Revista Nature: «El decrecimiento puede funcionar: así es como la ciencia puede ayudar»

Por: Pedro Hernández | Publicado: 21.12.2022
Revista Nature: «El decrecimiento puede funcionar: así es como la ciencia puede ayudar» /
Un reciente artículo publicado en la prestigiosa revista Nature explica por qué sería necesario dejar atras una de las premisas básicas del capitalismo global -el anclaje entre el crecimiento del PIB y el bienestar de los países.

La prestigiosa revista científica Nature publicó un artículo titulado «El decrecimiento puede funcionar: así es como la ciencia puede ayudar» firmado por un grupo de ocho científicos líderes en economía ecológica.

La publicación aborda el por qué las economías más avanzadas deben reducir el uso de energía y materiales para avanzar en la descarbonización y detener el deterioro ecológico. Ofrece, además, un marco estratégico para que los gobiernos de los países más desarrollados puedan plasmar políticas decrecentistas.

«La economía global está estructurada en torno al crecimiento: la idea de que las empresas, las industrias y las naciones deben aumentar la producción cada año, independientemente de si es necesario. Esta dinámica está impulsando el cambio climático y el colapso ecológico. Las economías de altos ingresos, y las corporaciones y clases adineradas que las dominan, son las principales responsables de este problema y consumen energía y materiales a tasas insostenibles» introduce el texto.

Las «economías ricas» -agrega- deben abandonar el crecimiento del producto interno bruto (PIB) como objetivo, «reducir las formas de producción destructivas e innecesarias» (los aviones privados, por ejemplo) para disminuir el uso de energía y materiales, y centrar la actividad económica en «la satisfacción de las necesidades y el bienestar humano».

El decrecimiento de las regiones más desarrollas podría, a juicios de los investigadores Jason Hickel, Giorgos Kallis, Tim Jackson, Daniel W. O’Neill, Juliet B. Schor, Julia K. Steinberger, Peter A. Victor y Diana Ürge-Vorsatz., «liberar energía y materiales para los países de ingresos bajos y medianos en los que el crecimiento aún podría ser necesario para el desarrollo».

En este sentido señalan que el decrecimiento es una estrategia decidida para estabilizar las economías y lograr objetivos sociales y ecológicos, a diferencia de la recesión, que es caótica y socialmente desestabilizadora y ocurre cuando las economías dependientes del crecimiento no logran crecer».

Para lograr este proposito, los autores proponen los siguientes ejes estratégicos:

Reducir la producción menos necesaria. Esto significa reducir sectores destructivos como los combustibles fósiles, la carne y los productos lácteos producidos en masa, la moda rápida, la publicidad, los automóviles y la aviación, incluidos los aviones privados. Al mismo tiempo, es necesario acabar con la obsolescencia programada de los productos, alargar su vida útil y reducir el poder adquisitivo de los ricos.

Mejorar los servicios públicos. Es necesario garantizar el acceso universal a servicios de salud, educación, vivienda, transporte, Internet, energías renovables y alimentos nutritivos de alta calidad. Los servicios públicos universales pueden generar sólidos resultados sociales sin altos niveles de uso de recursos.

Introducir una garantía de empleos verdes. Esto capacitaría y movilizaría mano de obra en torno a objetivos sociales y ecológicos urgentes, como la instalación de energías renovables, el aislamiento de edificios, la regeneración de ecosistemas y la mejora de la atención social. Un programa de este tipo terminaría con el desempleo y garantizaría una transición justa fuera del trabajo para los trabajadores en industrias en declive o ‘sectores en extinción’, como los que dependen de los combustibles fósiles. Podría combinarse con una política de renta universal.

Reducir el tiempo de trabajo. Esto podría lograrse reduciendo la edad de jubilación, fomentando el trabajo a tiempo parcial o adoptando una semana laboral de cuatro días. Estas medidas reducirían las emisiones de carbono y liberarían a las personas para participar en el cuidado y otras actividades de mejora del bienestar. También estabilizarían el empleo a medida que disminuya la producción menos necesaria.

Habilitar el desarrollo sostenible. Esto requiere cancelar las deudas injustas e impagables de los países de bajos y medianos ingresos, frenar el intercambio desigual en el comercio internacional y crear las condiciones para que la capacidad productiva se reoriente hacia el logro de objetivos sociales.

Algunos países, regiones y ciudades ya han introducido elementos de estas políticas. Muchas naciones europeas garantizan atención médica y educación gratuitas; Viena y Singapur son famosos por sus viviendas públicas de alta calidad; y casi 100 ciudades en todo el mundo ofrecen transporte público gratuito. Muchas naciones han utilizado esquemas de garantía de empleo en el pasado, y se están realizando experimentos con ingresos básicos y jornadas laborales más cortas en Finlandia, Suecia y Nueva Zelanda.

Pero implementar una estrategia de decrecimiento más integral, de manera segura y justa, enfrenta desafíos clave de investigación. Pese a ello, la Teoría del Decrecimiento, empieza a tener cada vez más eco en la agenda científica y política a nivel global. Hace algunos días atrás la Unión Europea anunció que financiará por primera vez investigaciones científicas sobre la viabilidad del decrecimiento.

 

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