Análisis | AFPs vs previsión democrática ¿Salgamos de la confusión? Los 3 pilares de un sistema previsional sustentable

Por: El Desconcierto | Publicado: 18.07.2020
En temas de jubilaciones y red de seguridad social, Chile no parece bien conectado al resto del mundo. Suelen escucharse opciones muy de blanco y negro, cuando en realidad, en muchos países, esas diferencias ya están resueltas con sistemas que recogen lo mejor de las diferentes propuestas y experiencias.

Al parecer, en Chile nos cuesta incluso definir lo que sería un buen sistema previsional. Algunos lo resumen en cuanto pagan las jubilaciones. Otros localizan porcentajes y tasas de recambio. Otros miran a quienes controlan los fondos. Como organización o demanda social, «No más AFP”, tiene claro lo que NO quiere, pero faltan definiciones que nos permitan avanzar. El gobierno, por su parte, defiende las AFP aunque signifique perecer políticamente. La oposición usa palabras como “mixto” y “reparto”, cargadas de una dualidad constitucional de antaño. “Solidaridad”, en este contexto, esconde el rol esencial de la gente en la sustentabilidad económica de su país.

¿Que es un sistema previsional?

Un sistema previsional prepara y sustenta a la sociedad en el largo plazo, asegurando prosperidad personal y social. Son los ahorros de todos y las inversiones que se hacen posibles al gestionarlas desde una mirada de bien común. Es, por lo mismo, prevenir costos sociales en el futuro, y facilitar el alcance de metas sociales y personales.  Un sistema previsional de tres pilares, como se aplica en varios países, se estructura de acorde a sus objetivos.

Pilar 1: garantiza que no seas pobre en el futuro, que te sustentes como ser humano;

Pilar 2: es un monto proveniente del contrato entre empleado y empleador, que da estabilidad y continuidad a largo plazo;

Pilar 3: es un monto donde lo trabajado individualmente es valorado para más tarde en la vida.

El sistema suizo lo gráfica así, como una casa:

Fig 1: En el tradicional sistema de tres pilares, existen las pensiones estatales, los beneficios ocupacionales y las pensiones privadas; todas se suman para ser tu jubilación.

Según la estructura básica de un sistema previsional sustentable (figura 1), cada pilar tiene a un responsable (Estado, empleador, individuo); distintos programas (seguros de discapacidad o muerte, pensiones directas, beneficios varios); y posibilidades (impuestos, inversiones, ahorros y seguros). En la base de la casa se ilustra si es obligatorio o voluntario.

Cuando jubilas, estos montos se suman y forman tu jubilación. Es importante notar que el ahorro personal es flexible y en muchos casos, lo puedes usar cuando tú quieras. Los montos, porcentajes, cálculos, mínimos y máximos varían en cada país dependiendo de sus prioridades y valores. Son gestionados por el Estado, bancos, aseguradoras, sindicatos, gremios y cooperativas.

Estos mecanismos buscan responder a metas relacionadas con la equidad y dignidad social, ejemplificados por Suiza, donde se definen los objetivos de esta forma: Pilar 1: Asegurar el sustento de todas las personas que viven y trabajan en el país. Pilar 2: Mantener tu estilo de vida acostumbrado. Pilar 3: mantener tu estilo de vida acostumbrado y cumplir tus deseos individuales en la jubilación.

De esta forma se construye una estructura sólida al largo plazo, y democrática en su aplicación, permitiendo además adaptaciones rápidas en tiempos de crisis.

Fig 2: Ejemplos de programas y beneficios para cinco países.

En base a los tres pilares (figura 2), diferentes países arman sus programas y beneficios. Islandia tiene el mayor porcentaje de inversión privada versus fondos estatales para financiar pensiones. Noruega es el país con los jóvenes “mas ricos” del mundo. Dinamarca es el país con mayor movilidad económica. Nueva Zelandia y Canada usaron estas estructuras para pasarle dinero rápidamente a sus habitantes en tiempos de la crisis del Covid, reactivando la economía con estos traspasos y sin poner en riesgo la vida de sus ciudadanos.

