Crónicas del Salmón II: Triunfo de una comunidad sobre la industria

Por: El Desconcierto | Publicado: 27.12.2021
Crónicas del Salmón II: Triunfo de una comunidad sobre la industria Kayakistas de Argentina y Chile, unidos, exigen prohibición de salmonicultura en Canal Beagle / Lionel Machado
Hay quienes ven a nuestro confín del mundo como un lugar único, lleno de vida y donde exploradores como Darwin y Humboldt bautizaron montañas y bahías. Un lugar donde la naturaleza aún existe en su estado más prístino. Un lugar que merece preservarse salvaje como es. Sin embargo, también hay quienes lo ven como el lugar perfecto para desarrollar una de las industrias más dañinas para el medioambiente y las comunidades. Una cuyo impacto a menudo pasa desapercibido: la industria del salmón.

“Era una imagen inédita: Los quince legisladores que conforman el poder legislativo de la provincia de Tierra del Fuego se habían retirado del recinto en plena sesión, dejando sus escaños vacíos. Una vez afuera, y con el canal Beagle de fondo, se ubicaron codo a codo, sosteniendo una misma bandera que decía: “No a la salmonicultura en el Canal Beagle”. Esta imagen luego se transformó en la foto que dio la vuelta al mundo”.

Así comienza el segundo relato de Martina Sasso, Coordinadora del Programa Sin Azul no hay Verde, creativa publicitaria, directora audiovisual y conservacionista, y que acaba de publicar en el sitio de Patagonia.com, denominado “Crónicas del Salmón II”. En 2017, Martina comenzó a trabajar con Rewilding Argentina, y cofundó el programa de conservación marina, liderando la creación de las primeras áreas marinas protegidas en Argentina y, más recientemente, impulsando la prohibición de la salmonicultura en Tierra del Fuego.

Cuenta que, ese día, “la legislatura había aprobado de manera unánime la ley que prohíbe el cultivo intensivo de salmones en las aguas de Tierra del Fuego, sin lugar a dudas, un hecho sin precedentes en el mundo”. Martina aclara que en Tierra del Fuego es posible instalar granjas intensivas de cultivo, y -prohibiendo esta actividad en las aguas de la provincia- se creó una limitación tácita a la salmonicultura intensiva en nuestro país, un giro que la industria no se esperaba.

Luego transcurrieron semanas de tensión. “En Tierra del Fuego, el gobernador tiene la facultad de vetar la ley o alguno de sus artículos antes de que sea publicada en el boletín oficial. Teníamos que atravesar esas dos semanas sabiendo que esto iba a generar presiones de todo tipo y así fue. Lo más sorprendente fue que la presión más grande provino de otras industrias ya establecidas. Simplemente esto generaba un antecedente indeseable: La limitación a una industria por sus impactos en la economía local y el ambiente”.

PODER COLECTIVO

Sin embargo, gracias al poder colectivo del activismo, sostuvieron la atención mundial sobre este tema. “Necesitábamos que el sentimiento de orgullo por haber tomado una iniciativa de este tipo superara la necesidad de satisfacer viejas escuelas de pensamiento, lideradas por personajes que sostienen el mismo modelo capitalista que llevó a la Argentina a tener a la mitad de su población sumida en la pobreza. El 30 de junio se promulgó la ley sin una sola modificación”, explica Martina.

Y agrega que “luego de estos cuatro años haciendo activismo, puedo decir que esta fue una batalla ideológica, económica, social y ambiental. Tampoco los héroes y heroínas son activistas o ambientalistas únicamente, sino también aquellos actores políticos que supieron llevar esta bandera y son cada chileno que nos apoyó desde el principio”.

En ese sentido, y en vista del actual momento que vive Chile con la elección de un nuevo Presidente de la República, Macarena Sánchez, Directora de Marketing & Enviro de Patagonia, comenta que “necesitamos la voluntad, el coraje y el esfuerzo colectivo para poner en marcha las soluciones a esta crisis medioambiental. Debemos apretar todos los botones -negocios, gobiernos e individuos- para crear los cambios sistémicos necesarios ante la amenaza de la crisis climática”.

En efecto, Martina afirma que, le tocó los corazones de muchos argentinos y chilenos a la hora de proteger el canal Beagle, “fue un evento único, donde kayakistas de ambos países se reunieron en la línea que divide ambas naciones, en las aguas del canal, para apoyar al proyecto de Ley que buscaba prohibir la industria. Dos pueblos divididos por antiguas rivalidades se unían en pos de un mismo objetivo, una imagen que sensibilizó a los tomadores de decisión.

“Creemos que cuando se trata de la naturaleza no nos dividen las fronteras, es nuestro llamado como especie a unirnos y proteger nuestro entorno, cuidar la salud y honrar a nuestro ecosistema. Por eso vamos a seguir alzando la voz, porque unidos, sin perder el trabajo y la constancia individual, podemos frenar esta industria estemos donde estemos y hacerle, de una vez por todas, un poco de bien a este mundo lastimado”, finaliza Martina.

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