Conoce a los 12 anfibios chilenos que podrían desaparecer por el cambio climático

Por: María Parra con información de IEB y CAPES | Publicado: 06.03.2023
Conoce a los 12 anfibios chilenos que podrían desaparecer por el cambio climático Sapo de Mehuín / Sapo de Mehuín. Foto: Valeria Ochoa para IEB
Un estudio realizado en el bosque lluvioso valdiviano encontró que 12 especies de anfibios (ranas y sapos) del país reducirán su área de distribución debido al cambio climático pudiendo extinguirse en los próximos 30 años. El estudio advierte sobre la falta de áreas protegidas que contengan estas especies.

Los anfibios (sapos, ranas, salamandras, axolotes) son de los grupos animales más vulnerables al cambio climático porque son ectotermos, lo que significa que dependen de las condiciones externas de su ambiente para regular su temperatura. De hecho, la mitad de las especies de anfibios en el mundo ya están en riesgo de extinción.

Un estudio chileno concluyó que al menos 12 especies de anfibios nativos de Chile reducirán de manera permanente sus áreas de distribución en los próximos 30 a 50 años debido al cambio climático, lo que los vuelve proclives a extinguirse. 

Ranita de Darwin

Ranita de Darwin. Foto: Cayetano Espinoza para WWF Chile

El trabajo, liderado por investigadores de la Universidad Austral de Chile, el Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB) y el centro CAPES, estudió a los anfibios presentes en una de las 35 áreas de conservación terrestre más importantes del planeta: el bosque lluvioso valdiviano, que también es hogar del mayor número de especies anfibias del país.

12 especies en riesgo

De las 27 especies estudiadas, 12 verían reducidas sus rangos de distribución amenazando seriamente su supervivencia: se trata de la rana de Darwin (Rhinoderma darwinii); sapo esmeralda de la selva (Hylorina sylvatica); sapo rojo (Eupsophus roseus); rana de hojarasca de párpados verdes (Eupsophus emiliopugini); rana del Catedral (Alsodes gargola); sapo de Miguel (Eupsophus migueli); sapo de pecho espinoso de Barrio (Alsodes barrioi); rana de pecho espinoso de Oncol (Alsodes norae); rana de pecho espinoso de Cordillera Pelada (Alsodes valdiviensis); rana jaspeada (Batrachyla antartandica); sapo terrestre de Valdivia (Eupsophus vertebralis), y el sapo de Mehuín.

Sapo esmeralda de la selva

Sapo esmeralda de la selva. Foto: José Grau

La clave para sobrevivir

Las y los investigadores estudiaron la diversidad filogenética de cada especie de anfibio: esta mide la cantidad de historia evolutiva acumulada al interior de una comunidad específica, es decir, el conjunto de adaptaciones genéticas que ha experimentado a lo largo de los años. Las especies que tienen una alta diversidad filogenética, maximizan su posibilidad de tener un rasgo genético que asegure su supervivencia.

Para predecir los efectos del cambio climático a futuro sobre la historia evolutiva de estas especies, se basaron en dos escenarios climáticos: uno pesimista y uno optimista. Luego se elaboraron modelos de distribución de la especie utilizando inteligencia artificial. Así pudieron proyectar que en cualquier escenario todas las especies de anfibio analizadas cambiarán sus áreas de distribución hacia 2050.

«Aunque los anfibios tienen capacidad de moverse en busca de hábitats adecuados, su movilidad es reducida frente a presiones antropogénicas, por lo que esta búsqueda teórica de condiciones adecuadas para encontrar nuevos hábitats y sobrevivir son sólo aproximaciones, y el escenario en realidad es muy adverso para la conservación”, advierte Olga Barbosa, investigadora del IEB y coautora del estudio.

Además el estudio advierte sobre la falta de áreas protegidas que logren contener una variedad de estas especies.

 

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