Árboles del desierto: Cruzada por preservar las pocas especies que sobreviven el clima árido

Por: María del Mar Parra | Publicado: 22.10.2023
Árboles del desierto: Cruzada por preservar las pocas especies que sobreviven el clima árido Especialistas estudian los árboles del desierto. / Foto: AFOREST
Sólo cuatro especies de árbol, como la Queñoa o el Tamarugo, han logrado adaptarse para crecer y ser el hogar de animales e insectos en el desierto de Atacama. Todas se encuentran en estado de conservación vulnerable, y un grupo multidisciplinario de expertos trabaja para que no se extingan.

Queñoa, Tamarugo, Algarrobos y Chañar son los pocos árboles que tienen asombrosos mecanismos para lograr sobrevivir en el desierto más árido del mundo al norte de Chile. Pero todas estas especies están en un estado de conservación vulnerable, principalmente por su uso intensivo para leña y carbón.

Ahora, un equipo interdisciplinario de expertos y expertas trabaja por estudiar su importancia, el rol que cumplen en el desierto y difundir ese valor para crear políticas públicas que conserven los bosques áridos.

Esto se suma a esfuerzos públicos como la prohibición de corta que tienen estas especies, que solo se autorizan a través de planes de manejo aprobados por Conaf, y los catastros de estas especies que ha realizado la misma institución.

El grupo, llamado AFOREST, centra su trabajo en las cuencas de la Pampa del Tamarugal, del río Loa y del Salar de Atacama, donde estudian la historia milenaria de estos árboles y su relación con la sociedad.

¿Por qué son especiales?

Estas especies son los únicos árboles que crecen en el desierto, generando hábitat para especies como aves, mamíferos y polinizadores. Las personas que viven en el desierto también se resguardan en ellos por sombra, las usan como forraje, alimento y leña.

Una de las especies más únicas es la Queñoa, que es el árbol que crece a mayor altura del mundo. “Crece en Chile hasta los 4.200 metros sobre el nivel del mar, pero en Bolivia llega a crecer incluso a 5.000 metros. Por lo mismo está adaptada a crecer con temperaturas muy bajas y suelos muy pobres”; explica Francisca Díaz, Investigadora del Instituto Geografía PUCV, del IEB y directora alterna Núcleo milenio AFOREST.

El Tamarugo, el Algarrobo y el Chañar son de la familia de las fabáceas, que tienen la particularidad de asociarse con bacterias fijadoras del nitrógeno, lo que les permite adquirir este nutriente escaso en suelos áridos.

Según explica la especialista, también tienen sistemas de raíces profundas que permiten obtener agua desde acuíferos subterráneos. Los Tamarugos, tienen sistemas mixtos de raíces por lo que también pueden absorber humedad superficial de las lluvias ocasionales o el rocío.

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