Guatemala perdió en los últimos 20 años casi una cuarta parte de sus bosques

Por: El Desconcierto / Agencia EFE | Publicado: 04.02.2021
Guatemala perdió en los últimos 20 años casi una cuarta parte de sus bosques Captura de video /
Para diversos analistas, biólogos y conservacionistas, el factor que determina la pérdida de bosque con frenesí es la ingobernabilidad, en un país marcado por altos índices de impunidad. Guatemala es, de acuerdo organismos internacionales, una de las 35 naciones más corruptas del mundo.

Guatemala, el llamado «país de la eterna primavera», perdió en los últimos 20 años un 22,3 % de sus bosques y pasó de ser una nación forestal a un país deforestado según expertos, quienes advierten además sobre los riesgos para el futuro.

El drama de la deforestación de Guatemala es aún peor si se va unos años atrás. En 1986, año en el que el país centroamericano recuperó su democracia, su cobertura forestal era del 55 %, es decir casi más de la mitad del territorio estaba cubierto de bosque.

Hoy, 35 años después, la cobertura forestal es del 33 %, por lo que Guatemala ha perdido casi la mitad de sus áreas verdes en dicho período de tiempo.

El presente siglo empezó con 4,5 millones de hectáreas de flora en el país, pero a la fecha al país solo le quedan alrededor de 3,5 millones, eliminando un 22,3 % de bosques en dos décadas, de acuerdo al Sistema de Información Forestal (SIF) guatemalteco.

Los siguientes 20 años serán cruciales para los bosques guatemaltecos. Si bien el mundo en general vive un proceso de degradación ambiental producto del cambio climático, las decisiones políticas también han orillado al país a una agonía forestal en la que aún cabe una tenue esperanza de rescate.

Las causas de la deforestación

Para diversos analistas, biólogos y conservacionistas, el factor que determina la pérdida de bosque con frenesí es la ingobernabilidad, en un país marcado por altos índices de impunidad. Guatemala es, de acuerdo organismos internacionales, una de las 35 naciones más corruptas del mundo.

En opinión del director general de la Fundación para el Ecodesarrollo y la Conservación (Fundaeco), Marco Vinicio Cerezo Blandón, hijo del expresidente Vinicio Cerezo (1986-1991), la historia de la deforestación en Guatemala «es la historia del poder y de la impunidad en el país».

A finales del siglo 19, señala Cerezo Blandón en una entrevista con Efe, los «algodoneros tenían el poder y deforestaron en la costa sur», pero después fueron los productores de caña los protagonistas de acabar con áreas verdes.

«Luego los bananeros tuvieron poder y deforestaron la zona del Caribe y el valle del Motagua (este) y estos dieron paso a los ganaderos, que en los años de 1970 deforestaron en la Franja Transversal del Norte y el departamento de Petén (norte)», recalca.

Ahora, apunta Cerezo Blandón, es la «era del narcotráfico» que «avanzó a la narco-ganadería en los grandes frentes de deforestación de los departamentos de Petén y de Izabal (noreste)», relata.

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El director del Instituto de Investigación y Proyección sobre Ambiente Natural y Sociedad (IARNA) de la universidad jesuita Rafael Landívar de Guatemala, Raúl Maas, coincide en declaraciones a Efe que «con los problemas políticos que tenemos (en Guatemala) no se puede esperar tener bosques en niveles óptimos».

La degradación es, agrega el ingeniero agrónomo, un «reflejo de la impunidad, incapacidad de las instituciones y de la lógica del modelo de desarrollo, basado en la sustitución de ecosistemas naturales por otro uso de la tierra, porque (Guatemala) es un modelo eminentemente extractivista».

¿Un modelo caducado?

El biólogo Francisco Castañeda Moya considera que la deforestación se debe, esencialmente, al «modelo económico instaurado en Guatemala«, que «necesita de materia prima, procesar recursos y desecharlos a un crecimiento exponencial».

Castañeda advierte a Efe que este modelo «depende directamente de la extracción de recursos, como los monocultivos de palma de aceite o la caña de azúcar, o de la actividad ganadera que amenaza a las áreas protegidas y en alguna medida están asociados al narcotráfico».

La pobreza extrema derivada del «sistema estructural», soslaya Castañeda, también influye en la deforestación, «a una escala distinta», pues la población «vive como último medio de los recursos naturales, principalmente con fuentes de energía como la leña, provocando procesos de degradación o raleo de bosques».

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