Si tú subes, yo caigo: La equidad se ve erróneamente como perjudicial por grupos acomodados

Por: Luca Sangalli | Publicado: 03.08.2022
Si tú subes, yo caigo: La equidad se ve erróneamente como perjudicial por grupos acomodados /
Un estudio publicado en la revista Science Advances, señala que las personas de grupos favorecidos son propensas a la percepción de que una mayor igualdad significa menos para ellos, incluso en el caso de políticas que explícitamente son beneficiosas para todos.

La mayoría de las personas dicen que quieren una sociedad más igualitaria, pero las políticas destinadas a aumentar la igualdad para grupos desfavorecidos continúan generando una férrea reacción por parte de ciertos grupos de la sociedad.

Esta reacción, incluso violenta en ciertas ocasiones, se ha atribuido a una variedad de causas, incluidos los temores de la mayoría de grupos acomodados de perder su estatus y privilegios sociales.

Un reciente estudio realizado por investigadores de Berkeley Haas, publicado en la revista Science Advances, ofrece una nueva perspectiva sobre esta situación, identificando una causa subyacente de esta oposición que trasciende las ideologías: las personas en posiciones privilegiadas ven la igualdad en sí misma como dañina y tienden a pensar que la desigualdad los beneficia.

“Descubrimos que la gente piensa en el mundo en términos de suma cero, por lo que una ganancia para un grupo necesariamente implica una pérdida para otro”, señaló a Eurekalert el coautor del estudio Derek Brown, estudiante de doctorado de Berkeley Haas. “Esto parece ser un error cognitivo al que todos son susceptibles, no solo una minoría vociferante que tiene antipatía hacia algún grupo en particular”.

El artículo, escrito en coautoría por Drew Jacoby-Senghor, profesor asistente de administración de Berkeley Haas, junto con Isaac Raymundo, estudiante de doctorado de la Universidad de Columbia, ayuda a explicar por qué incluso las personas con fuertes creencias igualitarias pueden bloquear las políticas que buscan reducir las disparidades sociales.

Más allá de la amenaza de perder estatus, las personas en grupos favorecidos son propensas a la percepción de que una mayor igualdad significa menos para ellos, hasta el punto en que votarán por políticas que les causen daño económico y aumenten la desigualdad en lugar de políticas que los beneficien y reduzcan la desigualdad, asevera el estudio.

“En nuestro experimento, era más importante para las personas qué tan bien estaban en relación con otros grupos que cómo les iba en términos absolutos”, dice Jacoby-Senghor. “Ven una pérdida de ventaja relativa como una pérdida absoluta, incluso cuando se trata de una clara ganancia material”.

En investigaciones anteriores, ya Brown encontró que las personas ven las políticas que aumentan la representación de las minorías en un programa como una reducción de sus posibilidades, incluso políticas explícitamente beneficiosas para todos.

En el nuevo artículo, los autores pidieron a las personas que solo evaluaran políticas de suma distinta de cero que ayudaban a los grupos desfavorecidos sin quitarles nada a ellos, e incluso mejoraban las cosas para los grupos favorecidos. En todos los experimentos, controlaron cinco formas bien estudiadas de oposición ideológica a la igualdad: conservadurismo político, preferencia por estructuras sociales jerárquicas, creencia de que la sociedad es de suma cero, creencias que justifican el sistema y prejuicio explícito. Si bien encontraron que algunos de ellos se correlacionaban con las percepciones de las políticas, las variaciones en la ideología no explicaban la visión negativa de las personas sobre una mayor igualdad.

En un escenario, por ejemplo, a los participantes blancos no latinos del estudio se les dijo: “En 2018, los compradores de vivienda blancos recibieron aproximadamente $386.4 mil millones de dólares en préstamos hipotecarios de los bancos, mientras que los compradores de vivienda latinos solo recibieron alrededor de $12.6 mil millones en préstamos hipotecarios en general”. Luego se les presentaron propuestas para que los bancos aumenten la cantidad de préstamos para latinos, manteniendo los préstamos para compradores de vivienda blancos. Aun así, los participantes malinterpretaron la propuesta de aumentar la cantidad para los compradores latinos como una reducción de sus posibilidades de obtener un préstamo, y pensaron que disminuir la cantidad disponible para los latinos mejoraría sus posibilidades.

Esta percepción errónea también se mantuvo cuando los investigadores probaron políticas beneficiosas para todos que benefician tanto a los grupos mayoritarios como a los minoritarios. La mención de los beneficios sociales tampoco provocó un cambio: los participantes blancos pensaron que una política que reduciría la desigualdad al ofrecer más préstamos para los latinos y beneficiaría a la sociedad al estimular la inversión hipotecaria para todos los grupos reduciría su capacidad para obtener un préstamo, mientras que percibieron una política que disminuiría los préstamos a los latinos—empeorando la desigualdad—y disminuiría la inversión hipotecaria general como algo que no los perjudicaría.

Incluso cuando a los participantes blancos se les dijo directamente que cualquier persona que quisiera acceder a un préstamo podía obtener uno y que no había límite en la cantidad disponible, continuaron creyendo que también aumentar los préstamos a los latinos reduciría ligeramente sus posibilidades de obtener un préstamo.

“Las causas y las soluciones a la desigualdad son complejas, pero incluso cuando las simplificamos y nos esforzamos al máximo para asegurarnos de que todos estuvieran mejor en estos escenarios, las personas aún encontraron una manera de creer que se verián perjudicadas”, dice Jacoby-Senghor.

Los hallazgos arrojan nueva luz sobre una de las teorías fundamentales de la psicología social y la teoría de la identidad social, la cual postula que las personas tienden a preferir que se asignen cantidades relativamente mayores de recursos a su grupo interno que a un grupo externo. Esta preferencia se predice por la percepción errónea de que las reducciones de la ventaja relativa necesariamente dañan a los grupos favorecidos en términos absolutos, según los investigadores.

Más allá de la teoría, los hallazgos son preocupantes dados los enormes costos sociales y económicos que implica la desigualdad. Esta visión de suma cero de la igualdad es un obstáculo con el que los formuladores de políticas que buscan reducir las disparidades deberán lidiar, explicó Brown.

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