Crisis climática: Una nueva perspectiva para abordar las inundaciones

Por: Alex Sánchez | Publicado: 14.09.2023
Crisis climática: Una nueva perspectiva para abordar las inundaciones Imagen referencial – Crisis climática y económica / Cedida
La catástrofe climática representa la próxima revolución económica. Será más importante que la inteligencia artificial, o que la propia revolución industrial, porque el haber transformado nuestro entorno representa más que el final de una época. Es el principio de una nueva era en que la estamos obligados, ya sea por diseño o por desastre, a replantear nuestra manera de construir la sociedad toda, de una forma integral y perdurable, es decir, sustentable.

A nuestro cerebro le cuesta dimensionar la crisis climática. Las inundaciones, incendios forestales y olas de calor generan ansiedad, negación y desesperación. Es difícil conectar estas emociones con la idea de que la crisis climática es causada por acción humana, la quema de combustibles fósiles y nuestro sistema alimentario. Al mismo tiempo, la mayoría de la gente tiene la sensación de que el planeta no va por buen camino.

El foco mediático de las recientes inundaciones en Chile ha sido las construcciones en lugares riesgosos en vez de la crisis climática.

Afortunadamente, hay una forma sencilla de cambiar cualquier conversación sobre este tipo de desastres hacia una nueva perspectiva. Se trata de enfocar las cosas de forma en que podamos procesar de mejor manera qué está sucediendo con nuestro modelo civilizatorio.

En su esencia, Cambio Climático = Pobreza

Algunos estudios sugieren que la crisis climática podría reducir la producción económica global hasta en un 14% para 2050, mientras que otros predicen una reducción del 30% para 2100. Sin embargo, es claro que dichas cifras están subestimando altamente el verdadero daño económico, ya que el cambio climático es irreversible, se está acelerando y nuestra ventana para actuar rápidamente es de cerca de 2000 días.

Pero ¿por qué sucede esto? ¿Por qué se destruye la economía con el cambio climático?

Explicado de forma sencilla y muy reduccionista, la crisis climática significa «muy, muy, muy poca agua y luego mucha agua en muy poco tiempo». En clave más científico técnica, esto se conoce como «alteración de los patrones de precipitación».

Tanto la sequía extrema, como los incendios e inundaciones generan daños a cultivos y aumenta el costo de la vida.

Según un informe del Ministerio de Hacienda, los incendios forestales que afectaron la zona centro-sur del país tuvieron un costo social de US$ 2.275 millones como costo social. Según Colliers, los daños producidos por las recientes lluvias en la zona centro sur se acercan a los US$600 millones en pérdidas de cultivos frutícolas, vitivinícolas y hortícolas, además de maquinaria e infraestructura agrícola, energética e hídrica.

Pero hay esperanza.

En este momento, prácticamente cualquier acción que busque combatir esta crisis existencial significa reducir el daño a las personas, la economía y la naturaleza, y al mismo tiempo mejorar el aire que respiramos y nuestro bienestar general.

Es por esto que la catástrofe climática representa la próxima revolución económica.

Será más importante que la inteligencia artificial, o que la propia revolución industrial, porque el haber transformado nuestro entorno representa más que el final de una época. Es el principio de una nueva era en que la estamos obligados, ya sea por diseño o por desastre, a replantear nuestra manera de construir la sociedad toda, de una forma integral y perdurable, es decir, sustentable.

Estamos navegando una enorme ola de personas que están dando cuenta que toda la economía global necesita ser reconfigurada para alcanzar la carbono-neutralidad y la adaptación al cambio climático lo más pronto posible. Con gigantescas brechas en educación y capacidades en todo el mundo, existe un enorme potencial para la transformación de formas de vida, carreras o para tomar acciones contra el cambio climático para cualquiera que desee canalizar su ansiedad en un cambio positivo.

Debemos superar el paradigma que la protección ambiental se opone a la economía. Al contrario, vivimos en un momento en que la protección de nuestro entorno es nuestra única chance de prosperidad económica.

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