchas de las esquinas de Santiago. La pandemia de COVID-19, la apertura de ciertas comunas de la Región Metropolitana y el retiro del 10% de las AFP son los temas mencionados por los transeúntes que caminan por una fría ciudad mientras otros, ordenan sus carpas o tratan de preparar algo para comer.  

Vivir en la calle en estos tiempos se ha vuelto una prueba de fuego para varias familias a las que no les ha quedado otra opción. “Las pocas oportunidades que da el sistema para salir de la pobreza y los problemas económicos que atraviesa el país por la emergencia sanitaria son factores que han influido mucho”, dice un transeúnte que le entrega mercadería a una familia que vive en el conocido bandejón de la Alameda. 

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Al frente de la casa central de la Universidad de Chile vive un grupo de familias de unas doce personas. Cocinan, lavan y ordenan su lugar de “residencia”, como le dicen, mientras los autos pasan a su alrededor y Carabineros fiscaliza a los automovilistas. La situación es compleja, no pueden dormir tranquilos debido a que en las noches, como cuentan, funcionarios de la Municipalidad junto a la policía los sacan periódicamente del lugar, quitándoles las carpas y enseres. “Nos han pegado y nos han llevado detenidos para luego pasarnos a un albergue sin nada. Hemos perdido algunas carpas, ropa y cosas que nos servían bastante y después nos devuelven solo con algunas cosas”, dice Cristián Ibáñez, con voz temblorosa, por lo que han significado estos episodios.  

Bajando por calle Bandera se encuentran otras familias que ocupan los costados de los edificios para montar sus carpas y cocinar. “Estamos haciendo unos fideos que nos regalaron”, cuenta Osvaldo Mendoza mientras pela unas cebollas para acompañar la comida. Más allá, un caballero de sombrero que espera impaciente el almuerzo con un cigarro expresa que debido al COVID se les ha hecho sumamente difícil vivir en las calles. “La pasamos mal, pero hay gente que nos ayuda. Nos llegan carpas, pero a veces tenemos que arrancar con ellas, porque nos pegan los de la Municipalidad. Eso nos tiene con una gran incertidumbre y mucho miedo”, cuenta Pascual Tapia mientras fuma.  

Llegando al barrio Lastarria en el centro es fácil encontrar a Jaime Correa, uno de los personajes más queridos del lugar y que vive hace algún tiempo con su perrito Bacán en la calle Merced. Solo tiene un colchón y un par de frazadas para protegerse de las gélidas temperaturas, ya que no le gustan las carpas por una situación traumática que vivió. «Una vez trataron de quemarme vivo dentro de una carpa y desde ese día les tengo miedo y no las ocupo«, dice mientras le hace cariño a su cachorro. 

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Comida no les falta, los vecinos del barrio le van dejar alimentos y mercadería para que pueda cocinar. Muchos lo saludan y le hacen su estadía un poco más grata. «Es difícil y duro vivir en las calles, a pesar de que a muchos nos gusta esta libertad, pero es muy difícil vivir así en este Chile que nos desconoce«, dice mientras revisa la comida de Bacán, su mejor amigo y compañero de ruta.