En Chile la casa es debil, a punto del colapso

De esta forma, el sistema previsional fortalece a la sociedad en su conjunto, con sustentabilidad a largo plazo. Brinda resiliencia económica ante la adversidad, asegurando la prosperidad personal y social de quienes habiten en el país. Por esta razón, se ilustra como una casa, con techo y fundaciones, sostenida por tres pilares. Esta casa nos protege a todes como sociedad y personas.

Fig 3. Los tres pilares chilenos no contemplan aporte de los empleadores.

En economías de las democracias consolidadas, el pilar 1 es universal, para todes, hasta asegurar tu sustento vital. Si sobrepasas ese sustento con los otros pilares, este monto se reduce equivalentemente, repartiendo el peso entre los pilares. Este pilar no es un tema de “solidaridad hacia los más vulnerables”: es parte fundamental de solventar la economía en su conjunto. Reconoce el trabajo (remunerado y no remunerado) de todes y minimiza los costos de pobreza, seguridad y salud.

Trabajadores informales, trabajadores poco o no-remunerados, en su mayoría mujeres, nuestros abuelos y abuelas, son todos parte esencial de nuestra sociedad y economía futura. Pero en Chile, hay restricciones importantes en el acceso al primer pilar. El segundo y el tercer pilar, mientras tanto, son financiados por los individuos, dejando afuera el aporte del empleador. En el caso chileno, la casa tiene problemas estructurales.

El pilar 1, del Estado, está sobrecargado, pues los otros dos pilares son débiles. Carcomidos por la deuda, con poco “dinero en el bolsillo” y sin acceso a nuestros ahorros, la casa tambalea.

En Chile: una casa injusta y restrictiva

El responsable del primer pilar (pensiones estatales) es el estado, y el del tercer pilar (ahorro voluntario), eres tú como individuo. Pero el responsable del segundo pilar (ahorro obligatorio) también ¡eres tú! O sea, en el sistema chileno somos las personas que debemos sostener los tres pilares de la casa económica, como Estado (que funciona con aportes de todes) o como individuo.

En estas condiciones, las probabilidades de fortalecer y ahorrar en el tercer pilar se vuelven mínimas. En las economías mencionadas, la responsabilidad del segundo pilar es del empleador, y es financiado por ambos:  empleado y empleador, usualmente en partes iguales (Fig. 2.). En Chile, los empleadores no están poniendo su parte.

En el sistema chileno, además, hay más restricciones y menos libertad: se financia con una deducción involuntaria y sobre-representada del ingreso disponible del contribuyente. Esto destruye los cimientos de la economía, pues se reduce la capacidad de ahorro personal (para vivienda, tiempos de crisis, o compras importantes a futuro, para minimizar la deuda), de consumo (para comer, necesidades familiares, dinamismo económico) e inversión (como el individuo económico, mejora su calidad de vida en el futuro con sus acciones de hoy).

Chile y una Previsión para el Siglo XXI

Un sistema de los tres pilares bien implementado reparte las responsabilidades previsionales en tres (Estado, empleador, individuo). Da mejores pensiones sin sobrecargar al Estado. Un gobierno democrático y transparente regula. La inversión y ahorro privado suben, y también la competitividad de la oferta. Tiene liquidez. Esta mirada se alinea con estrategias de reactivación y rediseño de la economía, donde necesitamos solucionar varios problemas a la vez. Es parte de una nueva matriz público-privada, que requiere transparencia en la inversión y eficiencia en su implementación. Requiere un compromiso del empleador con les trabajadores.

El sistema actual perjudica nuestra resiliencia económica, con poca transparencia, poca oferta, pésimas pensiones, altos costos y comisiones, y donde la gente carga el costo en sus hombros. En noviembre 2019, el empresariado anunciaba que había «que meterse la mano en el bolsillo” frente a las demandas del estallido social. Asumir su parte en un verdadero sistema previsional es un paso fundamental en materializar esa intención.


Camilo Lanfranco. Economista & sociólogo, MA medios, interculturalidad y nuevas tecnologías Colaborador, Laboratorio de Cambio Social.

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