Explicando el falso ecologismo: El caso del Festival Corona Sunset en Zapallar

Por: Álvaro Zavaleta Sahr | Publicado: 20.03.2024
Explicando el falso ecologismo: El caso del Festival Corona Sunset en Zapallar Festival Corona Sunset en Viña del Mar / AGENCIAUNO
Obviamente todo genera cierto residuo, es casi imposible ser 100% sustentable, pero debemos de empezar a diferenciar entre aquello que afirma promover el cuidado del medioambiente y aquello que efectivamente lo cuida. Y en este caso, a pesar de no generar tantos residuos, el impacto ambiental que tendría el concierto sobre el humedal era evidente, y claramente constituye una medida que no aportaba al ecosistema.

Hace poco surgió una polémica en torno al Festival Corona Sunset en Zapallar, evento apoyado por Manuel Correa, socio gestor del Parque Laguna de Zapallar, quien había indicado a la Delegación Presidencial de la zona que también contaba con el apoyo del municipio ya mencionado, lo que ha sido desmentido por las autoridades locales a El Desconcierto (ver *Nota de la redacción), y todo de cara a un encuentro musical que, si bien se destacaba por promocionar características ecológicas, terminó siendo criticado por vecinos y diversos expertos por su impacto ambiental.

Independiente del hecho en sí mismo (el cual efectivamente terminó siendo cancelado), este nos muestra una problemática importante relacionada a temáticas medioambientales, la presencia de un ecologismo falso o al menos superficial, el cual no ataca el problema de fondo y muchas veces resulta más un greenwashing; un lavado de imagen.

Es importante mencionar que en la actualidad resulta difícil calificar qué es ecológico y qué no lo es. Esto muchas veces se ve marcado por un discurso engañoso, donde se menciona la importancia del medioambiente, incluso hechos positivos asociados a la medida o proyecto, pero al mismo tiempo ocultan hechos negativos claves que afectan al medioambiente.

Analicemos nuestro caso:

Este evento se realiza en diversos países del mundo (dentro de ellos Chile), justamente promoviéndose como una instancia ecológica, contando con actividades de “conexión con la naturaleza.

En el discurso esto se recalca, afirmándose que este es “el único evento en el país que cuenta con la Certificación Internacional Blue por su gestión de residuos y el no uso de plásticos de un solo uso”.

Esto nos lleva a pensar que justamente es un evento que no contamina, incluso, que aporta a cuidar el medioambiente. Sin embargo, como en todas estas medidas/eventos, la verdad no es tan sencilla, y menos ecológica.

Para empezar, el evento se realiza cercano a un humedal, los cuales, como los pantanos, lagos y estuarios, son ecosistemas vitales que albergan una biodiversidad única y brindan servicios ecológicos indispensables. Constituyen hábitats críticos para una variedad de especies de plantas y animales, actúan como filtros naturales para el agua, ayudan a prevenir inundaciones y almacenan carbono, contribuyendo incluso a mitigar el cambio climático.

Estas áreas sensibles pueden ser perturbadas por el ruido fuerte y constante provocado por el concierto, causando estrés y alteraciones en la vida silvestre del sector. Este peligro fue hecho notar por los vecinos del sector y expertos en el tema, quienes aseguran que “el evento amenaza con poner en peligro el patrimonio ambiental de su comuna”. Destacando que hay más de 100 especies diferentes presentes en el humedal, algo que claramente no se tuvo en cuenta al gestionar el evento.

Las autoridades presentaron sus excusas, Correa afirma que este no presentaría problemas medioambientales, ya que el evento está a 300 metros del humedal, cumpliendo con lo requerido por la ley. Esto solamente refuerza la idea de que no pensaron realmente la importancia de aplicar una coherencia ecológica más profunda, sino que buscaron aquello sustentable en lo superficial, sin reflexionar sobre los daños que un concierto pudiera conllevar al humedal.

Ya cuando vamos más allá del caso podemos ver cómo actualmente existen diversos casos en los que se afirma la sustentabilidad de un proyecto, sin saber realmente si este cumple con estándares ecológicos reales.

Uno de los ejemplos más comunes de esta práctica es el uso excesivo de etiquetas «verdes» o «eco-friendly» en productos que en realidad tienen un impacto ambiental negativo. Muchas empresas aprovechan la creciente demanda de productos sustentables para comercializar artículos que, en última instancia, siguen contribuyendo a la degradación del medioambiente. Por ejemplo, un producto empaquetado en plástico biodegradable puede parecer una opción más amigable con el medioambiente, pero si su producción y transporte generan una huella de carbono significativa, ¿realmente es sustentable?

Obviamente todo genera cierto residuo, es casi imposible ser 100% sustentable, pero debemos de empezar a diferenciar entre aquello que afirma promover el cuidado del medioambiente y aquello que efectivamente lo cuida. Y en este caso, a pesar de no generar tantos residuos, el impacto ambiental que tendría el concierto sobre el humedal era evidente, y claramente constituye una medida que no aportaba al ecosistema.

Debemos exigir mayores estándares también, y es responsabilidad de los gobiernos y reguladores establecer estrictos estándares para evitar estos casos y garantizar un menor impacto ambiental. Se necesitan políticas y medidas efectivas que promuevan la verdadera sustentabilidad y que recompensen a aquellos que actúan de manera responsable con el medioambiente.

No nos dejemos engañar por lo eco-friendly. Apoyemos proyectos y medidas que realmente no impacten negativamente al medioambiente.

*Nota de la redacción

Desde el municipio de Zapallar afirman que se opusieron al evento en pos de la protección del Humedal, situación que quedó de manifiesto en diversas publicaciones de prensa. Además desmienten los dichos de Manuel Correa, quien aseguró en reunión con la Delegación Presidencial de la zona que contaba con apoyo de dicho municipio para realizar el festival, apoyo que nunca se habría entregado en definitiva.

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