“Siete años sin Macarena”: El caso de la defensora ambiental sigue sin avance en la justicia

En agosto de 2016, el hijo de 11 años de la activista ambiental mapuche Macarena Valdés, encontró el cuerpo de su madre colgando de una viga en su casa. El caso, tildado en inicio por la fiscalía como un suicidio, tuvo que ser reabierto y su cuerpo exhumado luego de que peritajes extranjeros concluyeran que hubo terceras personas involucradas en su muerte.

A siete años del hecho, la causa continúa sin avances. Macarena y su esposo Rubén, que luchaban contra la instalación de una central hidroeléctrica en el río Tranguil, habían recibido amenazas por parte de representantes de la empresa. Rubén falleció en un accidente en el 2022, sin una respuesta clara sobre la muerte de su pareja.

La figura de Macarena Valdés se ha convertido en un emblema de la defensa ambiental y el ecofeminismo, y las agrupaciones que claman por su justicia buscan que el caso sea juzgado como un “femicidio empresarial”.

¿Quién defiende a las defensoras?

El caso de Macarena Valdés es equiparado en Latinoamérica con el de activistas asesinadas como Berta Cáceres de Honduras y Marielle Franco de Brasil, en la región donde se asesinan cada año a más defensores del medio ambiente.

Una de las luchas para proteger a quienes defienden la naturaleza es la entrada en vigencia del Acuerdo de Escazú; el acuerdo vinculante entre países de Latinoamérica que promueve el acceso a justicia, información y participación ambiental, y tiene un apartado sobre la protección de activistas ambientales.

Luego de que el gobierno de Sebastián Piñera se negara a adherir al acuerdo, al inicio de su mandato Gabriel Boric hizo parte al país de este instrumento. En la ceremonia de firma del acuerdo, el presidente recordó el caso de Macarena Valdés.

Hidroeléctricas en territorio mapuche

Macarena ya no puede luchar por el río Tranguil, pero en territorio mapuche, otras comunidades llevan la misma lucha por la defensa de otros ríos que consideran sagrados y que forman parte de sus modos de vida ancestrales.

Uno de los más conocidos es el de la hidroeléctrica de la empresa noruega Statkraft en el río Pilmaiquén. Allí, la machi Millaray Huichalaf lidera la lucha que ha contemplado tomas, marchas e incluso acciones ante el parlamento noruego.

En el río Biobío, las comunidades están en alerta por lo que interpretan como la criminalización de su lucha: 12 jóvenes que han acampado en el río en protesta contra la instalación de la central Rucalhue han sido formalizados tras una querella de la empresa, y esperan su próxima audiencia el 20 de septiembre.