Académicos y vecinos de Santa Olga restauraron el bosque nativo incendiado en 2017

Por: María del Mar Parra | Publicado: 05.11.2023
Académicos y vecinos de Santa Olga restauraron el bosque nativo incendiado en 2017 Reforestación en Santa Olga. / Foto: Universidad de Chile
Más de 38 mil árboles nativos crecen en la estación experimental Pantanillos de la Universidad de Chile en Santa Olga, luego de que los mega incendios del 2017 devastaran el lugar. Esto luego de plantaciones voluntarias y un trabajo coordinado para evitar que especies exóticas colonizaran la zona.

Más de 300 hectáreas de bosque nativo y plantaciones forestales, que conformaban la estación experimental Pantanillos de la Universidad de Chile en Santa Olga, en la región del Maule, fueron quemadas durante los mega incendios forestales del 2017.

El desolador paisaje de aquel momento contrasta con la extensión de vegetación verde y diversa que se puede apreciar hoy en día en el mismo lugar, gracias a un esfuerzo conjunto de académicos, una fundación y vecinas y vecinos de Santa Olga, que trabajaron durante casi dos años para reforestar el lugar.

La iniciativa surgió a través de un Fondo de Protección Ambiental (FPA) del Ministerio de Medio Ambiente, adjudicado a la fundación Reforestemos y la Universidad de Chile, que logró plantar más de 38 mil árboles nativos con jornadas de voluntariado y educación ambiental para juntas de vecinos y escuelas de los alrededores.

Uno de los objetivos del proyecto era contrarrestar el grave efecto contaminante que tienen los incendios forestales, que liberan todo el carbono capturado del suelo y árboles a la atmósfera, contribuyendo al cambio climático.

“Establecemos vegetación para poder capturar carbono del ambiente y atenuar en cierta medida los efectos de estos incendios y el daño hicieron al medio ambiente”, explica el académico de la Facultad de Ciencias Forestales de la U de Chile, Roberto Garfias.

Intervención humana necesaria

La naturaleza tiene una asombrosa capacidad para regenerarse, pero esta tiene sus límites. “Producto de la acción humana, los incendios en Chile han sido cada vez más recurrentes y cada vez más grandes en tamaño, en intensidad, en cantidad de calor que generan y cantidad de energía, lo que hace que peligre la continuidad de los bosques y no se puedan recuperar”, explica Álvaro Promis, académico de la U de Chile que también participó del proyecto.

Explica que cuando un bosque se quema y luego se vuelve a quemar en pocos años, pierde su legado biológico y por ende la capacidad de responder. “Un árbol nativo como los de la zona del Maule no va a producir semillas hasta en 20 o 30 años más, entonces si se quema algo y se vuelve a quemar en 10 años, no alcanza a producir semillas”, ejemplifica.

Otra amenaza para recuperación del bosque nativo tras incendios, es la presencia de plantaciones forestales de especies exóticas como pino y eucalipto, que se logran regenerar mucho más fácil que las especies nativas luego de incendios, invadiendo los espacios que quedaban para recolonizar con bosque nativo.

Así, el trabajo de reforestación realizado en la zona no solo restauró el bosque nativo existente sino que convirtió algunas zonas que antes eran plantaciones forestales, en más bosque nativo.

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